Euskadi tendrá sus cosas buenas y sus cosas malas, como cada Comunidad Autónoma de España, pero no se puede obviar el hecho de que guarda una de las mejores gastronomías del país. Prueba de ello es que ni los grandes chefs pueden evitar pisar sus increíbles y originales restaurantes. 

Desde la mejor sidrería hasta del restaurante más mágico en el que uno puede comer al lado del río, o incluso el restaurante más raro donde el comensal degustará la piel de una careta. Todo son sorpresas en Euskadi. 

El restaurante de pueblo más gourmet 

Este restaurante ubicado en un pintoresco pueblito guipuzcoano de apenas 200 vecinos, Salinas de Léniz, conocido por la explotación de la sal, es capaz de ofrecer un menú muy gourmet en un entorno "paradisíaco". Así lo describe el youtuber Sezar Blue, que no ha dudado en acudir. "Mucha montaña, mucho verde, muy buen clima y, sobre todo, la comida". 

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El restaurante Arrate, decorado al más puro estilo vasco y en una casa de unos 130 años de edad, es toda una trampa para aquellos que buscan algo diferente. Sezar ya comenta que la gente acude allí en busca de su comida tradicional, pero mimada.

Y es que la actual dueña, Begoña Plazaola, explica para la revista ONDOJAN que antes de que lo dirigiese su madre, Estefanía López, el local fue un bar de los de toda la vida. Hoy día es su madre la que lo ha convertido en un restaurante con decoración antigua y que sirve comida tradicional con algún que otro detalle moderno

Antes solo se limitaba a ofrecer callos, bacalao a la vizcaína, alubias rojas de Álava con morcilla, chorizo y tocino. Hoy día sirve estos mismos platos porque, según Begoña, la gente no les deja cambiar aunque quieran modernizar la carta. Los pescados en horno de leña como el besugo, el rodaballo o el rape, además, son muy especiales en el local.  

Su carta, con un precio medio de 40 o 50 euros, alberga todo tipo de platos muy sabrosos además de los ya mencionados, como los reyes de la casa que son los platos de cuchara. Destacan los garbanzos, que son los más demandados por los clientes. Los sirven de dos formas: con rape y almejas, y en crema, con hongos y foie. Asimismo sobresalen, entre los primeros, el arroz meloso con bogavante, la sopa de pescado o el marmitako. 

El comensal encontrará entre los segundos no solo el pescado ya mencionado, sino unos txipirones a lo Pelayo en su tinta, las colas de cigala, la merluza rellena o las kokotxas rebozadas. Las carnes están igual de presentes. Han decidido apostar por el rabo, las patitas de cordero o las manitas de ministro con foie, la chuleta y el solomillo. 

Los postres son caseros y los clientes agradecen la famosa tarta de queso al horno, el flan, el brazo de gitano, la tarta de manzana o la reina de la casa, el soufflé, que lo flambean en la mesa delante del cliente