En las últimas semanas, las asociaciones de víctimas del terrorismo de ETA han denunciado numerosos homenajes a antiguos miembros de la banda terrorista que murieron por los explosivos que ellos mismos transportaban o manipulaban. Actos realizados sin ningún tipo de respecto hacia las víctimas de ETA, en honor de quienes tenían pensado atentar contra vidas humanas y que fallecieron con las armas que pretendían usar para asesinar a otras personas que simplemente pensaban diferente.
Es cierto que en los últimos años se ha reducido el número de homenajes a los presos de ETA y a quienes fallecieron en la preparación de un atentado. En concreto en los primeros seis meses de 2023 los actos de apoyo a ETA bajaron un 32% según el Observatorio de Radicalización del Colectivo de Víctimas del Terrorismo.
Sin embargo, nada menos que en las últimas dos semanas, Sortu, el principal partido que integra la coalición soberanista EH-Bildu, ha llevado a cabo dos homenajes de este tipo: el primero, realizado en Hernani para honrar la muerte de Ekain Ruiz -y sus tres compañeros Patxi Rementeria, Zigor Aranbarri y Urko Gerrikagoiti-, fallecido hace 23 años al estallar los explosivos que el mismo transportaba; y el segundo en recuerdo de Maria Teresa Sever, quien murió en 1987 al explotar la bomba que ella estaba preparando.
Pero estos, que son los casos más recientes -o por lo menos los que más eco han causado-, son solo una fracción mínima de los cientos de homenajes que la izquierda abertzale ha realizado históricamente. Todo ello con el objetivo de blanquear las acciones terroristas de ETA y presentar a sus presos e integrantes fallecidos como auténticos mártires y modelos a seguir.
De poco sirve que hayan desaparecido por completo los llamados Ongi Etorri -esos recibimientos masivos que Sortu y otros colectivos vinculados con el soberanismo vasco organizaban cuando algún exetarra condenado volvía a su localidad natal tras cumplir condena-, si todavía las víctimas de la banda terroristas tienen que aguantar como la izquierda abertzale aprovecha cualquier acto público para endiosar impunemente a quienes atentaron contra vidas humanas.
Actos como el que se realizó el pasado 29 de julio durante las Itxas Martxa de Plentzia. En este caso, colectivos abertzales volvieron a utilizar esta fiesta popular de la localidad vizcaína para pedir la amnistía de los presos de ETA. Un reclamo constante del soberanismo que tras el fin de la dispersión no ha hecho más que potenciarse.
Tergiversar la historia
En concreto, en Plentzia se recordó a 14 miembros de ETA, con imágenes de estos colocadas en el puerto de la localidad. Entre ellos, recuerdan desde el Colectivo de Víctimas del terrorismo (Covite), aparecían etarras como Asier García Justo, Javier Gallaga y los hermanos Orkatz, Lexuri e Irantzu Gallastegui. Un acto que la asociación de víctimas bautizó como una "exhibición a los asesinos" de sus familiares.
Ante todo esto, los colectivos y asociaciones de víctimas de ETA no tienen otra salida más que denunciar estos homenajes realizados sin ningún tipo de pudor ni respeto. Actos que, de hecho, se utilizan para mostrar cada vez más una imagen tergiversada de lo que fue esta banda terrorista, culpable de 850 asesinatos y cientos de atentados más en nombre de la república y de la independencia de Euskadi.
Así, como denuncia el Covite, a raíz del episodio sucedido en Plentzia, "La 'normalidad' del posterrorismo en Euskadi y Navarra es la exhibición pública de los asesinos". Una afirmación nada alejada de la realidad, puesto que hoy en día -donde entre las nuevas generaciones prima el desconocimiento sobre esta banda terrorista-, todavía se mezclan dos discursos completamente opuestos sobre lo que fue ETA y las consecuencias que han tenido sus 40 años de terrorismo.
Por un lado está el discurso de las víctimas y quienes sufrieron de primera sombra del terrorismo. Son estas, con la ayuda de quienes estudian los daños de la banda criminal, quienes mantienen a flote un tema prácticamente olvidado por gran parte de las instituciones públicas y completamente oculto en la educación de las nuevas generaciones.
De hecho, miles de jóvenes, tanto en Euskadi y Navarra como en el resto del Estado, desconocen ya lo que fue ETA y las terribles acciones que esta llevó a cabo. Acciones que parecen ser alabadas por un amplio sector de la izquierda abertzale.
Es por esto por lo que, mientras las víctimas muestran su discurso, parte del soberanismo vasco da una visión completamente diferente. En homenajes como el organizado por Sortu Hernani se presentaba a Ekain Ruiz y sus tres compañeros como héroes caídos y como víctimas de una explosión ajena a ellos; mientras que en Bilbao, con el acto en recuerdo a Maria Teresa Sever, se le mostraba como un icono de la lucha feminista.