Es innegable que las previsiones para EH-Bildu en las elecciones forales y municipales de este próximo domingo son buenas, prácticamente todas las encuestas posicionan a la coalición soberanista como segunda fuerza en las tres capitales vascas y en las Diputaciones forales, e incluso dejan entrever una posible sorpresa en Vitoria por la distancia mínima que existe entre la lista del PNV, con Beatriz Artolazabal a la cabeza, y la de la formación abertzale, liderada por Rocío Vitero.
El problema para Bildu llega en el resto de municipios de Euskadi, especialmente en aquellos en los que más representación ha tenido históricamente y donde más calado entre los jóvenes ha conseguido en los últimos años, localidades como Errenteria o Hernani que en las últimas legislaturas la izquierda abertzale ha gobernado con comodidad -en Hernani desde 1983-, pero que ahora afrontan un proceso electoral mucho más "incómodo", por las protestas y acciones rupturistas de Gazte Koordinadora Sozialista (GKS), que desde su fundación en 2019 ha ido robándole cada vez más terreno.
Esto no implica que GKS vaya a presentarse en las comicios de este próximo domingo y arrebatarle un porcentaje importante del electorado a la formación soberanista, de hecho, las propias bases de este movimiento estudiantil -que nació como una escisión de las juventudes de Sortu por el desencanto de parte de sus integrantes hacia el partido-, se muestran en contra de "las elecciones, en los sistemas pluripartidistas burgueses", como recoge uno de sus escritos publicado tras las generales de abril de 2019.
Más bien, la existencia y protagonismo cada vez mayor de este colectivo juvenil apuesta por la abstención y reclama que aquellas elecciones en las que apenas participa un 60% de la población -como ocurrió en Hernani con un 64,66%, y en Errenteria con 61,85%- deberían verse como nulas, y que los gobiernos sustentados sobre estas son ilegítimos al no contar con un apoyo social mínimo. De hecho, con ese planteamiento aseguran que aquellos gobiernos nacidos de unas elecciones con un 60% de participación, cuentan solo con el apoyo del 30% o menos de la población.
Así, Hernani y Errenteria, con 20.375 y 39.023 habitantes respectivamente, son dos localidades en las que Bildu necesita mantener su liderazgo sí o sí, tanto por su abultada población como por su cercanía a San Sebastian, y aunque parece casi imposible que vayan a perder cualquiera de estos municipios, la presión de GKS y la llamada que hacen hacia la abstención, es algo que la izquierda abertzale tiene en la cabeza, y que en caso de aumentar en comparación con 2019, puede hacer que en Errenteria se quede en casa más de un 40% del electorado.
Conflictos entre juventudes
La presencia de GKS en los últimos cuatro años ha incomodado de tal forma a EH-Bildu, o más bien a Sortu, que ni si quiera hacen comentarios sobre las acciones de este colectivo autodenominado como socialista, con el cual han tenido numerosos desencuentros e incluso altercados por ver quien se erige como la principal fuerza juvenil de la izquierda abertzale. Porque aunque desde GKS se presentan como una formación que nada tiene que ver con Sortu, es innegable que mucha de su militancia proviene de las juventudes de la formación soberanista.
Tales son las tensiones que en Hernani y Errenteria ya han existido numerosos conflictos, entre ellos, uno de los más destacados ocurrió el pasado año en Hernani donde GKS llegó a denunciar al Ayuntamiento -liderado por EH-Bildu, con Xabier Lertxundi como alcalde- porque este le había negado el derecho a implantar una txosna durante las fiestas de la localidad, provocando así una situación difícilmente sostenible hasta que finalmente GKS logró implantar su espacio, pese a las negativas iniciales del Consistorio.
También en 2022, con los espacios de txosnas como principal motivo de disputa, en Abadiño se dio otro altercado entre las juventudes de ambos colectivos, esta vez por el "secuestro" por parte de la formación juvenil "socialista" de una txosna durante las fiestas del municipio, según les acusaron desde la izquierda abertzale.
Ahora, con las elecciones del 28-M a muy pocos días, estas tensiones se incrementan por el temor de la coalición soberanista, no tanto de perder representación -que previsiblemente no lo hará- sino de que GKS consiga su objetivo de movilizar a gran parte de la juventud local y hacer que esta se abstenga. Abriendo así una brecha todavía mayor tanto con las juventudes de Sortu y Bildu, como con el resto de militantes de estas formaciones que ven como buena parte del electorado joven apuesta por no votar y en un futuro hacer que esta opción política pierda alguno de sus principales feudos.