"La polarización política genera el riesgo de ser fagocitado por la extrema derecha"
El escritor y doctor en Historia vizcaíno Iñaki Fernández recoge todo este periodo de la historia en su libro 'El fascismo vasco y la construcción del régimen franquista (1933-1945)'
14 febrero, 2022 20:01Durante el primer tercio del siglo XX, surge en Europa el fascismo. Un movimiento político que encontró su sitio en España y también en el País Vasco, llegando a tener un papel fundamental en el desarrollo del fascismo español. La aparición de la sociedad de masas y sus desafíos, y destacados intelectuales desempeñaron un papel clave en su desarrollo. Los principales partidos fascistas, entre los que destaca Falange Española, llegaron a las ciudades vascas de manera similar a como ocurrió en el resto de España, pero si hubo diferencias entre los tres territorios, especialmente entre Bizkaia y Gipuzkoa con Álava. Relatar toda esta historia no es algo fácil y el escritor y doctor en Historia vizcaíno Iñaki Fernández Redondo lo ha hecho tras un largo proceso de análisis y una tesis doctoral que ahora se ha convertido en el libro 'El fascismo vasco y la construcción del régimen franquista (1933-1945)' con la colaboración del Instituto Valentín de Foronda.
¿Cuántas derechas hubo en España antes de la Guerra Civíl?
En el campo de la derecha nos encontramos en primer lugar con la división nacional. Tendríamos por un lado la derecha nacionalista que vendría a estar representada por el PNV y por el otro lado, la derecha que hoy en día diríamos no españolista. Esta, a su vez también está dividida por diversas cuestiones, entre ellas, por ejemplo, la dinástica. Y así tendríamos por un lado a Comunión Tradicionalista, que recogen la tradición Carlista y por el otro lado, a los monárquicos Alfonso de Borbón y a los partidarios de Alfonso XIII, o de su grupo o de sus hijos. Además de la derecha monárquica. Y dentro de ellos, durante el período republicano, también están divididos por cuestiones de su posicionamiento respecto a la forma de gobierno. Tendríamos aquellos que eran más posibilistas que acabarían integrados dentro de la Confederación que fue la CEDA, la derecha partidaria de operar dentro del sistema republicano y aquellos que querían radicalmente el cambio de la forma de gobierno y que sería cosa de Renovación Española, por ejemplo, que agrupa monarquías. Y por último, tendríamos a los fascistas agrupados primero en torno a las JONS y luego a Falange Española. Además, también existió una derecha republicana, aunque es un fenómeno minoritario.
Con esto queda evidenciado que no todas las derechas eran falangistas.
Evidentemente, aunque si que la inmensa mayoría se suman al golpe militar contra la República. Otra cosa es que posteriormente puedan ir distanciando con la evolución en los acontecimientos en la retaguardia sublevada y de cómo se va constituyendo. En un principio, surge una coalición sin un programa definido que se va convirtiendo en franquista. Ahí es cuando diversos grupos que apoyan un proyecto político diferente empiezan a distanciarse. En el caso vasco, los primeros o el primer grupo, es el tradicionalismo. Al comprobar como sus pretensiones de restauración de una monarquía tradicional no son satisfechas, empiezan a plantearse una cosa o un cierto alejamiento de tal régimen, o la no colaboración con el mismo, o la no colaboración con el partido único, pero sí en las instituciones locales. Pero hay sectores importantes, el tradicionalismo, que rápidamente se van desencantado con la situación.
¿Y qué ocurre con las derechas que no participan en el golpe? ¿Hubo alguna que terminara en el exilio?
Los tradicionalistas, hubo algunos que si que tuvieron ciertos problemas legales, incluso dentro de Falange Española. Hay sectores dentro de cada uno de estos diferentes grupos políticos en los que se produce una cierta resistencia a esta incautación por parte del Estado de los partidos y bajo el mando de Franco. Dentro de esa 'oposición', el País Vasco es el único lugar donde consiguen organizar una manifestación en contra del decreto de unificación, en Gipuzkoa. Aún así, es un conato de oposición ridículo que no llega a nada más y los organizadores de la manifestación son rápidamente detenidos y juzgados. Si que posteriormente el ambiente estuvo un poco enrarecido porque estaban todos obligados a convivir dentro de la misma organización cuando antes no lo hacían. Hay que repartirse los cargos directivos y eso producirá diferentes roces e incidentes a lo largo de los años siguientes. Aún así, nunca se pone en duda el golpe de Estado.
¿Hubo diferencias entre los tres territorios?
Sí, claro. Las dinámicas provinciales son muy diferentes. Bizkaia es la cabecera de este proceso por el cambio de su paisaje físico con la concentración industrial, la degradación del medio ambiente, la segregación social del espacio por causas sociales. En Guipuzkoa nos encontramos en un término intermedio. También se empieza a producir este proceso de fabricación, pero es una sola actividad de características diferentes, principalmente derivadas de que no se produzca una concentración espacial, como en el caso de Bizkaia donde todas las empresas están juntas. Y por otra parte, Álava es la que más se escapa a esa dinámica modernizador que pusieron en la provincia con posterioridad, ya durante el franquismo, y que sigue siendo una sociedad eminentemente conservadora y rural.
En este sentido, hay como dos, dos modelos de implantación de Franco y del fascismo dentro del territorio vasco, por un lado Bizkaia, Guipúzcoa y por el otro Álava. Y las diferencias básicamente son el número de militantes de Falange. En Bizkaia serán como unos 175 a 200 en Guipúzcoa 135, 150 y en Álava no llegan a 45.
¿La derecha siempre ha estado más unida que la izquierda?
En realidad en aquellos momentos no estaban para nada unidas. De hecho, en las elecciones del 36, confluyen por separado frente a la izquierda que acuden al Frente Popular. Lo que pasa es que se produce una confluencia de determinados intereses comunes, de una bolsa de valores conservadores tradicionales como la religión, rechazo al comunismo, los valores tradicionales sobre la familia, la construcción de la identidad nacional que hace que todos tengan una base común. También supone la oposición a otro proyecto. Y es por esa vía de confluencia de unos valores mínimos pero comunes que les permiten agruparse para hacer descarrilar el proyecto reformista republicano y lo que ellos consideraban que había degenerado en un proyecto revolucionario insurreccional, de carácter marxista.
¿Y cómo ha ido derivando eso en la derecha actual?
El el sistema parlamentario español posterior a la transición acabó quedando solo en un partido político que ocupaba toda o prácticamente toda la tradición de las diferentes culturas políticas de la de la derecha como fue el Partido Popular. Pero por el camino han ido desapareciendo otros partidos que existían previamente durante el proceso de tradición, las diferentes ramas del carlismo, las diferentes también escisiones y nuevas inscripciones de Falange Española e Alianza Popular. De alguna forma por los nuevos partidos, por la propia práctica electoral, van desapareciendo y sus votos a esos sectores sociales van siendo ocupados progresivamente por el Partido Popular, de manera que hasta los años más recientes han sido la encarnación de la única candidatura de la que se ha presentado acreditado como de derechas. Pero bueno, en realidad dentro de ese partido siempre han convivido muchas y muy diferentes sensibilidades.
¿Y tiene alguna posibilidad de desaparecer? ¿Qué debe hacer para evitar ser fagocitada por la extrema derecha de Vox?
Es algo complicado. Efectivamente, a medida que en un escenario político se polariza en los extremos, los lugares en el espacio del centro van desapareciendo por la propia dinámica de polarización. En cualquier caso, en la situación actual, creo que el centro derecha no es que esté desapareciendo, sino que se está reagrupando en según qué opciones políticas, en función de las posibilidades que se ve de que ese partido tenga una proyección o no en las instituciones Moviéndose entre el Partido Popular y Ciudadanos. Principalmente el peligro de resultar fagocitado por la extrema derecha es fruto del escenario de polarización. Y además, eso también tiene mucho que ver con el mismo proceso de hartazgo con la política tradicional que se ha experimentado en el conjunto de la sociedad española.
Esto ha llevado a la aparición de formaciones nuevas con Podemos y Ciudadanos, y que en un principio estaban por el lado más a la izquierda de cada uno de sus partidos, pero que también ha llegado a alcanzar a la derecha más extrema y ha conducido a la aparición de un nuevo partido, VOX, que ha salido efectivamente de más a la derecha del PP, pero que anteriormente estaban integrados dentro del mismo.