El pasado miércoles el Parlamento vasco fue testigo de cómo el PSE se quedaba solo en la defensa del cambio de postura que ha realizado el Gobierno central en torno al Sáhara Occidental. Un viraje no visto hasta ahora, que ha tensado las relaciones con Argelia -y su suministro de gas- sin que haya quedado del todo claro qué compromisos ha asumido Marruecos a cambio de que España acepte la propuesta de autonomía dentro de Marruecos como la "base más seria, realista y creíble" para resolver el conflicto en el Sahara. La soledad del PSE, buscada por el resto de partidos a la vista de todos en el Pleno del Parlamento vasco, contrasta sobremanera con las otras 15 ocasiones en las que los socialistas sí han defendido la autodeterminación del pueblo saharaui cuando no han reconocido directamente a la República Árabe Saharaui Democrática o han hablado sin tapujos de "ocupación marroquí".
Las primeras proposiciones parlamentarias
El recorrido del Sáhara Occidental en el Parlamento vasco comenzó con desacuerdo. La primera vez que la situación de la antigua colonia española llegó a la cámara vasca fue en 1986. Entonces el PNV presentó una proposición no de ley (PNL) para pedir que se ejecutase el primer plan de paz que había diseñado James Baker en la antigua colonia. En aquella moción, todavía con el PSE y Euskadiko Ezkerra concurriendo como formaciones separadas, EE sí votó a favor de esa resolución mientras que los socialistas votaron en contra. Jesús Eguiguren defendió entonces que para ese tipo de cuestiones, donde Euskadi no tenía competencia alguna, tenía más sentido acudir al Congreso de los Diputados, donde el PNV sí tenía representación. En el lado contrario se situó el histórico Xabier Markiegi, que antes de convertirse en el segundo Ararteko de la historia de Euskadi se posicionó a favor de esta PNL no sin antes reprocharle al PNV que los jeltzales solo votaban en favor de sus propias mociones.
No se volvería a saber nada de la antigua colonia hasta 1988, donde entonces fueron Eusko Alkartasuna y Euskadiko Ezkerra quienes presentaron otra PNL que fue rechazada pero sustituida por una enmienda a la totalidad que fue aprobada por unanimidad en el Parlamento. Durante el debate de aquella proposición, la actuación marroquí ya empezó a tener presencia: Euskadiko Ezkerra criticó el "incumplimiento de las resoluciones de Naciones Naciones" por el que se había caracterizado la política marroquí mientras el PNV y EA hicieron hincapié en la venta de armas a Marruecos por parte de España y la preocupación de que parte de esas armas acabasen siendo usadas en territorio saharaui, algo que también dejó caer durante el debate EE. El PSE, que sí se sumó a este segundo texto -el primero que unió a todos los parlamentarios vascos en torno a la situación del Sáhara- recordó entonces a los niños del Frente Polisario que ya en aquella época pasaban el verano en Vitoria y San Sebastián con familias de acogida. Un año después, en 1989, el Parlamento vasco acogió a representantes de una asociación de familiares de desaparecidos saharauis en una comisión parlamentaria.
En 1991, PNV y PSE volvieron a llevar el asunto a la Cámara de Vitoria. En aquel momento, para mostrar su apoyo al plan de pacificación de la zona elaborado por James Baker, entonces enviado personal del secretario general de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental. La actuación de la ONU había conseguido un alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario que contemplaba la celebración de un referéndum organizado por Naciones Unidas en 1992. En el pleno del Parlamento vasco, el PNV achacó las actividades y "acciones de bloqueo" que emprendía Marruecos de la mano de Idoia Zenarrutzabeitia -quien luego sería hasta vicelehendakari de Ibarretxe y actualmente está en el consejo de CAF- mientras que el entonces socialista Nicolás Redondo defendió entonces la importancia de desarrollar actuaciones que impulsasen el plan de Baker. Jeltzales y socialistas aceptaron una enmienda del PP -Carmelo Barrio ya andaba entonces por la Cámara vasca a esa PNL en la que se añadía la exigencia de que se mandasen observadores internacionales para el referéndum y se facilitase su acceso. El PSE sumaba su segundo apoyo a la soberanía saharaui y contra las actuaciones de Marruecos en el mismo pleno en el que, curiosamente, también se debatió otra PNL presentada por Euskadiko Ezkerra para saludar la independencia de Ucrania que salió adelante y de la que se mandó copia al entonces presidente de la república de Kiev, Leonid Kravchuk.
De las PNL a las declaraciones institucionales
Un año después, en 1992, fue precisamente EE quien presentó una propuesta no de ley junto a Eusko Alkartasuna criticando el incumplimiento de los compromisos adquiridos con la ONU por parte de Marruecos e instando a una defensa firme a nivel europeo para hacer cumplir la hoja de ruta pactada con el alto el fuego entre el Polisario y el Gobierno marroquí. Finalmente ambas formaciones retiraron una PNL que dio paso a un periodo mucho más marcado por las declaraciones institucionales, todas ellas, por tanto, respaldadas por el PSE. La primera de ellas en torno al Sáhara Occidental salió adelante en abril de 1994. Un texto en el que el Parlamento vasco reiteraba su solidaridad al pueblo saharaui al tiempo que era muy explícito en sus críticas a las prácticas del Gobierno marroquí. Esta es la primera ocasión en la que los partidos se unen para hablar de "continuas muestras de violación de los derechos humanos por parte marroquí". El texto, ratificado por el PSE hablaba sin tapujos del Sáhara Occidental como un territorio "ocupado ilegalmente por el Reino marroquí". A Rabat se le acusaba, además, de obstaculizar y "amenazar seriamente la continuidad del plan de paz".
En 1994, mientras los debates en torno al censo electoral habían roto los avances realizados tras el alto el fuego en la antigua colonia española, el Parlamento vuelve a emitir otra declaración institucional en la que se señala "preocupación por el bloqueo" del plan de paz, del que se vuelve a responsabilizar a Marruecos y su "intransigencia". Como solución para desatascar el conflicto, el PSE y el resto de partidos con representación parlamentaria proponían la celebración de una Conferencia Internacional de Paz que debía ser organizada por el Gobierno central y contar con representación española.
Algo similar a eso es lo que se consigue en los Acuerdos de Houston firmados en 1997. Algo que celebró el Parlamento vasco en su conjunto -socialistas incluidos- con una declaración institucional en la que se muestra satisfacción por esos nuevos avances, pero se le pide a la ONU una Administración fuerte para garantizar que los acuerdos se cumplan. La Cámara de Vitoria también insta en este caso a que el Gobierno vasco incremente sus ayudas a los refugiados saharauis, se pide a las ONG vascas más implicación en el Sáhara Occidental y se anima a que se extiendan las declaraciones institucionales por los ayuntamientos y las tres juntas generales de Euskadi. Esta declaración se hizo llegar al secretario general de la ONU, al secretario general de lo que entonces era la actual Unión Africana (la OUA), el presidente de la Unión Europea, a José Luis Aznar y al Rey Juan Carlos I, entre otros.
Por último antes del cambio de siglo y de milenio, en 1999 se emitió otra declaración más en la que el Parlamento veía cómo todo se volvía a enquistar y el conflicto no avanzaba pese a la promesa existente de que por fin habría un referéndum en el año 2000. Marruecos volvía a practicar detenciones ilegales, a incumplir los derechos humanos, lo que llevó a los parlamentarios vascos a exigir de nuevo un posicionamiento claro de la Unión Europea y sus distintos Estados miembros a favor del referéndum.
Vuelven las comparecencias parlamentarias
Con el cambio de siglo, el órgano legislativo fue testigo de una escalada bélica y de la ruptura del alto el fuego tras una década de incumplimientos de plazos con el referéndum. Algo que motivó la protesta desde Euskadi "ante el incumplimiento sistemático de los acuerdos de paz por parte marroquí". La Cámara autonómica solo reconocía en el país vecino "un tímido proceso de democratización" que, en cualquier caso, no había cambiado la presión del Reino alauita sobre el Sáhara y sus "provocaciones" al juicio de los parlamentarios vascos. En 2004 una PNL, la primera en doce años, vuelve a debatirse en el Parlamento vasco a propuesta del PP, que justificaba la presentación de ese debate ante la aparente aceptación "de buen grado y de buena medida" de las tesis marroquíes sobre el Sáhara por parte del presidente Zapatero, algo que creía el PP que ponía en riesgo el nuevo plan Baker II que acaba de lanzar la ONU para descongelar el conflicto saharaui.
La proposición popular no salió adelante pero sí una transaccional pactada entre PNV, PSE, Ezker Batua, PP y EHAK, quedándose Aralar fuera de este acuerdo y que ponía todo el acento en el nuevo plan Baker II solicitando su impulso. Algo similar ocurría un año después en 2005, pero con un texto mucho más duro, que hablaba de "brutal represión marroquí" que se pedía frenar con una intervención de la comunidad internacional en el Sáhara Occidental, así como se pedía el cese y la intervención de la comunidad internacional.
En 2009 la nueva hornada política, con el PSE en el Gobierno vasco de la mano del PP, señaló de nuevo el "entorpecimiento deliberado" por parte de Marruecos a los planes Baker y fue contundente en la condena de las vulneraciones de derechos humanos que estaba realizando el régimen alauita. La solución al conflicto en el viejo dominio español pasaba, según los diputados vascos de la IX Legislatura, por un referéndum que incluyese la opción de la independencia. Ante la cercana presidencia de la Unión Europea que España iba a ostentar en 2020, la Cámara autonómica apostaba por redoblar los esfuerzos y a provechar la presidencia para situar el Sáhara como prioridad. Ese mismo, un Gorka Maneiro desconocido hasta pocos meses antes, llevó al Parlamento una iniciativa de UPyD sobre la apertura de un Instituto Cervantes en el Sáhara. La PNL salió adelante gracias a unas enmiendas transaccionales.
La legislatura de Patxi López solo tuvo dos paradas saharauis más. La primera, la comparecencia en comisión parlamentaria de Aminetu Haidar, la activista prosaharaui que acaparó la atención de los medios en 2009 cuando estuvo 32 días en huelga de hambre después de que Marruecos la deportara a Lanzarote tras aterrizar en El Aaiún procedente de Nueva York. En 2012, además, el Parlamento dio continuidad a esos casos personales con una nueva declaración institucional centrada en el caso concreto de Said Dambar, muerto de un disparo durante las protestas saharauis y al que nunca se le hizo una autopsia independiente.
El "legítimo gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática"
Sin embargo, 2013 fue de largo el año donde los escritos que rubrica el mismo PSE que ahora cree que la solución más viable es la autonomía que postula Marruecos para el Sáhara Occidental son más claros en la cercanía al Polisario y la apuesta por la independencia saharaui. Ese año el Parlamento vasco emitió dos declaraciones institucionales muy firmes con la problemática de la antigua colonia española y lo que estaba haciendo Marruecos.
En un primer texto aprobado en febrero, la Cámara de Vitoria carga todas la tintas contra el régimen marroquí, al que se le pide que cese en su persecución a activistas y sobre el que se dice que tiene encarcelados a presos políticos saharauis. Junto a ello se defiende abiertamente el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y se manifiesta el reconocimiento "al legítimo gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática", así como "el apoyo a los miembros del Frente Polisario y, en especial, a sus representantes en la CAV".
Un segundo texto, aprobado en octubre, recoge la impresión que causó en el Parlamento unos informes presentados a los parlamentarios sobre violaciones de derechos humanos en el Sáhara por parte de Marruecos. Los estudios, avalados por Aranzadi y la UPV, documentan la presencia de dos fosas con ocho asesinados por Marruecos en 1976, en el mismo año en el que España abandonó la que hasta entonces era la provincia 51. Algo que remueve entre unos parlamentarios que deciden meter prisa la ONU y pedirle que agilice el paso para conseguir una solución "justa y duradera". El legislativo vasco -y el PSE, por ende- exige, además, a Marruecos el "escrupuloso respecto de los derechos humanos en los territorios ocupados".
A esas dos declaraciones institucionales se le sumaría una más en 2015, de un perfil más bajo. Desde entonces hasta hoy solo pasarían por la Cámara dos preguntas de José Ramón Becerra, de Equo, a colación de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que estableció que los acuerdos comerciales entre Marruecos y Bruselas -fundamentalmente pesqueros- no afectaban al Sáhara Occidental, lo que era reconocerle una soberanía al otorgarle unas aguas territoriales.
En 2017, además, se emiten dos declaraciones institucionales al respecto: una en la que se pide a las empresas, precisamente siguiendo la sentencia del TJUE, que no desarrollen actividades "que puedan favorecer a la perpetuación de la ocupación marroquí del Sáhara Occidental y la explotación de sus recursos naturales" y otra desde la Comisión de Derechos Humanos. Adicionalmente en ese mismo 2017 pasan por la Comisión de Acción Exterior, a petición de EH Bildu, dos activistas expulsadas del Sáhara por Marruecos: Andrea Sáez de Eguílaz y Aintzine Biain -esta segunda militante del partido en Zumarraga-, que cuentan su experiencia.
Desde ese 2017-18, no se preguntó nada sobre el Sáhara hasta que Carmelo Barrio le interpeló al lehendakari al comienzo de abril y donde el lehendakari dejó el asunto en manos del partido. Después llegó un pleno en el PSE se quedó solo en una postura que hasta en 15 ocasiones había repudiado en la Cámara vasca.