Las movilizaciones que este pasado jueves paralizaron Bilbao, Vitoria y San Sebastián, protagonizadas por miles de ertzainas en protestas por unas mejoras en las condiciones de trabajo y por la actualización de un convenio que lleva "más de diez años" obsoleto, dejan una vez más en evidencia la mala relación -o por lo menos las grandes tiranteces- entre el principal cuerpo de policía de Euskadi y el vicelehendakari primero y consejero de Seguridad, Iosu Erkoreka, que parece tener en la policía vasca uno de sus grandes quebraderos de cabeza. 

El caso está en que Erkoreka en las últimas semanas se ha enfrentado ya a dos grandes manifestaciones protagonizadas por miembros de la Ertzaintza: la primera, a comienzos de mayo cuando 4.000 policías -2.000 según el Departamento de Seguridad- inundaron las calles de la capital de Vizcaya para pedir equiparar sus salarios a los del resto de cuerpos de policía locales, aunque en este caso la movilización no contó con el apoyo de los sindicatos; y la segunda esta misma semana, en la que sí se sumaron ErNE, Esan, Euspel y SiPE, en la que cientos de vehículos limitaron gravemente los accesos a los tres principales núcleos urbanos de Euskadi. 

Sin embargo, al consejero parecen no preocuparle demasiado estos "desencuentros", ni si quiera cuando se pone en duda la posibilidad de celebrar correctamente la salida del Tour de Francia si la Ertzaintza no consigue avanzar en sus negociaciones, y todavía Erkoreka apenas se ha pronunciado sobre estos reclamos, como si quisiera dejar a un lado los problemas con la policía vasca y esconderlos debajo de la cama hasta que sean insostenibles.