Un hombre abraza a su perro

Un hombre abraza a su perro UNSPLASH

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Un avance veterinario abre esperanza contra el cáncer óseo en humanos

Humanos y perros tenemos ciertas enfermedades en común que presentan características muy similares a nivel molecular

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La investigación médica actual ha encontrado un aliado inesperado en la medicina comparada, utilizando los vínculos biológicos entre especies para resolver enigmas complejos. Recientemente, un hallazgo significativo en oncología ha demostrado que los procesos celulares compartidos pueden acelerar el desarrollo de terapias que salvan vidas en múltiples frentes.

El estudio de enfermedades agresivas que afectan tanto a mascotas como a personas está permitiendo una transferencia de conocimiento sin precedentes. Gracias a la similitud genética en ciertos tumores, la comunidad científica ha logrado identificar dianas terapéuticas que antes pasaban desapercibidas, abriendo un camino lleno de optimismo para futuros tratamientos oncológicos.

El puente invisible entre la oncología canina y la humana

A menudo pensamos que la medicina para animales y la medicina para personas caminan por senderos totalmente separados; sin embargo, la realidad biológica nos cuenta un relato muy distinto. Resulta fascinante observar cómo el osteosarcoma en perros presenta características moleculares casi idénticas a las que se ven en pacientes jóvenes humanos, convirtiendo a nuestros compañeros de cuatro patas en aliados involuntarios pero fundamentales. 

Al compartir el mismo entorno y desarrollar patologías de forma espontánea, los datos obtenidos en clínicas veterinarias tienen una relevancia directa en los ensayos clínicos para personas. A través del medio especializado Diario Veterinario, se ha dado a conocer cómo el análisis profundo de estas muestras permite entender mejor la resistencia a los tratamientos convencionales. 

La ciencia moderna está dejando de lado el aislamiento disciplinario para comenzar a considerar y poner en práctica el concepto de "Una sola salud", entendiendo que un descubrimiento en un hospital veterinario, posiblemente, termine siendo la pieza que faltaba en una planta de oncología pediátrica. 

De esta manera, la velocidad con la que progresa el cáncer de hueso en los perros es de gran ayuda para los investigadores, gracias a ello pueden ver resultados en tiempos mucho más cortos, facilitando así la toma de decisiones críticas sobre qué moléculas son realmente prometedoras.

Una nueva frontera en la inmunoterapia dirigida

Lo que de verdad está marcando la diferencia en estos estudios es que han dado con unas proteínas que funcionan como mandos a distancia para frenar el tumor. Imagínate que, en vez de usar químicos que barren con todo y te dejan sin fuerzas, pudiéramos simplemente darles instrucciones precisas a nuestras propias defensas. 

De eso se trata esta nueva vía: de enseñarle a tu sistema inmunitario a que identifique a las células malas y pase de largo de las buenas. Al dejar de atacar a ciegas, nos libramos de esos efectos secundarios tan terribles que tanto nos preocupan, haciendo que el camino hacia la recuperación sea muchísimo más humano y llevadero para cualquiera.

Es emocionante ver cómo las vacunas diseñadas a medida, que ya han funcionado de maravilla con nuestros perros, consiguen bloquear el avance del cáncer hacia los pulmones. Al final, el miedo más grande en estos casos siempre es que el tumor se mude a otros órganos, así que conseguir que se quede quieto es, prácticamente, ganar la guerra por adelantado. 

Ahora, el reto está en trasladar esa misma fuerza defensiva a las personas. Como ya sabemos exactamente qué botones hay que pulsar para despertar a las defensas de forma segura, el camino para conseguir tratamientos que funcionen de verdad está mucho más despejado que nunca.

El papel de la genética en la medicina de precisión

Comprender cómo funciona el mapa genético de los tumores ha dado un vuelco radical a la situación. En este escenario, ya no se pierde el tiempo buscando una cura genérica que sirva para todo el mundo por igual. Por el contrario, ahora el objetivo es dar con el remedio exacto para la mutación concreta que tiene cada persona. 

Después de muchos estudios, han notado que los genes causantes de cáncer de hueso sean tan agresivos son prácticamente los mismos en humanos que en animales. Gracias a este parecido, el diseño de medicina capaz de frenar totalmente la multiplicación de las células malignas se ha vuelto un proceso mucho más sencillo y lógico.

Para esto, con el uso de herramientas avanzadas para leer el ADN, los expertos están consiguiendo algo que suena a ciencia ficción: saber cómo va a reaccionar un paciente a un medicamento incluso antes de que se lo tome. Tener esa ventaja ahorra meses de tratamientos a ciegas que no funcionan, permitiendo que los médicos vayan directos a lo que sí va a dar resultados desde el primer día. 

Todo indica que estamos viviendo un cambio de mentalidad histórico. Ver a veterinarios y oncólogos de personas trabajando como un solo equipo va a dejar de ser algo raro para convertirse en lo habitual, logrando que los nuevos fármacos lleguen a las farmacias y hospitales mucho antes de lo previsto.

Innovaciones en el diagnóstico precoz y la monitorización

Por otro lado, encontrar el problema a tiempo sigue siendo el mayor obstáculo cuando nos enfrentamos a cualquier tipo de cáncer. Sin embargo, las nuevas técnicas de imagen y las llamadas biopsias líquidas, que se han ido puliendo gracias a lo que hemos aprendido en las clínicas veterinarias, están permitiendo localizar rastros de ADN del tumor en la sangre mucho antes de que se vea nada en una radiografía de las de toda la vida.

Llegar a este nivel de detalle es, sinceramente, lo que marca la distancia entre poder intervenir con éxito o encontrarse en una situación de riesgo extremo. Gracias a esto, el seguimiento de la enfermedad se vuelve mucho más ágil y, sobre todo, menos pesado para el paciente. 

Ahora es posible hacerse controles seguidos sin pasar por pruebas dolorosas, lo que permite a los médicos ajustar la dosis de los fármacos casi en tiempo real, basándose simplemente en cómo evolucionan tus indicadores biológicos. Lo mejor de todo es que esa tecnología que hoy se usa para salvar a un perro o a un gato está sirviendo para diseñar los escáneres de alta resolución que pronto veremos en todos los grandes hospitales. 

Un futuro de esperanza gracias a la colaboración global

El optimismo que rodea estos avances no es infundado, pues se apoya en evidencias sólidas acumuladas durante años de trabajo conjunto. La idea de que el próximo gran descubrimiento para curar el cáncer óseo provenga de un estudio con perros es posible y es la realidad que estamos viviendo hoy mismo. 

Las fronteras entre especies se difuminan cuando el objetivo es aliviar el sufrimiento y encontrar soluciones permanentes a enfermedades que han sido devastadoras durante décadas. Hoy es posible dar una nueva opción para salvar esa vida y mejorar mucho los cuidados durante la enfermedad.

Para finalizar, queda claro que la apuesta por la investigación multidisciplinar es el único camino viable hacia la victoria definitiva. La generosidad de los datos compartidos por investigadores de todo el mundo crea una red de conocimiento que protege a toda la sociedad. 

Seguir apoyando estos estudios transversales garantiza que la ciencia avance a pasos agigantados, brindando una segunda oportunidad a miles de personas que esperan con ansias una noticia positiva en sus diagnósticos.

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