Durante años se ha dicho que las víctimas de la banda terrorista ETA y sus familiares, especialmente las que se quedaron en Euskadi, vivieron una "doble victimización": primero la del atentado, la extorsión y la presión ejercida por la misma organización criminal; y segundo, la del señalamiento público ejercido por aquel entorno abertzale, que en la inmensa mayoría de casos les negó a estas víctimas su derecho al duelo, al olvido y al mantenimiento de su dignidad.
Sobre estas, y en este caso sobre las viudas, los huérfanos y otros compañeros de las víctimas de ETA, escribe Juan José Mateos (Ciudad Rodrigo, Salamanca, 1972), en su último libro, 'Inocentes'. Un conjunto de 16 relatos inspirados en las vivencias, la experiencia y el sufrimiento de estas víctimas, pero recogidos a modo de novela donde este antiguo guardia civil y miembro del GAR (Grupo Antiterrorista Rural o Grupo de Acción Rápida), trata de profundizar en el sector de la sociedad a quién más afectaron las acciones de ETA. La población civil vasca.
Víctima directa de un atentado de esta organización, Mateos es también autor del libro 'Pikoletos, la derrota de la ETA y la élite de la Guardia Civil', centrado en las acciones del GAR en su lucha antiterrorista.
- ¿Qué se va a encontrar el lector en ‘Inocentes’?
- ETA fue muy mediática. Pero solo se recuerda a determinadas víctimas que tuvieron mucha resonancia porque ocupaban cargos políticos o eran empresarios, como fue el caso de Miguel Ángel Blanco que fue muy traumático y muy duro. Entonces, la premisa de este libro es que se conozca la realidad de lo que tuvieron que vivir muchísimas personas, sobre todo viudas, para salir adelante. Nadie ha profundizado en cómo vivían cómodamente y fueron obligados a migrar por el señalamiento público que sufrían.
- Las víctimas de ETA vinieron de sectores muy variados ¿En quiénes se centra este libro?
- No me he centrado en mencionar lo que hemos sufrido las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Quiero que la sociedad se dé cuenta de que ETA a quien más atacó fue a la población civil y dentro de esta, las protagonistas de este libro, que son sobre todo mujeres, eran personas que emigraron para buscar un entorno provechoso y vieron todas sus vidas truncadas. Son unas historias sobre cómo empezó esa exclusión social que sufrieron, con hubo un silencio absoluto ante la mafia que ya estaba impuesta, y cómo tuvieron que tirar adelante durante 20 o 25 años hasta que finalmente fueron atendidas de manera institucional, pero no en un sentido moral.
- ¿Qué aporta 'Inocentes' al relato que ya se conoce sobre esta banda terrorista?
- No se ha profundizado, se ha dado una realidad totalmente fuera de lo que fue el día a día de estas personas. El fin del libro es dar a conocer el daño incalculable que tuvo ETA en la sociedad. Por eso el libro se apoya en relatos con nombres y apellidos, para que la persona lo lea pueda documentarse de que no es novela. Porque hasta ahora no se ha dado la verdadera realidad de lo que han sufrido. Y dentro de esos 16 capítulos, en las fechas en que ocurren esos atentados ocurren un montón de atentados más a los que doy referencia con datos y con cuestiones inéditas, porque si algo tiene el libro es que es inédito.
- ¿Cómo ha llegado a estos relatos?
- La relación que tengo con estas víctimas y sus familias es muy profunda y hay una amistad tan grande que se abren y me dan datos que se desconocen. Cómo el cura no les daba la misa, no celebrara el primer aniversario del atentado, o en catequesis llegaba a decir a los hijos de una persona asesinada que Dios iba a perdonar a esos falsos Gudaris por la liberación de Euskal Herria. En el primer capítulo, una víctima me cuenta que no le dejaron ser viuda, ni llorar en alto o expresar su dolor. Trata sobre historias truncadas que se olvidan y sobre personas que sufren un vacío y una expulsión social brutal.
- ¿Por qué porque pone el foco en estas personas, en este grupo de víctimas y en esa exclusión social?
- Cuando llegué a Euskadi, a Gipuzkoa, busqué una cobertura social que, aunque existe, está oculta. Desde entonces me relaciono con muchas viudas, voy haciendo una estructura de personas que sufrieron una excursión muy grande y les doy un apoyo que antes no tenían. Porque los curas de aquí no atendieron a estas personas, ni siquiera a muchas les oficiaron un funeral o el aniversario. Yo hago ese trabajo y me relaciono con ellas. Cuando las vas a ver te cuentan siempre lo mismo: como asesinaron a su marido, como han despreciado a su familia, como sus hijos han sufrido en silencio, como ellas mismas se lo imponían. Ha habido novelas muy punteras, pero que han dado una realidad muy difusa. Y los que hemos luchado en primera línea sabemos que mostrar esa faceta del terrorista como algo romántico no es que sea falso, es que es insultante incluso.
Este libro era necesario hace años. Porque esta historia no es que la estén blanqueando, es que la están borrando
- ¿Por qué optaste por Fernando Savater para el prólogo?
- Yo tengo relación con muchas personas a las que les hemos dado seguridad aquí. Gente que se jugó el tipo y a la que ETA le puso la diana, o que desde el primer asesinato se desmarcó totalmente de la banda para pasar a ser un objetivo. Como Mikel Asurmendia, al que le dedico un capítulo Todo eso, tras mostrárselo a Fernando, pues él hombre se anima. Él se tuvo que ir de su tierra porque su mentalidad era muy diferente a la que había entonces. Yo le veo como un referente. No a él en sí, sino a esa gente que nunca se ha callado. Es una forma de decir que ETA a quien más atacó fue a la población civil vasca.
- ¿Qué recepción ha recibido el libro?
- Muchas víctimas me han dicho que este libro no era necesario ahora, sino que era necesario hace años. Todas con las que he estado hablando están muy agradecidas. Porque esta historia no es que la estén blanqueando, es que la están borrando. Y este libro yo sé que va a tener repercusión. Ya la está teniendo. Y yo creo que es muy necesario, porque las víctimas no pueden estar llorando toda la vida.
- ¿La sociedad tiene todavía una deuda pendiente con las víctimas del terrorismo de ETA?
- Hay que analizar el problema. Personas como yo, que no estuvimos en aquellos años de plomo sabemos que lo que ocurrió aquí fue una mafia muy extendida. Que el silencio era vital porque el que levantaba la cabeza podía ser asesinado, amenazado, y se tenía que ir. Es necesario leer este libro para que valoren esa realidad. Es evidente que los muertos son los que tienen el peso, pero no se conoce en realidad lo que han tenido que pelear estas mujeres. No se conoce todo lo que ha ocurrido aquí, en Guipúzcoa, en Bizkaia, en zonas rurales, donde las víctimas eran excluidas, nadie les daba el pésame y siguieron durante muchos años con la presión de ese entorno mal llamado abertzale.
- ¿Por qué ha optado por esta fórmula para transmitir los relatos?
- Diría que me he quedado muy corto a la hora de novelar, porque es imposible transmitirle a alguien en un libro lo que en realidad han vivido estas viudas. Es imposible transmitir completamente la historia de una mujer cuyo marido es asesinado y se queda al cargo de muchos hijos, en un pueblo que es bastión radical y cuyo cura llega a decirles a sus hijos que Dios perdonará a los asesinos de su padre porque están luchando por la liberación de Euskal Herria Son casos tan brutales que la fórmula tiene que ser esta para que en un futuro, con el peso que pueda coger este libro, la gente se dé cuenta de cómo se ha consentido el abandono y el olvido de esta gente.
- ¿Qué consecuencias espera que pueda llegar a tener este libro?
- Lo que espero es un mayor reconocimiento. Pero no uno institucional, porque los políticos hacen más o menos en función de su interés y otros intentan borrar o blanquear el pasado de ETA. Lo que yo espero es que cuando alguien lea esto, se emocione. Espero que a raíz de leerlo, la sociedad, sobre todo las nuevas generaciones valoren que en los últimos 60 años, aquí en España, hubo una banda terrorista. Tienen que conocer el sufrimiento de estas personas. Para poder seguir avanzando hay que valorar todo esto.
- ¿Todas estas víctimas te cuentan si la percepción que ellas reciben ha ido cambiando en los últimos años?
- Antes había que callar por miedo porque te cerraban todas las puertas. Y con el paso de los años ha habido que callar porque eso ya ha pasado. Desde que se fundó ETA hasta los años de plomo y hasta la socialización de sufrimiento, o hasta que es derrotada policialmente, había que callar. El pasado también es la dictadura y cuando quieren lo sacan a escena para sacar rédito político. En las últimas elecciones todos los partidos, incluso los que la han blanqueado o los que son los herederos, han intentado sacar rédito de las víctimas de ETA.
El progreso no es hundir a la población en aldeas anacrónicas, que es lo que se ha hecho aquí
- ¿Este blanqueamiento de lo que fue ETA explica de alguna forma el auge de aquellos partidos de la izquierda abertzale?
- Es complejo, yo creo que es como el auge de Podemos. Pero haciendo una vida aquí en Guipúzcoa uno se da cuenta de que el nacionalismo es muy sectario. El mismo PNV utiliza el euskera para crear una barrera y excluir desde el idioma. Durante años se ha tenido a los curas dentro de esta rueda, y el entorno del nacionalismo se ha dedicado a demonizar España. Eso traducido en las elecciones, donde el voto joven es muy importante y la amnesia inducida ha tenido mucho éxito, ha provocado el auge de estos partidos. El progreso no es hundir a la población en aldeas anacrónicas, que es lo que ha ocurrido aquí.
- Con los beneficios de sus libros organiza visitas al Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria, ¿Cuál es el objetivo que pretende con estos viajes?
- En la universidad es imposible hacerlo. Luego la Secretaría de Educación del Gobierno vasco es reacia totalmente a que se conozcan lo que ha ocurrido. Por eso con parte de esos ingresos lo que hago es fletar autobuses con estudiantes, meter alguna viuda o un huérfano con ellos e ir al Memorial. La primera excursión que se hizo en Guipúzcoa a este centro la hice yo. Y fue algo muy criticado por algunos sectores. Nadie se lo aplica y no es lógico que no se hable sobre la organización criminal que más daño ha causado en España ni sobre el sufrimiento de las víctimas.