Empresarios, estudiantes e interesados en la Inteligencia Artificial alaveses se han dado cita hoy en el encuentro ‘Inteligencia Artificial generativa: introducción, presente y futuro cercano’, organizado por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Álava, Ajebask, y con la participación de Carlos Emilio Rabazo, gerente de Transformación Digital e IA en Telefónica.
En la conferencia, Rabazo ha abordado los retos a los que los empresarios tienen y van a tener que hacer frente con esta herramienta, insistiendo en todo momento en que esta tecnología es ya “imparable y la única opción ante su existencia es adaptarse y trabajar con ella”.
La Inteligencia Artificial, ha explicado, funciona entrenando: “La IA no son más que algoritmos capaces de aprender de los datos que le damos y generalizar de los mismos”. Y, en esta línea, el experto ha comparado su funcionamiento con el de una neurona, capaz de aprender comportamientos y actuar en base a lo aprendido.
“Los que nos dedicamos a investigar esto no sabemos por qué esto funciona tan bien como funciona”, ha insistido Rabazo, aunque ha matizado, “estos sistemas no tienen intención, no tienen conocimiento de sí mismos y no tiene percepción. Se limitan a imitar a su progenitor humano. Todo lo que da la IA es una alucinación, aunque hay veces que esa alucinación acierta”.
“Dramáticamente diferente a la Revolución industrial”
Sobre el futuro de esta herramienta, Rabazo ha indicado que “solo estamos al inicio de todo esto”, y ha instado tanto a empresarios como a expertos en IA a “repensar hasta donde se puede llegar”. Y es que, tal y como ha apuntado, no se podría calcular los cambios que esta puede traer consigo.
“Esto es dramáticamente diferente a la Revolución industrial en cuanto a la velocidad. Es difícil de asimilar la rapidez con la que se está desarrollando” ha asegurado. Ante esta celeridad, ha aprovechado para mandar un mensaje a todos los empresarios presentes: “Esto no lo para nadie y no va a dejar de suceder porque no lo implementéis en vuestras compañías, así que no perdáis la cola de este tren”.
Una implementación que debería ir acompañada de ayuda institucional, como ocurre en países como EE. UU., y es que, tal y como ha asegurado: “Como ciudadano podemos tener la falsa impresión de que aquí estamos más protegidos pero por desgracia nadie le puede poner puertas al campo. Por eso, y desde la parte de la empresa, la regulación europea nos desposiciona. Hay que gestionarlo pero hay que hacerlo teniendo en cuenta que las empresas ya no compiten a nivel local sino internacional con leyes más laxas”.