Esta semana se cerraba el acuerdo entre la dirección y la plantilla de Michelin para que 150 trabajadores salgan por la vía de las bajas incentivadas. La empresa que en Vitoria dirige David Udakiola prometió a los empleados que no habrá otros despidos o salidas de "excedentes" en los próximos seis meses.
Esa suerte de tregua temporal es positiva, porque, de hecho, es algo que reclamaban los sindicatos durante la negociación de estas salidas. Pero, claro está, con este acuerdo no se evaporan las dudas sobre el futuro de la multinacional francesa en Vitoria. Sobre todo, después de que la pasada semana la compañía anunciase el cierre de dos plantas de producción en Alemania y el traslado de oficinas a Polonia.
Tampoco se evapora la conflictividad. Los ánimos siguen revueltos en la plantilla. Sin ir más lejos, esta misma semana los sindicatos ELA, LAB y ESK —que suman 8 de los 29 miembros del comité— acusaban a la dirección de actuar por "venganza" al presentar un plan con 150 excedentes "para tratar de corregir a la plantilla que se ha organizado en favor a sus derechos laborales", al salirse del comité intercentros. No parecen tiempos propicios para estos enfrentamientos.