Ángela Banzas construye una vibrante novela negra con Galicia como personaje
La autora de 'La conjura de la niebla' explica a 'Crónica Vasca' los detalles de esta novela ambientada en la Ría de Arousa, donde una adolescente desaparece...
22 diciembre, 2022 23:27"Siempre supo que iba a suceder. No sabía cómo ni tampoco cuándo, pero sabía que el mal vivía en la niebla y se alimentaba del pueblo". Con esta frase enigmática y sabor a leyenda empieza la segunda novela de Ángela Banzas, que tras su triunfo con 'El silencio de las olas' se pasa al thriller con 'La conjura de la niebla', ambientada en la Ría de Arousa, donde la desaparición de una adolescente provoca consecuencias inesperadas para los protagonistas. En conversación con 'Crónica Vasca' a su paso por Euskadi, la autora habla de este libro de ritmo vibrante y prosa más cuidada de lo que es habitual en el género.
Antes de nada, ¿por qué se ha pasado al thriller?
Lo que me planteé es una historia, con tramas y subtramas, sin pensar en el género. Me gustan mucho las novelas de misterio y considero que hoy la novela negra tiene un papel importante socialmente, digamos que recoge toda esa denuncia social, el querer entender el por qué de determinados crímenes, qué lleva al criminal a encontrarse en esa tesitura... La primera novela tiene tintes de histórica y de saga familiar centrada en la catedral de Santiago, pero aquí quería centrarme en trasladar esa intriga, esa tensióin, eser suspense, pero sin renunciar a mi estilo narrativo, que a lo mejor es diferente a lo que suele encontrarse. Quería ofrecer una novela de entretenimiento pero aportando un poco más... Ahora, que juzgue el lector.
¿Es Galicia uno de los personajes de su novela?
Yo creo que sí lo es. Las dos novelas que tengo están ambientadas allí. Esta segunda transcurre en la Ría de Arousa, que es una zona que conozco muy bien. Escribir sobre ello sirve para curar la morriña. Es eso de la esencia del paisaje de la que hablaba Unamuno...
¿Se ha inspirado en casos reales para esta trama?
Al final todo cuanto yo he vivido como mera espectadora me ha calado, inevitablemte va dejando un poso, a veces de forma inconsciente. Y a la hora de abordar las tramas de esta novela aflora todo aquello de lo que yo he bebido. Me explico: en el caso de la mujer que está en un psiquiátrico, recuerdo que cuando iba de niña había una manicomio cerca de casa, recuerdo a una mujer con la mirada perdida, que de alguna manera es un personaje que aparece en la novela. No hay prisión o condena peor que estar encerrado en tu propia cabeza. Respecto a todo el tema del narcotráfico, yo recuerdo a esas madres de los años noventa que salían contra los narcos en sus pazos para decirles que mataban a sus hijos... Todas esas sensaciones y emociones son los dos grandes ingredientes para una novela.
La superstición y las leyendas gallegas nos llevan indefectiblemente a recordar a Dolores Redondo y su trilogía de El Baztán. ¿Lo suyo también va a ser una saga?
Por ahora solo es esta. Por suerte estoy en un momento fértil y tengo muchas historias haciendo cola, que necesitan salir y cobrar vida. Son muchas historias que contar y muchas tramas que trazar. El tiempo dirá si la jueza Cásais y el comisario Marco vuelven. Podría tener segunda parte, pero ya veremos...Repito que otras historias hacen cola y no todas son en Galicia. En Euskadi también tengo mi deuda y mi tributo pendientes.
¿Por qué?
Porque mi familia política es de aquí, de Bilbao.
¿Por qué todos los persoanjes importantes son mujeres? En su anterior novela ya pasaba eso... ¿Tiene más facilidad para meterse en la piel de mujeres que de hombres?
No necesariamente. El curandero de esta novela es masculino y lo he disfrutado mucho metiéndome en su piel. Es cierto que ese latir de mujer me resulta más sencillo por un ejercico empático me ha resultado más sencillo... Además, quería incluir algunos subtemas como la situación de las mujeres en la judicatura...
¿Por qué una licenciada en ciencias políticas acaba escribiendo novelas?
Pese a ser eso, yo escribo desde siempore. Al igual que cocino desde que me enseñaron y no por eso estudié hostelería. Siempre he escrito como necesidad vital, era mi refugio, mi forma de moldear el mundo que me costaba entender. Me refugiaba en mi universo de letras. Empecé con la poesaía, me daba paz, sosiego, me daba mis momentos... Tuve el sueño profesional en algún momento, pero el puntio de inflexión fue la maternidad, porque yo quería ejercer de madre y el trabajo que tenía como consultora del sector público no me permitía conciliar.
¿Hay mucho de Domingo Villar o de Manuel Vázquez Montalbán en sus libros?
Puede haber algo. Domingo Villar decía que cocinaba sus historias a fuego lento y lo hacía increíblemente. Se nos fue muy pronto, una pena... Ojalá se me pegue algo de todos los autores que leo. Algo se tiene que pegar a través de la lectura, van dejando posos. La literatura es el arte de utilizar las palabras y cada artista tiene su propio mundo y su paleta de color, como los pintores. Para mí un escritor se parece más un escrito a un pintor que a un periodista, que quizás es más parecido al fotógrago porque coge la foto fija... Me gusta mucho aportar color, oscuridad, trensión, añadiendo y quitando lo que la trama necesita.