Primero fue París. Ahora, las chinches han llegado a Euskadi y se están expandiendo a otros países. Las que se han dejado ver hasta ahora son las de cama, unos insectos que se alimentan de la sangre humana por la noche y tienen el tamaño de una pepita de manzana. 

Pero a Bizkaia ha llegado la especie de la chinche apestosa marrón, que se detectó en el territorio vasco hace un año. Las alarmas han saltado en Bilbao, Barakaldo, Trápaga, Durangoaldea y en Galdakao, lugares donde ha tenido más presencia. 

Esta es una especie que no pica, a diferencia de la de cama, y que se alimenta a base de savia de las plantas. Solo sería problemática en el caso de volverse una plaga, pues causaría grandes daños en los cultivos y árboles frutales.  

Maneras de eliminarlas 

La chinche busca rincones para hibernar una vez finalizado el verano. Estas han habitado, hasta ahora, zonas arboladas, pero la llegada del mal tiempo les ha hecho expandirse a zonas de refugio, como los hogares. Las de cama tienden a transmitirse por los tejidos e infestan rápido las casas. Se reproducen en zonas pequeñas y se ubican en almohadas, sábanas y colchones. Aunque también pueden invadir cortinas, muebles, alfombras, la parte de atrás de los cuadros o incluso las tomas de corriente.

No provocan enfermedades graves, pero es cierto que las picaduras (manchas inflamadas con un centro más oscuro) llegan a resultar muy incómodas. Por ello, muchos tratan de buscar remedios para eliminarlas, aunque no sea un trabajo fácil. Según los entomólogos del Institute of Insect Science for Family Health, el mejor remedio es lavar con agua caliente (50ºC) las prendas y ropa de cama.

Posteriormente, lo ideal es meterlo todo en la secadora a temperatura alta durante 20 minutos o más. De esta manera no solo se acabará con las chinches, sino con los huevos. Para eliminarlas en los colchones o en el resto de muebles, es buena idea usar un limpiador de vapor, que arroja vapor a alta temperatura, para matarlos sin usar productos químicos. Otra opción es mezclar vinagre con bicarbonato y rociar las prendas para matarlos. Así como los insecticidas a base de piretrinas, los de aerosol y el empleo de polvo de diatomeas. 

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