Más allá de qué partido ganara las elecciones, el futuro en clave de gobernabilidad en Euskadi dependía del resultado conjunto de PNV y PSE. Los jeltzales salvan los muebles y se mantienen como partido más votado pero es que además la formación de Eneko Andueza saca nota, mejora en escaños (a la espera de que el voto CERA confirme la subida) y refuerza esa alianza que copa las instituciones vascas en los últimos años.
"El dinero no quiere experimentos", afirma a este medio un empresario como síntesis de por qué finalmente las urnas no han replicado lo que decían las encuestas y han vuelto a entronar al PNV. Un resumen que dice mucho acerca del momento por el que transita la política y la sociedad vascas: aun es pronto para entregar la llave de la gobernanza a EH Bildu.
Y sería un análisis simplista reducir el asunto a una cuestión generacional. Si bien el histórico ascenso de la coalición abertzale bebe en gran medida del voto joven, hubo consenso entre los presentes en la celebración del triunfo de Imanol Pradales en Sabin Etxea la noche del domingo en que el PNV conserva, se comprobaba allí mismo en el edificio de Jardines de Albia, más tirón del que se le atribuye entre la juventud.
Mismo gobierno pero distintas caras. El PNV abre nueva etapa con Pradales en Lehendakaritza y, al menos en plena resaca, los de Andoni Ortuzar se muestran dispuestos a ceder más peso a los socialistas en Lakua. Esas mismas voces empresariales que dicen "respirar" tras el triunfo de Pradales reconocen que el santurtziarra debe dar un golpe de timón respecto a la gestión de Iñigo Urkullu si no quiere verse superado por EH Bildu dentro de cuatro años.
"Un toque de atención"
"Ha sido un respiro pero esto también tiene que servir como toque de atención", dice un dirigente de una agrupación de empresarios, que pide cambios al próximo lehendakari para taponar la fuga de votos a la coalición de la izquierda abertzale. Sobre la formación que ha encabezado Pello Otxandiano en los comicios, hay un cierto consenso en el estamento empresarial en que, si bien el de Otxandio ha apostado por un discurso bastante comedido en lo económico durante la campaña, determinadas cuestiones como reforzar el control público de la banca y de la industria siguen levantando ampollas.
En ese difícil equilibrio se ha manejado el candidato de EH Bildu estas últimas semanas con un programa en el que por un lado calca algunas de las propuestas de corte más posibilista del PNV pero a la vez trata de satisfacer las demandas del electorado de izquierdas. El resultado de las próximas autonómicas y ese sorpasso que queda pendiente dependerán en gran medida de cómo maneje la formación de Arnaldo Otegi esos equilibrios, también en el caso de las referencias en torno a ETA, pero también de cuánta ilusión sea capaz de despertar Pradales al frente del nuevo gobierno.
"Si no se cambia la dinámica tarde o temprano la victoria de Bildu llegará. La empresa es el motor económico y no vemos suficiente respaldo. Al revés, se premia el empleo público como modo de vida y cuando aparecen críticas constructivas como las de Zedarriak se consideran una traición...", señalan las voces más críticas con los últimos gobiernos de Urkullu.
El de Alonsotegi es pasado y Pradales es ya el presente. De las negociaciones con el PSE emanará el reparto de responsabilidades al frente del Ejecutivo de Vitoria, del que es seguro salen un buen puñado de pesos pesados. En el frente económico una de las incógnitas es si finalmente Pradales optará por mantener o no a la guipuzcoana Arantxa Tapia, cumplidos los 60 años y consejera del ramo durante toda la etapa de Urkullu, al mando de la política industrial.
En cualquier caso, la mayoría absoluta de jeltzales y socialistas permite asegurar la continuidad de aquellos proyectos alumbrados por Urkullu en el ámbito económico, muchos de ellos de largo recorrido. Es el caso del recientemente creado clúster financiero como palanca para atraer inversiones o de las grandes apuestas en términos de sostenibilidad energética como los parques renovables en tramitación, el hidrógeno o Basquevolt.