
Poza de la Sal / Wikipedia
No es el Mar Muerto: el rincón a una hora de Euskadi recomendado por National Geographic
Un pintoresco pueblo medieval que invita a descubrir su historia y su singular entorno natural
Parece El Vaticano, pero está en Euskadi y es una joya: una preciosa basílica del siglo XVII
A las puertas del País Vasco, el territorio español alberga una serie de enclaves que, gracias a su proximidad y atractivo, se perfilan como opciones perfectas para excursiones de un día. Desde los viñedos de la Rioja Alavesa hasta la tranquilidad de los Montes Obarenes, la variedad de paisajes y cultura es inmensa y fácil de explorar.
Entre estos rincones con encanto destaca Poza de la Sal, un pintoresco pueblo medieval de la provincia de Burgos que invita a descubrir su historia y su singular entorno natural.
Ubicada en la comarca de La Bureba, Poza de la Sal es un reflejo vivo del pasado. Su nombre proviene de un fenómeno geológico excepcional: un diapiro salino de 2,5 kilómetros de diámetro, originado por la acumulación de sal de un antiguo mar. Esta formación, reconocida como Punto de Interés Geológico por el Instituto Geológico y Minero, ha sido explotada desde tiempos prerromanos, consolidando al municipio como un destacado productor de sal en la península ibérica.
El casco antiguo de Poza de la Sal, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982, mantiene intacto su carácter medieval. Sus calles empinadas y adoquinadas conducen a la Plaza Nueva, centro neurálgico de la villa, donde se alza el Ayuntamiento, un sobrio edificio del siglo XVIII integrado en la muralla.
A pocos pasos, la iglesia de San Cosme y San Damián, de estilo gótico y construida en el siglo XIV, sorprende con su imponente portada barroca. En su interior se pueden admirar un retablo mayor barroco y otras obras de gran valor artístico que reflejan la riqueza cultural de la localidad.
En lo alto de una colina, el Castillo de los Rojas, edificado en el siglo XIV, domina el paisaje con vistas panorámicas de la comarca. Esta fortaleza, que tuvo la misión de proteger las salinas y resistió el asedio de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia, conserva un aire legendario, especialmente al atardecer, cuando la luz dorada resalta la textura de sus piedras desgastadas por el tiempo.

Poza de la Sal / Wikiloc
Parece el Mar Muerto
Uno de los atractivos más singulares del pueblo es la oportunidad de flotar en sus balsas de agua hipersalina, una experiencia similar a la que se vive en el Mar Muerto. Estas pozas, con una concentración de sal incluso superior a la de dicho mar, permiten a los bañistas flotar sin esfuerzo, ofreciendo una experiencia única en un entorno natural excepcional.
Además de su legado histórico y su riqueza paisajística, Poza de la Sal es el lugar de nacimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, el naturalista más célebre de España. Aunque sigue siendo propiedad de su familia y no está abierta al público, la oficina de turismo cuenta con un pequeño museo dedicado a su vida, donde se exponen recuerdos de su infancia en el pueblo, narrados desde la perspectiva de sus amigos más cercanos.
Las calles de Poza de la Sal están salpicadas de casas blasonadas con entramado de madera, testigos del esplendor que la industria salinera aportó al municipio. Recorrer sus rincones es adentrarse en un entramado urbano de origen medieval, donde cada piedra y cada fachada evocan historias de otro tiempo.
En definitiva, Poza de la Sal es un destino cercano al País Vasco que combina a la perfección historia, naturaleza y cultura. Su valioso patrimonio y su entorno único convierten la visita en una experiencia enriquecedora, ideal para una escapada de un día desde tierras vascas.