Si hay algo donde el PNV juega con cierta desventaja respecto a EH-Bildu en la política nacional es en su relación con otras formaciones políticas más pequeñas fuera de Euskadi. Mientras los jeltzales han sido históricamente interlocutores del PP y del PSOE casi por igual -aunque esta ha ido cambiando en los últimos años-, la coalición soberanista, desde su irrupción en Madrid ha logrado establecer una amplia relación con partidos como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que incluso en las pasadas elecciones generales les llevó a concurrir juntos en una misma lista para el Senado, bajo el nombre 'Izquierdas por la independencia'.

Esta sociedad entre un partido vasco y otro catalán no es nada nuevo, y de hecho, el PNV ya mantuvo una relación similar con el PDeCAT durante prácticamente 15 años, hasta que por cuestiones ideológicas y disidencias entre los líderes de ambas formaciones, esta 'amistad' se rompió en 2019 antes de las elecciones europeas ese mismo año. 

Sin embargo, las puertas en la política nunca se mantienen del todo cerradas, y parece que los jeltzales tratan ahora de retomar el contacto con el soberanismo catalán mediante un nuevo acercamiento a Junts. Una nueva sociedad que de llevarse a cabo, abriría un nuevo puente entre el PNV y el partido de Carles Puigdemont, en un contexto político donde las formaciones independentistas y soberanistas cobran cada vez más pesos en la política nacional. Sobre todo en el escenario actual donde tanto los votos de Junts como del PNV son indispensables para poder conformar un Gobierno sin la necesidad de una repetición electoral. 

Polémica por las selecciones autonómicas

Así, tras cuatro años funcionando por separado, a excepción de algunos acuerdos puntuales, el PNV vuelve a acercarse a la formación soberanista catalana, pese a que hace no tanto, ambas formaciones protagonizaban grandes tensiones en Madrid. Una de ellas, en noviembre del pasado año, cuando El PNV estalla contra Junts por intentar "dinamitar" el pacto por las selecciones autonómicas (elespanol.com), que el PNV había alcanzado con el PSOE por permitir a las selecciones autonómicas competir en los deportes con "arraigo histórico".

El expresidente de la Generalitat de Cataluña y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont / Europa Press

Aquella vez, el portavoz de la formación nacionalista en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, mostró su enfado contra la diputada de Junts, Pilar Calvo, y su actitud en contra de una enmienda presentada por el PNV en la Ley del Deporte. Calvo, había acusado a los jeltzales de haber usado el reglamento de la Cámara Baja "para vetar el sueño del independentismo catalán", el votar en contra de otra enmienda del partido de Puigdemont en la que reclamaban que la participación de las selecciones autonómicas fuera "algo genérico y no una excepción". 

Ante esto los jeltzales aseveraron que la propuesta de Junts se dedicaba a dinamitar el acuerdo al que habían llegado con el PSOE cuando esa misma cuestión que reclamaban desde Junts iba a ser sometida a votación a través de una enmienda de su propio grupo y con el apoyo de los nacionalistas vascos

Ortuzar, Urkullu, Puigdemont y Europa en común

Otro de los factores a tener en cuenta en este escenario ente el PNV y la formación catalana, es la relación que históricamente han guardado Puigdemont, el lehendakari, Iñigo Urkullu y el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar. El trato entre los diferentes dirigentes independentistas ha tenido sus vaivenes, especialmente con la aparición del expresidente catalán, cuya irrupción en la primera línea de Junts dio paso a un tsunami de desencuentros entre la formación vasca y la catalana. 

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, durante un mitin. EP

Puigdemont representaba al ala más extrema de Junts, y su huida a Waterloo tras el referéndum ilegal del 1 de octubre y su acusación y posterior condena por los delitos de malversación y sedición acabaron por ampliar la brecha que ya existía entre él y el resto de líderes del PNV.

Así, tras 15 años concurriendo juntos a las elecciones europeas, los jeltzales y los independentistas de Junts rompieron con una relación establecida en 1998 y formalizada en 2004, tras la decisión de Junts de ir solos a estos comicios, con Puigdemont a la cabeza de su lista, y para avanzar en "la internacionalización del conflicto catalán". Una decisión que en el PNV no tomaron con especial gratitud, puesto que afectaba gravemente a las espectativas que los jeltzales tenían para las municipales y forales celebradas en esas mismas fechas. 

Sin embargo, en 2019, en aquella separación que protagonizaron Ortuzar y el político catalán David Bonvehí, ambos pactaron por llevar a cabo una ruptura "no traumática" que en el futuro les permitiera retomar los acuerdos y volver a colaborar puntualmente para llevar a Europa y a España la voz de los independentistas vascos y catalanes. 

Algo que en su momento evitó que los jeltzales tuvieran que hacer frente a las críticas de su electorado en Gipuzkoa, que guardaba especial empatía con el independentismo catalán, y ahora les permite volver a entablar contactos para en un futuro, y conscientes del valor de sus 12 escaños totales (cinco del PNV y siete de Junts), erigirse de nuevo como una gran fuerza negociadora en Madrid para avanzar en los intereses soberanistas de Euskadi y Cataluña.