Euskadi se erige como un destino ideal para aquellos que buscan una escapada llena de historia, monumentos reconocidos como patrimonio cultural y una gastronomía incomparable. Entre las provincias que conforman esta región, San Sebastián destaca como uno de los lugares más visitados, considerada incluso la capital de provincia vasca más bonita.
En Donostia, los turistas pueden descubrir una variedad de lugares emblemáticos, desde la majestuosa Playa de la Concha hasta el encantador Casco Antiguo y el fascinante Museo de San Telmo, entre otros rincones que dejarán a cualquiera boquiabierto. Pero más allá de sus conocidas atracciones, la ciudad guarda secretos entre sus plazas y calles. A continuación, descubriremos uno de ellos.
El gran secreto: de Casino a Ayuntamiento
El gran secreto que guarda San Sebastián se remonta al pasado del Ayuntamiento, que antes de ser sede municipal, albergaba el Gran Casino. Este lugar, construido en 1887 por Luis Aladrén y Adolfo Morales de los Ríos, fue el epicentro de la alta sociedad, donde se celebraban fiestas, bailes y conciertos. Pero más allá de su faceta social, el Gran Casino también ofrecía la emoción de los juegos de azar, como la ruleta y el bacarrá, prácticas que en aquella época eran consideradas ilegales.
El edificio del Gran Casino, con sus aproximadamente 7000 metros cuadrados de estilo renacimiento moderno, era conocido con el evocador apodo de "Santa María de la Roulette". En su planta baja albergaba una variada oferta de restauración y entretenimiento, desde restaurantes y cafés hasta salas de billar y lectura. Sin embargo, el verdadero corazón del casino residía en el famoso Salón Amarillo, donde se llevaban a cabo los juegos permitidos y más populares entre los visitantes.
Contrastando con la bulliciosa actividad de la planta baja, la planta superior albergaba los salones de juego prohibidos, a los cuales solo se permitía acceder con restricciones severas, vedados incluso a los habitantes locales y con requisitos de identificación especiales para los extranjeros. Esta dualidad de espacios, uno público y otro clandestino, otorgaba al Gran Casino un aura de misterio y exclusividad.
Sin embargo, la época dorada del Gran Casino llegó a su fin en 1924, cuando la dictadura de Primo de Rivera decretó el cierre de todos los casinos en España, considerándolos centros de perdición y desorden social. Con el cierre forzado, el edificio del Gran Casino quedó en desuso hasta que, en 1938, pasó a ser propiedad municipal.
Para dar un nuevo propósito a este majestuoso edificio, se decidió trasladar las oficinas municipales que ya no cabían en el consistorio de la Plaza de la Constitución. Tras algunas reformas, en 1947 se inauguró el edificio como la nueva Casa Consistorial de San Sebastián, un destino que continúa siendo testigo silencioso de la historia y los secretos de la ciudad.
Descubrir los rincones ocultos y las historias pasadas de San Sebastián es adentrarse en un viaje en el tiempo, donde cada edificio y cada calle guarda secretos que aguardan ser revelados por aquellos que se aventuran a explorar esta hermosa ciudad vasca. Y el Ayuntamiento, con su pasado como Gran Casino, es solo uno de los muchos tesoros que esperan ser descubiertos en esta joya del País Vasco.
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