Bilbao es una ciudad muy pequeña, tan solo cuenta con 340.455 habitantes, según el informe Población de la C.A. de Euskadi por ámbitos territoriales según grandes grupos de edad. 01/01/2022 del Instituto Vasco de Estadística. No es muy amplia, ya que tiene una superficie de 41.6 kilómetros cuadrados. En comparación, la Comunidad de Madrid tiene 8.028 kilómetros cuadrados.
Es normal, debido a su tamaño, que el ciudadano conozca cada uno de los rincones de esta pequeña villa y los tenga incluso memorizados. Bilbao no cuenta con tanto para ver como la capital de España. Sin embargo, lo sorprendente es que sí posee pequeños tesoros desconocidos para muchos.
Los cinco secretos de Bilbao
Los colores azúl, rosa, verde y amarillo destacan desde lejos. El barrio de Irala o Iralabarri, compuesto por 15 calles, es uno de los más pintorescos de la ciudad. Se sitúa entre las calles de Kirikiño, Baiona y Zuberoa del distrito de Rekalde. Sus casas de dos pisos y de estilo neovasco mezcladas con detalles anglosajones son lo más sorprendente, motivo suficiente por el que lo llaman el Notting Hill bilbaíno, ya que guarda mucho parecido con el de Londres.
Fue el empresario Juan José Irala quien promovió la creación del barrio en 1908 tomando como referencia la arquitectura inglesa con la intención de alojar a obreros y empleados.
Y de Londres uno puede transportarse a Grecia gracias al Callejón Zollo, el más desconocido hasta ahora. Este pequeño rincón, que lleva décadas en pie, se encuentra entrando por el taller Molcris, en Alameda San Mamés, 11. Se trata de un cantón estrecho que une las viviendas de la Alameda Rekalde, Alameda San Mamés y la calle Egaña.
Lo componen paredes blancas, decoraciones artesanas y flores, pero también diferentes locales con puertas azules, como la tienda de segunda mano Molcris; una galería de arte llamada Aire y un txoko (local pequeño para el ocio). Su entrada es gratuita y abre de lunes a viernes entre las 9:00 y la 13:30 y entre las 16:00 y las 19:30 horas.
Sin ir muy lejos, en el Casco Viejo se esconde un tesoro menos conocido aún: una casa-restaurante y galería de arte llamada Epelde & Mardaras. Se encuentra en el tercero izquierda de la Calle Jardines, 10. Emilia Epelde se encarga de reservar cada una de las cinco estancias a un grupo de clientes y de ofrecer un menú elaborado por ella por 55 euros.
Una cocina tradicional, sencilla y vasca. El producto lo escoge en el Mercado de la Ribera y el menú consiste en un entrante, plato y postre. El favorito de los clientes es la sopa de pescado. La gastronomía era un complemento de las exposiciones de arte en un principio pero, con el incremento de invitados con el paso de los años, se ha vuelto la actividad principal.
En el barrio de Zorrozaurre, donde antiguamente se situaba la fábrica de galletas Artiach, ahora hay un espacio peculiar. El edificio "abandonado" forma parte del Espacio Open, centro cultural que realiza proyectos sociales y creativos desde 2009. Dentro de este espacio, además, cuentan con un local atípico con encanto y vistas a la ría de Bilbao. Se trata de la cafetería Jardín Secreto de Bilbao, que abrió en 2017 y que atrae a decenas de jóvenes, adultos y mayores cada día desde entonces. Aunque también cuentan con un público diferente, que son los trabajadores de las fábricas de esta zona.
Por último, el barrio de Musustegi (lugar de moras), al lado de los barrios de Zorroza, Uretamendi y Basurto, supone una visita obligatoria. Este fue levantado por una gran mayoría de trabajadores gallegos. Está lleno de cuestas, pero merece la pena, ya que ofrece unas vistas preciosas.
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