Las últimas noticias de la política vasca evidencian dos hechos tan incuestionables como relacionados: Bildu se consolida al obtener cada vez más réditos como socio del Gobierno central y los partidos que conforman la coalición soberanista se difuminan, como demuestra la situación esperpéntica que se vive en una formación histórica como Eusko Alkartasuna (EA).
La crisis de EA no es nueva, porque de hecho dura ya cinco años, desde 2017. Pero lo acontecido este fin de semana en Bilbao, otra vez con una suerte de congresos paralelos, ahonda todavía más, si cabe, en los problemas del partido que en su día fundó como escisión del PNV el lehendakari Carlos Garaikoetxea, por cierto ahora alineado con los críticos.
El embrollo de EA como síntoma
Básicamente en EA hay dos bandos que pelean por el poder, sí, pero en su discusión también es relevante el papel del partido dentro de Bildu. Porque es de sobra conocido que la actual dirección vive perfectamente alineada con las tesis y la forma de funcionar que imponen Arnaldo Otegi y los suyos mientras que el sector crítico considera que el papel de EA debiera ser distinto, con más protagonismo y con voz propia en algunas cuestiones relevantes.
Es innegable que los dirigentes de Bildu y de su matriz, Sortu, están respetando las cuitas internas de EA, porque es casi imposible encontrar declaraciones públicas al respecto. Optan por el silencio. Claro que también es cierto que saben que este deterioro de la imagen de uno de sus fundadores incluso les beneficia, porque este embrollo contribuye a reforzar la marca Bildu.
Desde que la coalición soberanista se fundó, allá por 2011, su crecimiento es inversamente proporcional a la caída los partidos que la conforman. Por ello lo que ocurre con EA ahora no supone una novedad para Bildu. Aralar, escisión de Batasuna que optó por condenar la violencia en tiempos del terrorismo de ETA, ya desapareció, precisamente después de volver a aliarse con sus antiguos socios. Alternatiba, la más débil de las fundadoras, apenas tiene espacio en el debate público.
Solo Sortu tiene poder
Así las cosas, es evidente que solo Sortu, el partido de la izquierda abertzale tradicional, claro heredero de Batasuna y sus marcas, es el único partido dentro de Bildu con músculo político propio. Y con poder interno, claro. De hecho, la mayoría de la ejecutiva de la coalición está controlada por el partido que preside Arkaitz Rodríguez. Precisamente esa obvia primacía de Sortu dentro de Bildu no gusta al sector crítico de EA. Pero aunque este grupo lograse encaramarse al poder, una ruptura con la coalición se antoja impensable.
Hay Bildu para rato. De EA tal vez no pueda decirse lo mismo.