Hace unos cuantos años, un importante laboratorio farmacéutico protagonizó una campaña en televisión en la que promocionaba los efectos sanadores de una popular pomada que, al parecer, proporcionaba un gran alivio a las personas que sufrían de hemorroides. El spot, concretamente, ponía el énfasis en la vergüenza de padecer las populares almorranas y en el sufrimiento que provocaba el momento de ir al baño.
En la actualidad, existen muchos tratamientos, algunos indoloros y otros definitivos como la cirugía, que reducen la sintomatología y los efectos de esta enfermedad. “Hoy en día no tenemos por qué sufrir por las hemorroides”, asegura el doctor José Luis Elosegui, Cirujano General y Digestivo de Policlínica Gipuzkoa, quien pone el acento en acudir al especialista para corroborar el diagnóstico y descartar otras patologías.
¿Qué son las hemorroides?
Las hemorroides son una patología que se manifiesta como una inflamación de las venas en la zona anal, que puede causar dolor, picor e incluso sangrado. Entre sus principales causas se pueden señalar la edad, el componente genético, el embarazo, el estreñimiento, el esfuerzo prolongado al defecar, la diarrea, o el estar de pie durante mucho tiempo sin moverse, día tras día, habitualmente por motivos profesionales.
Las hemorroides o almorranas no suelen suponer un problema médico de gravedad y suelen desaparecer por sí solas. De todos modos, son muy molestas, y es posible que surjan algunas complicaciones a las que debe prestar atención. El mejor tratamiento es el preventivo y lo primero que se debe hacer es modificar algunas rutinas de la vida diaria.
¿Cuál es su función?
En general, las almorranas son más frecuentes a edades avanzadas, si bien pueden aparecer a cualquier edad. “Las hemorroides son un incordio para las personas que las sufren”, admite el doctor Elosegui.
Su función está relacionada con almohadillar el canal anal y ayudar en el mantenimiento de la continencia. “Desde el punto de vista médico son estructuras anatómicas y fisiológicas naturales que tenemos en la parte final del tubo digestivo, en el canal anal y en el ano. Juegan un papel en el cierre, en la continencia, como la junta de goma de un grifo”, explica el especialista.
Factores desencadenantes
El desarrollo de la patología hemorroidal depende de múltiples factores que favorecen su aparición y que pueden determinar su evolución. “Estas estructuras anatómicas las tenemos desde que nacemos y entre los factores de que surjan después de tiempo silentes pueden ser hereditarios, ocupacionales (personas que trabajan mucho tiempo de pie o sentados), los embarazos, sobre todo en el último trimestre cuando ya hay problemas de circulación”, enumera el doctor Elosegui. “Pero el factor fundamental es el estreñimiento y los esfuerzos defecatorios”, aclara el especialista.
Existen diversos grados de hemorroides según su tamaño y los síntomas que producen, por lo que no todas requieren el mismo tratamiento ni una solución urgente ya que algunas pueden resultar muy dolorosas, pero otras pasan más desapercibidas.
Prevenir, ante todo
La mejor forma de prevenir esta patología, como en otras tantas, es la prevención y acudir a tiempo al médico. Sin embargo, la mayoría de las personas que la padecen retrasan demasiado la visita al centro sanitario, bien por pudor o por temor al posible dolor de los tratamientos.
“Los pacientes acuden a la consulta cuando ya tienen una inflamación o con una crisis hemorroidal aguda con dolor o porque sufren prurito anal (picor) o sufren pequeños sangrados ocasionales”, se lamenta el cirujano del aparato digestivo de Policlínica Guipuzcoa, quien insiste en que “es importante descartar que puedan deberse a otras patologías”.
Alternativas a la cirugía
Las opciones de tratamiento son varias y van desde la medicación a la intervención quirúrgica. “La cirugía no es la primera opción”, comenta el doctor Elosegui. En primer lugar, “hay que corroborar que se trata de hemorroides y luego cambiar de hábitos”. Una vez dado este primer paso, hay que aplicar “un tratamiento médico y corregir los hábitos, como introducir una dieta mediterránea en la alimentación, beber líquidos en abundancia y evitar los esfuerzos a la hora de acudir al baño.
El cirujano vasco recomienda tomar analgésicos y antiinflamatorios por vía oral o aplicar pomadas y cremas preparadas expresamente para ayudar a la circulación venosa. Sin embargo, añade, “si viene con una crisis hemorroidal aguda, hay que ser más agresivo”.
El banding
Entre las técnicas no quirúrgicas para el tratamiento de las hemorroides, una de las más destacadas, por indolora, es el banding hemorroidal, que es la que se aplica en Policlínica Gipuzkoa. “Son unas ligaduras hemorroidales elásticas cuya finalidad es disminuir el grado de las hemorroides mediante la colocación de pequeñas gomitas que poco a poco van a ir ‘estrangulando’ los paquetes hemorroidales”, explica José Luis Elosegui.
“Se trata de un proceso sencillo que se realiza en la propia consulta, no requiere anestesia, se tolera aceptablemente y se aplica en diferentes sesiones”, detalla el cirujano, quien aclara que, “aunque en las primeras horas, el paciente tendrá una cierta incomodidad que se puede controlar con analgésicos, en 12 ó 24 horas puede volver a su rutina diaria”.
El tratamiento apenas tiene efectos secundarios, salvo “la aparición de pequeños sangrados al desprenderse la hemorroide por el efecto de las gomitas”. De todos modos, el doctor Elosegui señala que está contraindicado en personas que ya tienen un tratamiento anticoagulante, como el sintrón”.
La cirugía, tratamiento definitivo
“Con las ligaduras se consigue un resultado temporal que minimizará los síntomas o los hará desaparecer si el paciente cambia sus hábitos. Si recae en esos malos hábitos, en cuatro o cinco años volverán a aparecer los síntomas hemorroidales”, admite el especialista. “La curación definitiva de la patología hemorroidal llega a través de la cirugía,” asegura.