Cuatro planes de última hora para sorprender a tu pareja en Euskadi este San Valentín

Llega otra vez San Valentín. Ya sabemos que el día de los enamorados se lo han inventado algunas superficies para que consumas y regales algo... Y vale, también es verdad que esta no es la tierra más romántica del mundo. Eso es así, pero a todos y todas nos gusta que nuestra pareja nos sorprenda con una muestra de su amor. Además, no todo va a ser leer temas empresariales y sondeos políticos aquí. Para las rezagadas y los rezagados que todavía no lo tiene claro, aquí te aportamos algunos planes que no suelen fallar. 

1. Visita a un Spa

Este es el plan de moda ya desde hace algunos años. Y, todo hay que decirlo, existen dudas razonables de que queden plazas libres. Pero la oferta es amplia, sobre todo en Vitoria, Bilbao y San Sebastián. A nadie le amargan esos chorros calientes del jacuzzi. Menos aún si hay masaje incluido.  

2. Un atardecer en la playa

En el ranking elaborado este 13 de febrero entre la redacción y amistades varias, así, a bote pronto, este es el plan preferido. Algunos lo tenéis más fácil que otros, porque depende de dónde viváis. Pero parece que el tiempo no va a ser malo del todo este 14 de febrero. Y una mano entrelazada frente al horizonte eterno del mar siempre es agradable y, lo más importante, romántico.  

3. Ir a cenar a un buen restaurante 

Un clásico que nunca falla. Tanto en las tres capitales vascas como en casi todas las localidades de Euskadi vas a encontrar buenos restaurantes donde disfrutar de una buena cena junto a tu pareja. La oferta es muy variada. Así que no tienes excusa. Anímate y lleva a tu amor a darte un festín gastronómico en uno de esos lugares especiales. 

4. Siempre quedarán las rosas y los bombones

Otro clásico que tal vez parezca anticuado, pero que tampoco falla. Si todo lo anterior (u otros planes alternativos) te resultan imposibles pero quieres tener un detalle con esa persona a la que amas, siempre te quedará regalarle unas cuantas rosas (últimamente las orquídeas también merecen la pena) y/o unos buenos bombones. La dulzura nunca está de más.