"Estoy diciendo que con Bildu no voy a pactar. Si quieres lo digo cinco veces, o veinte durante la entrevista, con Bildu no vamos a pactar. Con Bildu, se lo repito, no vamos a pactar". Así se pronunció el actual presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en 2015 durante una entrevista para Navarra Televisión, donde afirmó con total seguridad y sin titubeos que nunca iba a negociar con la coalición soberanista. Algo que repitió cuatro años después, tras las elecciones generales de junio de 2019, cuando, al ser preguntado por los apoyos que iba a buscar de cara a su intento de investidura, aseguró que "con Bildu no se acuerda nada".
Otros cuatro años más tarde -ocho desde aquella entrevista en la televisión navarra-, Sánchez se reúne este viernes con la portavoz de la formación abertzale en el Congreso, Mertxe Aizpurua, y con el portavoz en el Senado, Gorka Elejabarrieta, en el que supone el primer encuentro oficial entre el secretario general del Partido Socialista y un cargo electo de EH-Bildu en las instituciones. Una cita que, simplemente, confirma la relación desarrollada entre el PSOE y la coalición soberanista en los últimos años.
Sánchez ha pasado de negar rotundamente cualquier acercamiento hacia la izquierda abertzale a reunirse públicamente con alguno de los representantes de la formación liderada por Arnaldo Otegi. Lo hace este viernes, en pleno contexto postelectoral, y durante la ronda de negociaciones para su intento por ser investido presidente del Gobierno por segunda vez. Algo para lo que necesita del apoyo tanto de EH-Bildu como del PNV y el resto de fuerzas independentistas como Junts, ERC o el BNG, cuyos votos en contra ya hicieron naufragar la investidura del dirigente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, el pasado mes de septiembre.
Así, esta reunión entre el líder socialista y los portavoces de la izquierda abertzale es un antes y un después en la política nacional. A menos de un año de que se celebren las elecciones autonómicas vascas -para las que todavía no hay fecha- la formación soberanista culmina así su aterrizaje en Madrid y su llegada a las instituciones políticas españolas. Ya durante esta última legislatura se había convertido en un socio fundamental para el Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidad Podemos, siendo clave en la Ley del Sí es Sí, la del aborto o la ley trans, pero ahora logra dar un nuevo paso adelante, en un momento donde sus votos son todavía más cotizados.
El PNV exige "generosidad"
Hace ya varios años que Sánchez no oculta su relación con Bildu, por lo menos desde que accedió a la Moncloa tras las elecciones de noviembre de 2019, pero hasta ahora siempre había guardado cierta distancia y había evitado aparecer en una misma foto con representantes de la coalición soberanista. Ahora todo este cambia. El encuentro entre el dirigente socialista con Aizpurua y Elejabarrieta confirma definitivamente a EH-Bildu como uno de los socios preferentes de Sánchez, y en caso de que la investidura prospere, en una de las fuerzas políticas con mayor poder del estado.
Pese a tener solo seis escaños (cinco por Euskadi y uno por Navarra), su postura en la cámara será indispensable para sacar cualquier iniciativa adelante. Algo que también ocurre con el PNV. Los jeltzales, con cinco diputados, son también una formación cuyos votos serán fundamentales para un nuevo Ejecutivo. De hecho, fue precisamente la negativa de los nacionalistas vascos lo que llevó a Alberto Núñez Feijóo a fracasar en su intento de investidura.
Pero el apoyo del PNV no es barato, y ellos mismos se encargan de recordarlo. El portavoz de los jeltzales en el Congreso, Aitor Esteban, tras su reunión el pasado martes con Sánchez, aseguró ante los medios que apostaba por alcanzar un acuerdo de legislatura con Sánchez. Y aunque fue claro en que todavía no hay un acuerdo cerrado y, por tanto, sus votos no están garantizados, pidió al dirigente nacional del PSOE que en sus negociaciones metiera en la ecuación un acuerdo de legislatura para los próximos presupuestos generales de 2024. Presupuestos para los cuales también requerirá de su voto.
"Es un acuerdo complicado porque son necesarias muchas partes y todas lo son sin falta. Hará falta generosidad, por la nuestra sí la hay, y por el partido que necesita ser investido el candidato todavía más", insistió Esteban, tras lo que aseveró que acceder a un acuerdo de investidura y negar los presupuestos no tendría sentido, y por tanto pidió darle al Gobierno "unos mínimos instrumentos para que pueda gobernar".
Así, Esteban, que denunció que el final de la pasada legislatura "no fue satisfactorio", exigió "discreción" para las próximas citas con el PSOE donde, aunque no desveló los temas sobre los que habían entrado a negociar, estos "evidentemente" si estaban relacionados "con el autogobierno, materias socioeconómicas y materias lingüísticas y culturales".