La "tiranía estética" que sufren las presentadoras para ejercer su profesión en televisión
La periodista Naiara Vink ha elaborado una tesis doctoral que muestra las desigualdades que viven las mujeres en esta profesión que viven con la presión de "ser guapas" pero a la vez tienen que justificarse por serlo
4 julio, 2021 05:00Todo parte de una experiencia personal. La periodista Naiara Vink ha trabajado durante muchos años en la radio y en la televisión hasta que llegó un momento en que ciertas cosas le hicieron replantearse cuál era el lugar donde quería estar. Tras años como redactor y reportera, ella tomo conciencia de las rutinas respecto a la estética que tienen que soportar las mujeres. Algo que le generaba mucha frustración, a lo que no era capaz de ponerle nombre y que le parecía realmente injusto.
Las reporteras y presentadoras de televisión padecen la presión de una "tiranía de la estética" y del físico que limita sus carreras y provoca una situación de desigualdad en relación a sus compañeros. Esta es la conclusión a la que Naiara Vink ha llegado, tras esos años de profesión, al elaborar su tesis doctoral que analiza la imagen de las periodistas de informativos televisivos y su influencia en el desarrollo profesional. Esta tesis ha estado dirigida por María José Cantalapiedra, del grupo de investigación Bitartez de la Universidad del País Vasco.
Para llevar a cabo su estudio, la periodista entrevistó a mujeres profesionales de las cadenas de televisión de los grupos Mediaset y Atresmedia (Tele 5, Antena 3, La Sexta y Cuatro), de edades comprendidas entre los 28 y los 55 años de edad y con amplia experiencia ante las cámaras. 20 reporteras y 4 presentadoras de televisión: Esther Vaquero, Helena Resano, Ángeles Blanco y Marta Reyera. Fue precisamente esta última la que puso en cierta manera este debate sobre la mesa en enero cuando la borrasca Filomena le dificultaba el llegar a los estudios y acudía directamente a presentar el informativo sin pasar por vestuario, maquillaje y peluquería.
Para obtener más información, también ha hecho un repaso minucioso a los planes de igualdad tanto de esas cadenas, como de RTVE y EiTB para englobar también la visión desde las radiotelevisiones públicas. Por otro lado, la investigación recoge también los resultados de una encuesta del 2016 al alumnado de cuarto curso de Periodismo de la UPV/EHU, en la que se constata que la belleza, el físico o la imagen son los principales elementos que intervienen a la hora de desechar la televisión como medio en el que trabajar.
El trabajo evidencia la preocupación unánime entre ellas de la "excesiva importancia" que se da a su imagen en sus lugares de trabajo pero a ello hay que sumarle un concepto muy importante que introduce Naiara Vink que es el de 'ruido silencioso'. "Ellas saben que esto existe, pero piensan que ya es algo natural y al no poner intervenir en ello, se termina invisibilizando. Evidentemente les frustra y genera desigualdad, pero conviven con ello a modo de inercia. Aunque eso no quiere decir que no les preocupe, porque si les preocupa y mucho aunque no se genere un debate sobre ello", detalla la periodista.
La investigación concluye que las presentadoras de los informativos de televisión padecen una "tiranía de la estética" que determina y limita sus carreras profesionales, circunstancia que no sufren sus compañeros reporteros y presentadores. Según el trabajo, ajustarse a un canon estético facilita el acceso a la televisión, pero puede limitar la promoción y el desarrollo profesional una vez que la mujer ha logrado trabajar en el medio televisivo.
Según el estudio, la presión de la estética y del físico repercute siempre en las mujeres y no en los hombres. De esta forma, la televisión reproduce una imagen de la mujer "anclada en valores sexistas" y difunde "estereotipos sexistas a través de la proyección de la imagen de sus trabajadoras". Además, las periodistas que se colocan ante las cámaras deben dedicarse a desmentir que sus logros profesionales hayan estado vinculados, de manera prioritaria, a su físico: "Es habitual que el hecho de ser guapa no solo limite la promoción profesional sino que sea foco de cuestionamientos que se perpetúan", destaca Naiara Vink.
La periodista explica que esta situación es algo que se sitúa muy cerca de la "violencia simbólica" y muchas veces es muy difícil percatarse de que es una "realidad violenta" y lo pasamos por alto. "La mujer siempre va a jugar con la variable de la belleza para acceder a la profesión, pero es verdad que una vez dentro no garantiza tu desarrollo profesional en la medida en la que también, si eres guapa y además profesional, tienes que estar media carrera desmintiendo que estás ahí por ser guapa. Entonces viven en una especie de limbo imposible donde hay una obligatoriedad por ser guapa, pero a la vez lo suficientemente decorosa para tampoco gustar en exceso y no ser criticada. Eso les genera mucha carga emocional y entran en juego la autocensura y las autolimitaciones", explica Vink.