En una semana marcada informativamente en España por el Puente de la Hispanidad y más allá de nuestras fronteras por el terrible conflicto que se vive entre Israel y Palestina, Pedro Sánchez avanza hacia su reelección. Para ello se ha reunido con todos los grupos políticos en el Congreso de los Diputados. Sólo un encuentro, por la foto novedosa, ha sido el epicentro de la controversia habitual: los representantes de EH Bildu sentados junto al presidente del Gobierno.
Bildu es la única formación política que ha prometido a su interlocutor un apoyo sin condiciones a su investidura para mantenerse en La Moncloa. No exige contrapartidas. No chantajea. No duda. La coalición abertzale es, por tanto, el socio más sólido del Ejecutivo. ¿Por qué? Aquí se aportan al menos siete claves que explican esta actitud tan esperada en Euskadi como sorprendente en Madrid.
1. Ser freno de PP y Vox
Desde Bildu lo han repetido en varias ocasiones, su objetivo en Madrid es impedir "que el bloque reaccionario, liderado por PP y Vox", llegue a conformar un gobierno. Una estrategia que en Euskadi le sirve como una gran herramienta para atraer al votante descontento del PNV y de Podemos.
La coalición abertzale sabe que un gobierno del Partido Popular apoyado en la extrema derecha sería devastador para los objetivos soberanistas de la formación. Por eso, para Bildu "frenar a la ultraderecha es un mandato democrático", con el que dicen tener "absoluta responsabilidad y determinación". Algo que, sin ir más lejos, aseguraron el pasado viernes tras su reunión con Sánchez.
2. Facilitar una posible moción de censura en Pamplona
El apoyo del partido dirigido por Arnaldo Otegi a la investidura de Pedro Sánchez puede ser incondicional, o así lo parece desde fuera, pero en la política no hay nada gratis y aunque no lo pide explícitamente, Bildu tiene muy claro lo que quiere, el Ayuntamiento de Pamplona como recompensa. Desde que en 2019 Joseba Asirón perdió el Consistorio de la capital navarra, la formación abertzale ha tratado de recuperarlo, y ahora tienen una oportunidad inmejorable.
Con el bloque de la derecha (UPN y PP) y el bloque opositor (Bildu, Geroa Bai y Podemos) empatados con 10 ediles cada uno, es el Partido Socialista de Navarra quien conserva la llave para conformar un Ejecutivo en Pamplona. Por eso, la posibilidad de que el PSN facilite una moción de censura contra Cristina Ibarrola en Pampona a modo de recompensa para Bildu no es nada descartable. Sobre todo teniendo en cuenta que el Ejecutivo Foral de María Chivite depende también de la coalición soberanista para gobernar.
3. Allanar el terreno para pactos en Euskadi
Por otra parte, la buena relación del PSOE con los soberanistas en Madrid es algo también exportable a Euskadi. Aunque el secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, ha dicho en varias ocasiones que a Bildu le hace falta un largo "recorrido ético" para convertirse en un socio válido, nada obsta para que en unos meses ese panorama cambie.
También Sánchez negaba cualquier posible pacto con la izquierda abertzale y finalmente ha acabado haciendo de Bildu uno de sus socios preferentes. Por eso, aunque la estrategia de la coalición soberanista es muy diferente en los parlamentos de Madrid y Vitoria, los pactos de la capital -también los de Navarra- pueden allanar el camino para que en País Vasco EH-Bildu y PSE-EE estrechen su relación. Por Bildu, desde luego, no será, toda vez que Otegi y los suyos saben que sólo gobernarán cuando el PSE decida cambiar de socio.
4. Sánchez sí cumplió con Bildu
En Bildu, por otra parte, no olvidan que Sánchez, que tiene una merecida fama de no cumplir los acuerdos con quienes le apoyan, sí cumplió con ellos en la pasada legislatura. Fue, en concreto, cuando acabó con la política de dispersión de presos de ETA. Algo que todavía hoy denuncian las asociaciones de víctimas del terrorismo.
Ni el presidente del Gobierno ni los abertzales admitieron jamás que tuvieran un pacto al respecto. Tampoco hubo papel firmado al respecto. Pero es obvio que la principal demanda de Bildu era el acercamiento de los reclusos etarras a cárceles del País Vasco y Navarra. Y es igualmente palmario que dicha 'deseo' se cumplió a rajatabla. Asimismo, en la coalición liderada por Sortu no olvidan que Sánchez fue más que generoso en las contrapartidas que cedió a cambio del apoyo a los presupuestos generales del Estado.
5. El giro estratégico de Otegi
Otra clave evidente tiene que ver con la estrategia de fondo de Bildu. En los últimos años la coalición capitaneada por Otegi ha dado un giro que consiste en llegar a acuerdos tanto en el Congreso de los Diputados como en el Parlamento de Vitoria. Algo que hace para presentarse ante los ciudadanos como una opción real de gobierno, que apuesta por la estabilidad institucional. Para venderse a los votantes, en suma, como un partido más serio y creíble, menos rupturista. O, dicho de otro modo, para dejar de dar miedo. Por ello, sus críticos más radicales entre los independentistas vascos les llaman "socialdemócratas".
En este tiempo Bildu ha apoyado PGE junto al Gobierno de PSOE y Podemos, sí, pero también ha llegado a prestar sus votos para que el Ejecutivo de Urkullu aprobase las cuentas autonómicas. Una actitud impensable hasta hace poco y que ha tenido su reflejo en las urnas, con Otegi y sus correligionarios robando el espacio a Podemos en cada cita electoral.
6. Diferenciarse del PNV
Sin solución de continuidad, y aunque parezca contradictorio, Bildu apoya sin condiciones a Sánchez precisamente para diferenciarse del PNV. Históricamente desde la izquierda abertzale siempre han acusado a los peneuvistas de "venderse por un plato de lentejas", de ser capaces de pactar con cualquiera si es a cambio de contrapartidas, de carecer de principios.
Ahora Bildu pacta a todas horas, como ya se ha dicho, pero quiere dejar claro que lo hace por convicción y no sólo por sacar réditos para los ciudadanos vascos. Por así decirlo, quiere pactar con Sánchez como hace el PNV pero quiere remarcar que lo hace no a cambio de prebendas y sí para frenar a la derecha, como se decía en la primera de las claves.
7. La cuestión soberanista y Cataluña
Por último, en Bildu creen, y así lo verbalizan en público, que con Sánchez en el Palacio de la Moncloa tienen más opciones de lograr avances en la cuestión territorial. Consideran que en la legislatura en ciernes, con un gobierno débil y de la mano de los partidos independentistas catalanes, disponen de una oportunidad casi única.
Saben que no lograrán el derecho de autodeterminación pero sí que al menos pelearán para que Sánchez les conceda el "reconocimiento nacional" de Euskadi. O sea, tienen más posibilidades que nunca de dar un paso más hacia el sueño independentista.