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Pese a los múltiples intentos de Solaria para que la ciudadanía acepte el macroproyecto fotovoltaico que tiene proyectado en Euskadi -cambios en el mismo incluido y reinicio de su tramitación en el Gobierno vasco-, el rechazo de los vecinos de los municipios afectados continúa en aumento. 

Son muchas las localidades que se han opuesto contundentemente a la instalación de los parques Solaria Zierbena Solar 2, Solaria Zierbena Solar 3 y Solaria Zierbena Solar 4  -con 103.432 placas solares cada uno- y a su línea de alta tensión de más de 100 kilómetros; el último: el propio Abanto Zierbena.

Su alcalde, Iñaki Urrutia, advertía este miércoles que, con este proyecto el municipio se ve "gravemente afectado", en especial  "zonas ambientalmente sensibles, zonas rústicas, infraestructuras de comunicación y zonas urbanas, creando importantes servidumbres que limitaran el uso y el futuro de los terrenos afectados permanentemente". Unas palabras significativas ya que este sería prácticamente el último punto del recorrido, donde la energía se descargaría.

Y aunque reconocía la importancia de avanzar en el uso de energías renovables, aseguraba que "no a cualquier precio", ya que, a su parecer, existen alternativas "con un impacto mucho menor, aunque su coste económico es mayor".