En enero de 2023 Vizcaya dio un paso fundamental en su apuesta por erigirse como uno de los grandes centros de la industria audiovisual en España, y tras aprobar una serie de incentivos fiscales dirigidos a este sector cultural y empresarial, se convirtió en el territorio de todo el país que mayor financiación da a los proyectos cinematográficos y de esta tipología que se desarrollen en este territorio histórico de Euskadi.
Con unos incentivos que llegan a cubrir el 60% de la producción, el 70% en el caso de las realizadas en euskera, Vizcaya adelanta a Navarra y las Islas Canarias como el lugar de España donde más se impulsa y apoya la legada y realización de nuevos proyectos audiovisuales, no solo nacidos en el territorio, sino también llegados desde diferentes partes del mundo y atraídos por las ayudas lanzadas desde la Diputación Foral.
Financiar más de la mitad del gasto de una producción audiovisual puede parecer un gasto demasiado grande, pero realmente es una inversión en un sector que mueve grandes cantidades de dinero, e implica a un tejido empresarial muy amplio, muy diverso, y de mucha calidad. Así, como explica Xabier Ochandiano, concejal del Área de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo del Ayuntamiento de Bilbao, este es un sector con mucho "potencial de crecimiento", y que llevaban más de 9 años tratando de impulsar.
Una herramienta indispensable
Sacar adelante un proyecto audiovisual de calidad es especialmente costoso. Se necesita contratar grandes masas de personal cualificado y que pueda trabajar en buenas condiciones durante periodos bastante largos de tiempo; acceder a material de grabación como cámaras, micrófonos y herramientas de iluminación, de los que no siempre dispone la productora; y contar con una amplia infraestructura general para transportar el material y al personal de una localización a otra durante el periodo de producción y grabación.
Por eso, como explica la presidenta de Ibaia, la Asociación de Productoras Audiovisuales Independientes de Euskadi, Marian Fernández Pascal, y fundadora también de Txintxua Films en 2008, los incentivos se han convertido “en una herramienta de financiación fundamental”, y desde hace años “casi el 100% de los proyectos” se apoyan en ellos. Unas herramientas “que dependen de cada territorio y de las características de la obra a producir”. De hecho, no todas las obras pueden acceder al mismo porcentaje.
En concreto, según Fernández, “las obras que se consideran difíciles están más apoyadas”, producciones como las desarrolladas en una lengua cooficial -en este caso el euskera-; las dirigidas y lideradas por mujeres, para impulsar su papel en el sector cinematográfico; y aquellas que cumplan otros parámetros en referencia al género de la producción. Por ejemplo, las obras documentales o de animación reciben mejores incentivos que las de ficción. Aunque realmente son Europa y la actual ley del Cine quienes regulan lo que se considera como obra difícil o no.
Privilegios forales y competencia territorial
Hasta este enero, antes de que se implantaran en Vizcaya, Navarra era el territorio de la Península Ibérica que mejores incentivos fiscales daba a la industria audiovisual, en concreto llegaba a cubrir el 35% de la deducción general, en incluso el 40% del primer millón en algunos casos especiales como las producciones en Euskera, hechas por directoras, o las obras documentales o de animación. Unos apoyos económicos muy por encima de la media nacional -30% del primer millón de euros y un 25% del resto-, y solo por detrás de las Islas Canarias que llegaban a cubrir entre el 40 y el 45%.
Y justamente, no es casualidad que fuera la comunidad vecina la que hasta ahora era líder en este tipo de medidas. Es justamente su condición como territorio foral, que también tienen Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, lo que les permite salirse de la norma española e implementar unos incentivos muy por encima de la media del estado que ayuden a desarrollar más el sector audiovisual en Euskadi y atraer nuevas inversiones extranjeras.
Todo esto, puede generar, y genera, cierto ambiente competitivo con el resto de Comunidades Autónomas que ven como la mayoría de proyectos del sector audiovisual se trasladan y empiezan a desarrollarse en el sitio que mejores condiciones y ayudas ofrece. Una situación que puede contagiarse también a los tres territorios históricos de Euskadi, cada uno con diputaciones forales y haciendas propias, que apuestan por el mejor desarrollo de su propio territorio.
En este sentido, Carlos Juarez, Productor de Basque Films, apunta que “el incentivo anima a que la gente vaya a un territorio o a otro”, y que evidentemente, Álava y Guipúzcoa están tratando de ponerse a la par que Vizcaya, para dar de manera conjunta una oferta similar y “unificar los tres territorios en este aspecto”. Sin embargo, insiste en que las diputaciones “son instituciones diferenciadas” y “algo de competencia tiene que haber”.
Una idea similar a la que tienen Fernández y Ochandiando quienes también abogan por que en el futuro todo Euskadi avance en una línea similar y que el sector audiovisual se refuerce en toda la Comunidad Autónoma Vasca.
Financiación progresiva
La premisa principal de estos incentivos es que cuanto más gasto se genere en el territorio, más porcentaje reciben de retorno las productoras. Y eso, según Juárez “es un elemento importante, para generar un tejido industrial en el territorio”. Algo que no sería posible sin el “elemento cultural" de cualquier producción audiovisual, que es lo que permite ese concepto de “libre competencia” por el que se reducen los impuestos en ciertos sectores y se incentiva económicamente al sector”.
Ochandinao, señala que estos incentivos van en una horquilla del 40 al 60%, más el 10% adicional en el caso del euskera u otras singularidades. Aquí, asegura que la mecánica es “muy sencilla”, y que lo necesario a la hora de presentar el proyecto en la Diputación Foral de Vizcaya es que “el gasto esencial” sea en este mismo territorio.
En concreto, las deducciones son del 60% si los gastos en Vizcaya superan el 50% de la producción; de ahí se reducen a un 50% si los gastos en este territorio representan entre el 35 y el 50%; bajan al 40% si la inversión va entre el 20 y el 35%; y por último se da una deducción del 35% en el resto de casos.
Pero aquí hay que dejar algo en claro, y es que la normativa no solo es proporcional al gasto, sino que también atiende al tipo de producto audiovisual, como por ejemplo las piezas de animación.
Cinco premios Goya en Bilbao
El sector de la animación tiene también un espacio reservado en estos nuevos incentivos fiscales a la producción audiovisual en Vizcaya. Se trata de un nicho todavía más especializado y que necesita de largos periodos de tiempo para su correcto desarrollo. Por eso no es de extrañar que este tipo de piezas necesiten una financiación todavía mayor, lo que, sumado a su “sencilla” capacidad de deslocalización, hace que habitualmente las productoras de este tipo de contenidos audiovisuales trasladen su sede a los territorios que mejores condiciones económicas ofertan.
Este, sin embargo, no es el caso de Uniko, Estudio Creativo, una compañía nacida y situada en Bilbao de la que forma parte el condecorado productor vasco, Ivan Miñambres, premiado con nada menos que cinco Premios Goya por diferentes cortos y películas de animación.
Miñambres, que sabe de primera mano lo que es trabajar en un sector como el suyo, que define como “la especialización de la especialización”, asegura que su objetivo y el de la compañía de la que forma parte, siempre ha sido el de “potenciar” la industria de la animación, no tanto con la atracción de producciones extranjeras a Euskadi -que también- sino con el impulso de “grandes proyectos que nazcan desde el territorio”.
En esta línea, el productor vizcaíno, natural de Portugalete, explica que la “estrategia vital y empresarial” de su compañía es la de hacer de Bilbao “el epicentro de la animación europea”, algo que ahora ven más cerca con la implantación el pasado enero de estos nuevos incentivos fiscales. De hecho, asegura que en el caso de su productora, especializada en hacer animación para un público más adulto y que aborde temáticas más serias y cercanas a la realidad, estas ayudas económicas van a permitir al sector audiovisual vasco a apostar por proyectos que antes iban a quedar relegados y no iban a salir a la luz.