Se acerca el Carnaval. En la capital vizcaína de Bilbao se celebrará del 8 al 13 de febrero. Durante estos días, la villa se iluminará con color, disfraces, gigantes y cabezudos, la kalejira o concursos, entre otras actividades. Una de las más populares en Euskadi es la Gargantúa, un símbolo vasco desde hace años

Se trata de un baserritarra gigante con la boca abierta, por donde los vascos tendrán que pasar. Una figura que se suele sacar, sobre todo, en días festivos como la Semana Grande de Bilbao y en época de Carnavales. Lleva siendo tradición desde hace más de 165 años y tras más de cinco reencarnaciones

La historia de un símbolo 

Fue en el año 1854 cuando apareció por primera vez un 22 de agosto en la antigua plaza del mercado al lado de San Antón, tal y como señala EL CORREO. Los bilbaínos, tras pasar por la boca y tras comprobar que todos salían vivos, procedieron a aplaudir y la Gargantúa se convirtió en historia de la villa. 

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Este gigante fue toda una novedad en los festivos, ya que en ese entonces el programa lo componían los juegos de cucaña en la ría, las corridas de toros, bailes, desfiles y fuegos artificiales. La Gargantúa encajó en la villa al ser el típico baserritarra con apariencia tosca que se dedicaba a comer angulas y porque representaba al amante de la comida, al tradicional vasco tripasai

La Gargantúa se come a dos niños. ANto Flickr

Fue obra de unos jóvenes de una cuadrilla en la década de los 50 del siglo XIX, que tenían una sociedad, La Pastelería. Justo en el año 1853, los pertenecientes a esta sociedad eran quienes se encargaban de estos festivos y pidieron al carpintero y bombero Clemente Antonio Echániz, conocido como 'el Bombero de Echániz', que creara una figura de un aldeano enorme y con un tobogán en su interior. Rápidamente creó un muñeco gigante sentado en una mesa capaz de mover los ojos y la boca.

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Los pasteleros de la sociedad se inventaron su nueva vida. Así, este nació en Noleai tras un diluvio universal, tenía unos padres que se llamaban Tragaldabas y Mascafierro y se comió a diez niñeras y 1.500 vacas. 

La construcción se movía sobre un carro y podía ser arrastrada con cuatro caballos. En uno de ellos montaba un chico disfrazado de arlequín, mientras que otro repartía octavillas. El panfleto de 1854 expone que "Gargantúa se ha propuesto ver lo muy poco que le falta del orbe partiendo de la villa de Bilbao y apenas ha necesitado alimento alguno desde su llegada por hallarse indigesto de dos ballenas que se engulló algo más allá de Machichaco".

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Ahora, Gargantúa está presente en la Semana Grande de Bilbao y durante los Carnavales de este año preparado para comerse a los niños que no dejan de caer en su trampa.