Mujeres migrantes concentradas ante Gobierno vasco por sus derechos laborales y sociales. / EP

Mujeres migrantes concentradas ante Gobierno vasco por sus derechos laborales y sociales. / EP

Sociedad

Los verdaderos 'inocentes': cómo el racismo institucional conduce a los migrantes a la marginación

Asociaciones critican que se excluya a los migrantes en viviendas apartadas porque así "no hay opción a integrarse, se fomenta el racismo”

28 diciembre, 2022 05:00

Sí hay algo que suena a inocentada es que en 2022 el racismo sigue siendo una lacra que aún perdura en todas las sociedades modernas, y más aún que se vea reflejado constantemente en los innumerables delitos de odio que suceden en prácticamente cualquier rincón del planeta.

Una investigación realizada por el Centro Reina Sofía destaca que el 75% de los jóvenes de entre 15 y 29 años rechaza el racismo y pone en valor la multiculturalidad. Y eso se traduce en que uno de cada cuatro no lo rechaza. Si miramos hacia Euskadi, hace unos días el último Sociómetro del Gobierno vasco revelaba que un 36% de los migrantes se han sentido rechazados por su cultura o por su religión en algún momento.

Pese a que en los últimos años ha mejorado la convivencia entre personas de diferentes orígenes, estos datos siguen resultando muy llamativos en un contexto en el que cada vez son más los migrantes que llegan a la CAVEn 2001 residían en Euskadi 46.540 personas nacidas en el extranjero; hoy son 255.000, lo que significa que población migrante se ha multiplicado por cinco en dos décadas.

Migran para trabajar

¿Qué es lo que impulsa a estas personas a venir a Euskadi? La respuesta es sencilla: la mayoría llegan en busca de una vida mejor. Encontrar un trabajo y poder ofrecer a sus familiares una vida digna son las aspiraciones de aquellas personas que dejan atrás prácticamente toda su vida.

Es el caso de Monica Saavedra, que nació en 1984 en la ciudad colombiana de Cali y llegó a España en 2016 para poder tener una mejor calidad de vida. Después de vivir en Valencia, Logroño y Madrid, desde el año 2020 vive en Barakaldo. Según explica, nunca se ha sentido rechazada ni en la CAV ni en el resto de ciudades donde ha vivido, aunque sí lamenta que en ocasiones ha tenido que escuchar ciertos comentarios que la gente hace "sin mala intención, pero que muchas veces no sientan bien”.

Al ser latino nos meten a todos en el mismo saco

"Vosotros que sois de esos países" o “gente como tú” son algunas de las frases que Saavedra escucha con frecuencia “porque al ser latino nos meten a todos en el mismo saco”.

La joven colombiana, que trabaja de cara al público, ha recibido este tipo de comentarios especialmente en el ámbito laboral. Aunque nunca se ha sentido discriminada por parte de sus jefes o compañeros, no ha tenido la misma suerte con los clientes. “En mi caso que trabajo en el sector comercial, estos comentarios siempre han sido de personas mayores”, lamenta.

Estos comentarios negativos podrían incluirse dentro del marco de una sociedad que aunque no se define como racista, aún tiene pasos que dar para favorecer la integración y la normalización de las personas migrantes en Euskadi. Precisamente el sociómetro del Gobierno vasco revela que el 79% de los vascos prefiere vivir en una sociedad diversa, aunque conforme se avanza en edad ese porcentaje es menor. Esto es algo que coincide con la experiencia de Saavedra en Euskadi, ya que destaca que las frases anteriormente señaladas las recibe mayormente de gente mayor. ”Yo creo que mi generación y la que viene después son más abiertas”, apostilla.

En lo que al ámbito social se refiere, la joven colombiana nunca ha recibido insultos racistas. Según explica, esto va ligado a que se relaciona con personas de su edad o un poco más jóvenes, “que en resumidas cuentas son más tolerantes”.

El racismo no se mide con la misma intensidad en todos los casos. El nivel de integración de las personas migrantes puede variar dependiendo del su lugar de origen. Saavedra considera que las personas que provienen del norte de África son las que sufren más racismo: “Se les ve muy diferentes y las culturas chocan mucho. Nosotros al final tenemos cosas en común, como el idioma o la religión, y eso hace mucho”.

Cientos de personas se concentran en las capitales vascas para denunciar el racismo institucional y social. / EP

Cientos de personas se concentran en las capitales vascas para denunciar el racismo "institucional y social". / EP

 

No hay trifulcas en el día a día

Precisamente para conocer el punto de vista de una persona de origen norteafricano, 'Crónica Vasca' charla con Baba Hanadi, presidente de la Asociación Cultural de Inmigrantes Saharauis de Gasteiz, quien lleva ligado a Euskadi desde 1983, aunque fue en 2012 cuando se asentó en la capital vasca de forma continuada.

He tenido que escuchar varios comentarios como 'joder estos' o 'mira este pobrecito que no se entera de lo que estamos diciendo, pero se lo estará llevando crudo'

Hanadi coincide con las conclusiones del sociómetro, ya que según explica que “hasta cierto punto los vascos quieren vivir con diferentes culturas. No hay trifulcas racistas constantes en el día a día”.

“Hubo una temporada que por el tema de la RGI la gente pensaba que veníamos a vivir del cuento. He tenido que escuchar varios comentarios como 'joder estos' o 'mira este pobrecito que no se entera de lo que estamos diciendo, pero se lo estará llevando crudo'”, lamenta el presidente de la asociación.

Este tipo de comentarios que tanto Saavedra como Hanadi tienen que soportar en su día a día podrían considerarse actitudes microrracistas, ya que en muchas ocasiones son frases inconscientes que no se lanzan con el objetivo de herir al receptor, pero que son la viva muestra de una sociedad que aún tiene muchos pasos que dar.

Pese a estos comentarios ocasionales, Hanadi no considera que los migrantes sufran un “rechazo notable”, y defiende firmemente que el racismo parte de la ignorancia: “La gente más racista suelen ser personas ignorantes”.

Actos de compromiso humanitario con la crisis migratoria de Ucrania. / EP

Actos de compromiso humanitario con la crisis migratoria de Ucrania. / EP

 

Racismo institucional

Lo más peligroso a la hora de favorecer la marginación de los migrantes es el "racismo institucional", es decir, la segregación. El presidente de Amigos de Gasteiz critica la segregación que hay en los colegios, y lamenta que desde las instituciones se justifique por razones del padrón. Asimismo, critica que se excluya a estas personas en viviendas apartadas, ya que “favorece la formación guetos en la viviendas de protección oficial, porque hay viviendas donde sólo hay extranjeros, y así no hay opción a integrarse, se fomenta el racismo”.

Del mismo modo, Hanadi crítica que si la sociedad aparta a todas las familias extranjeras, éstas no tendrán ningún contacto con el resto de la sociedad. “Llega un punto en el que sólo hay contacto con la gente local en sitios como el supermercado. Y los niños sólo tienen contacto con los profesores, porque sus compañeros son todos extranjeros”. 

Delitos de odio

En un contexto en el que los delitos de odio no paran de subir, los de carácter racista son los que más abundan, ya que casi tres de cada cuatro actos de este tipo acontecidos en 2021 están relacionados con el racismo.

Otro de los puntos más controvertidos en lo que al racismo se refiere es el rechazo hacia lo diferente. El sociómetro del Gobierno vasco apunta a que casi cuatro de cada diez personas no ve adecuado que gente de otras culturas o religiones vistan según sus costumbres. Hanadi se muestra tajante en este tema, el cual no afecta en absoluto al resto de personas: “Respeto. Cada uno que haga lo que quiera”.

Que existen ciertos comportamientos racistas es algo que pocos pondrán en duda. Pero lo que resulta interesante es saber dónde se halla la solución de este conflicto. “Ya me gustaría saberlo”, explica Hanadi. Aunque en la misma dirección de lo explicado anteriormente, el saharaui apunta a la segregación como uno de los “clarísimos” impulsores del racismo. 

Hanadi apela a que la gente tenga en cuenta que la inmigración va a ir a más: ”Quieran o no quieran se va a integrar; nos integraremos nosotros y los vascos se integrarán entre nosotros. Es ley de vida, las fronteras tienden a desaparecer”.

Desde la Asociación Cultural de Inmigrantes Saharauis de Gasteiz reivindican luchar por un mundo justo, “hay que seguir fomentando la buena convivencia, la vecindad y la diversidad de culturas”.

Aún queda trabajo

El estudio del Gobierno vasco concluye que los vascos, en rasgos generales, prefieren vivir en una sociedad diversa, con personas de diferentes culturas, creencias, orientaciones sexuales o identidades de género. Los encuestados otorgan 6,6 puntos sobre 10 al clima de convivencia entre la población nacida en Euskadi y la extranjera, una nota que aunque pueda parecer suficiente, deja en evidencia que aún quedan muchos pasos para lograr una integración plena y un clima de convivencia sin fisuras donde no quepa el odio.

La gran mayoría opina que para lograr una mejor convivencia es necesario un esfuerzo compartido tanto de las personas inmigrantes como de las autóctonas. Y así lo consideran también Saavedra y Hanadi, quienes defienden con firmeza la integración entre personas de diferentes orígenes para normalizar la convivencia.

En torno a la mitad de la población tiene relaciones frecuentes con personas provenientes de diferentes culturas y religiones (44%), y dado que cada vez llegan más, -conviene recordar que Euskadi ganará en en los próximos 15 años 42.000 habitantes gracias a la llegada de migrantes- este dato será previsiblemente cada vez más elevado. Y aquí está la clave. Impulsar las relaciones sociales entre personas de diferentes orígenes son la forma de lograr una integración y normalización que entierren un racismo que envejece a la par de la gente que predica con sus ideas.