Sociedad

Emilio Alfaro: "La izquierda abertzale nació de ETA y es difícil cuestionar a una madre"

El periodista presenta su primera obra literaria 'Matar, amar'. "Las generaciones que vivieron el terrorismo quieren pasar página muy rápido". "El problema en Bildu es que dice que siente el daño causado pero no a quien lo hizo ni las razones"

19 septiembre, 2022 05:00

Después de una dilatada trayectoria como informador en el País Vasco, el periodista Emilio Alfaro debuta en el mundo de la literatura con la obra 'Matar, amar', una "tragedia griega" en el que se cruzan la violencia de ETA -aunque sus siglas nunca aparecen-, las ansias por redimirse y también el amor.

Alfaro (Mendigorria, Navarra, 1955), es un periodista de larga experiencia que arrancó su andadura profesional en el diario 'El Correo', en Bilbao, donde trabajó como cronista político, reportero, coordinador de reportajes y jefe de Opinión. Mas tarde llegó a 'El País', primero en Madrid como cronista político y después como jefe de Redacción en el País Vasco. Dentro del mundo de la comunicación, también ha ejercido como responsable de comunicación del Gobierno vasco con los lehendakaris José Antonio Ardanza y Patxi López

Esta novela, su ópera prima, surge de una hipótesis o de una intuición literaria que le asaltó a finales de los años ochenta: ¿Qué sucedería si un terrorista arrepentido y la viuda de la persona a la que asesinó se enamoraran desconociendo ella esa circunstancia?. Una idea que acompañó a Alfaro durante años y a la que ahora ha dado forma. Este jueves 21 de septiembre se presenta en Vital Fundazioa Kulturunea e intervendrán también los historiadores Antonio Rivera y Txema Portillo y la periodista Raquel Ecenarro.

Esta obra es su primer salto del periodismo y la comunicación a la literatura, ¿De dónde surge esta inquietud? ¿Cómo es este proceso de cambio?

Yo, como muchos periodistas, empecé en esta profesión porque me gustaba escribir, pero pronto empecé a trabajar en una redacción. Fue cuando me jubilé hace año y medio cuando lo retomé. Lo primero que hice fue un trabajo de limpieza de mente, leyendo de la actualidad lo justo e intentando escribir relatos para parar, olvidarme del lenguaje político, administrativo o periodístico y ver si era capaz de algo. Y entonces retomé esa intuición literaria con una idea: ¿Qué pasaría si un terrorista arrepentido se enamorase de la de la mujer de la persona a la que asesinó? Lógicamente, sin ella saberlo. O viceversa, ¿qué pasaría si la mujer de una víctima se enamora de su verdugo sin saberlo? 

Y por eso lo quise dibujar como una especie de tragedia clásica griega en la que todos son perdedores. Es una historia que mete esa tragedia dentro de la gran tragedia que hemos sufrido todos hasta anteayer. Y de ahí dibujé dos personajes principales: Luke, el terrorista joven, como muchos, que se ve seducidos por la violencia, fundamentalmente por el contacto con la cuadrilla y por afirmarse; y Marisol, que es otra joven vasca que en contra de lo que le dice el sentido común y lo que le dice su entorno, su madre, su hermano, el contexto social en el que vive, se enamora por azar de un guardia civil. Yo no quería hacer una una novela para explicar el problema de la violencia y el terrorismo que hemos sufrido aquí. 

¿La historia se basa o inspira en algún personaje real? ¿Cómo ha sido la labor de documentación? 

Para hacerlo verosímil y situarlo en ese contexto he tirado de casos que, después de más de 40 años de profesión y dentro del llamado conflicto del terrorismo, pues he conocido. No empleo la palabra ETA, pongo 'la ORGANIZACIÓN’ en mayúsculas, pero todo el mundo sabe que es ETA. O cuando escrito ‘la Kapital’ se sabe que es Donostia. Pero no he querido crear elementos de efecto ni de ubicación topográfica para no desviar el foco de la tragedia de los dos personajes. 

No está basado en ninguna figura real dentro del mundo de ETA, eso no. Todo eso es ficticio. Pero sí tiene elementos verosímiles que han pasado y que son conocidos. El contexto en el que sucede no es ficticio porque es el que hemos sufrido y todos hemos conocido aquí. Me he documentado lo mínimo, porque muchas cosas ya las conocía o las has vivido. Lo que he hecho ha sido perfeccionarlo y darle literatura. 

Quizás llegar a una situación como la que se da en el libro sería ciertamente imposible pero, ¿crees verosímil que sí se puedan crear puentes entre víctimas y victimarios? 

Sí hay una cosa cierta en lo referente a cierto reencuentro o cierto perdón. Pero no, no en el sentido tan extremo como yo planteo en el libro que es un amor imposible y al final también tiene un resultado trágico.

Pero para que pudiera suceder algo en el contexto real en cuanto a tender puentes entre ambas partes tendría que suceder algo que, en el caso de la novela Luke no llega a hacerlo al final, que es ser consciente de que lo que hizo, o en este caso hicieron, no tiene ninguna justificación y que sienta verdadero dolor, no de cara a la galería sino como el que de verdad siente en la novela Luke. 

 

Lo que hay en la sociedad vasca, sobre todo en las generaciones que han conocido y han sufrido más directamente el terrorismo, es un afán muy desmedido de pasar rápido, de olvidar

 

¿Y cree que obras como la suya, aunque sea ficción, contribuyen a la construcción de ese famoso relato?

Cuando me puse a escribir la novela no pensé en hacer relato, pero lógicamente si esta aportación sirve para establecer un cierto relato desde esa verosimilitud y desde ese punto de vista, yo estaría satisfecho del discurso perfectamente. La verdad de lo que sucedió ya está escrito en los libros que han escrito los historiadores, está contando todo con detalle: la justificación de la violencia de ETA, los excesos del Estado en algunos casos, la guerra sucia de las personas… Pero a veces es más efectivo lo que puede aportar una novela como 'Patria' o alguna serie de televisión basada en ella o en otras ficciones. 

Quizás sí sea una buena manera de llegar a las nuevas generaciones, con este tipo de formatos…

Sí, puede ser sí. De todas formas, lo que hay en la sociedad vasca, sobre todo en las generaciones que han conocido y han sufrido más directamente el terrorismo, es un afán muy desmedido de pasar rápido, de olvidar. Y eso es quizás porque no se ha sido tan ejemplar como se ha dicho, quitando una minoría que se ha resistido valientemente y otra que la sufrió o que sufrió el terrorismo en sus propias carnes. La realidad es que la mayoría de la sociedad vasca no se involucró en contra de la violencia, eso hay que decirlo. Y por eso quizá hay un cierto interés, por una parte explicable, en olvidar esa historia. Quizá dentro de otras generación, como está pasando con la Guerra Civil, pues sí se demanden explicaciones de lo que hizo cada cual y por qué se consiguió o por qué duró tanto esto. 

 

El problema que hay en la izquierda abertzale es que dice que siente el daño que causó pero no cuestiona a quien lo causó y las razones por lo que lo hizo

 

En el mundo de la literatura y la creación está habiendo en los últimos años un ‘boom’ de nuevas obras, pero en aquellos años duros se escribía muy poca literatura sobre este asunto. ¿Había miedo? ¿Se estuvo a la altura desde el mundo literario? 

Ha habido distintas fases. Sí que hay personas que han escrito desde el principio. Recuerdo a Raúl Guerra Garrido que en el año 76 ya escribió sobre el secuestro de un empresario ‘La lectura insólita de El Capital’ que ganó el Premio Nadal. Y luego ha habido otras aproximaciones. Al principio hubo más hacia los victimarios en el sentido de interesarse por ellos y de intentar explicarse las razones por las que actuaban. 

Luego se da una vuelta cuando se pone la mirada hacia las víctimas del terrorismo. A partir de mediados de los 90 se produce un giro que poco a poco se va dando paulatinamente. Y 'Patria' es una referencia. A partir de ahí sí hay más historias.

La palabra ‘perdón’ resuena constantemente en todo lo que gira sobre este asunto… Se habla de la ‘reconciliación’, ¿cree que ha sido real y sincera? ¿O es algo impostado?

Para que se dé el perdón, primero hay que pedirlo. Y para pedirlo hay que pedirlo de verdad y eso requiere un arrepentimiento sincero. Es la conciencia de que causaste eso, hiciste daño injustamente. Y el problema que hay en la izquierda abertzale es que dice que siente el daño que causó pero no cuestiona a quien lo causó y las razones por lo que lo hizo.

 

Existe un consentimiento al dejarles algunos espacios para resurgir el espíritu de ETA y eso es un problema de convivencia democrática

 

Si algo ha despertado el dolor de las víctimas este verano han sido los continuos episodios evocando al espíritu de ETA con homenajes a presos, pancartas… 

Justo acciones como estas cuestionan la credibilidad de lamentarse por el dolor causado. Es decir, no puedes ser sincero cuando estás homenajeando a quien lo causó. Eso es evidente. Y el problema que tiene la izquierda abertzale es que nació de ETA. Qué ETA es su madre. Y me imagino que le será muy difícil negar o cuestionar a su madre.

¿Estamos normalizando estas situaciones ahora tal y como se normalizaba hace 40 años el hecho de convivir con la violencia de ETA?

Por eso digo lo del olvido, porque una vez que se ha dejado de matar, también existe un cierto consentimiento con dejarles algunos espacios. Ya que no matan, pues tienen sus desahogos. Y ese es el problema de convivir, es un problema de convivencia democrática. Tampoco con la ley puedes acabar con esas historias, tiene que ser con una especie de reproche social, debe de ir sobre todo con la educación cívica y con memoria. No se toleraría nunca hacer una txosna de los GAL o para los violadores presos. Pues de la misma manera, no debería admitirse que se hicieran homenajes a personas que han sido condenadas por asesinatos flagrantes. 

El asunto de los crímenes sin resolver también aparece en su obra. Esta misma semanas algunos colectivos de víctimas han pedido no pactar con Bildu hasta que no se resuelvan dichos casos, Europa los está investigando… ¿Cómo ve todo este asunto? 

Que haya crímenes sin resolver es una consecuencia de todos los problemas que hubo en los años de plomo en los que la cantidad de asesinatos que hubo y que desborda la capacidad de investigación. En un año hubo más de 100, por ejemplo, entonces desbordó todo. Y por eso quedan un montón impunes que no sé si se llegarán a descubrir todos. De hecho, en la novela, el caso del marido de Marisol queda impune.

Si sus autores no confiesan, y no parece que vayan a hacerlo, todo depende de las pruebas que vayas cogiendo con los papeles de Francia o con algunos detalles de otras investigaciones. Pero es normal que las familias demanden justicia. Es un tema peliagudo pero queda pendiente dar respuesta a muchos de esos crímenes. 

¿Y quedan todavía silencios o secretos por salir y por resolverse en relación con el terrorismo de ETA?

Sin duda, habrá un montón. Sobre todo en los procesos de decisión del mundo de ETA, de por qué se atentaba contra determinadas personas, y también todo el tema del sistema de informadores, delatores y encubridores. Pero esa es una historia muy muy difícil de desentrañar porque ellos no van a hablar o parece que les cuesta hacerlo. Por eso digo lo del la diferencia entre el arrepentimiento sincero y el arrepentimiento de boquilla que no existe, que no está. El arrepentimiento no es pedir perdón de boquilla.