‘El Asesino’, una mezcla perfecta

En 2017, David Fincher sorprendió al mundo entero dirigiendo la serie de Netflix 'Mindhunter', un concienzudo y oscuro relato sobre cómo dos agentes del FBI investigan sobre la mente y los métodos de los asesinos psicópatas. Entonces, para la pequeña pantalla, y con la segmentación de una historia de 19 episodios, el director corroboró lo que había venido demostrando con 'Perdida', 'Zodiac', 'La habitación del pánico', 'The game', por supuesto 'Seven' y hasta 'Millennium': 'Los hombres que no amaban a las mujeres', y es que en el género se mueve como nadie. Y ahora, ha vuelto a hacerlo, ha vuelto a alumbrar una joya del cine de género, un thriller apasionante que por los cuatro costados destila cine y nada más que cine.

No es nueva la premisa de que a un sicario algo le salga mal y eso desencadene una serie de consecuencias que, como sicario que es, deba afrontar de la única manera que sabe: matando. Nunca un título de una película fue más críptico y acertado, nunca mejor. El asesino, asesina. Y de eso y sólo eso va la concisa y cáustica propuesta de Fincher, de un hombre que mata. Y ese hombre está metido en la piel de un actor portentoso, maravilloso cuando hace de adicto al sexo en 'Shame' o de cruel terrateniente en 'Doce años de esclavitud' como Michael Fassbender. También aquí nos deja con la boca abierta dando vida a este sicario lacónico que no sabemos nunca lo que piensa o que piensa sólo en lo mismo.

David Fincher, que ha dicho estos días que las salas de cine están muertas y que el futuro del negocio pasa por el consumo casero, ha realizado una película con espíritu de telefilme, casi con tufillo setentero, en la que un hombre frío, de pocas palabras y menos expresividad, se dedica de manera metódica y letal a perseguir a sus víctimas hasta matarlas. Pero sin las estridencias gimnásticas de Jason Bourne, sin el encanto perverso de James Bond, sin la testosterona trillada de 'El agente invisible'. Aquí todo es más antiséptico, más limpio, más sencillo. Mata, sin más. Hasta que este asesino sin nombre matará por primera vez no por encargo, sino por motivos personales. Y así es como nos sirve Fincher el misterio y el drama porque ¿eso le hará más letal o menos? ¿Más eficaz o vulnerable?

'El Asesino' / NETFLIX

Al margen de todas estas consideraciones que -al menos para quien suscribe- hallan su respuesta en el filme, añadiremos sólo que qué gusto da ver una película de Fincher. Qué bien y qué bonito rueda este hombre, maldita sea. Todo está maravillosamente medido, colocado y transicionado. Cada plano logra algo que para muchos cineastas es una quimera y es crear una atmósfera. Tan evidente como inefable. Como logró en las mugrientas 'El club de la lucha'; y 'Seven'; o en la inquietante 'La red social' -sus mejores películas-, en 'El Asesino' hay un aire que respiramos, una textura que casi podemos sentir. Que pesa. Y vamos con Fassbender en su viaje a ninguna parte, en su viaje sin fin o con un fin que no esperamos. Qué maravilla de estética y de poética en cada plano. Este lirismo postmoderno de Fincher es algo demasiado único como para olvidarlo enseguida, demasiado importante como para consumirlo sólo en pantalla pequeña. Es demasiado bueno, sin más.

'El Asesino' es una de las películas más fascinantes del año. Una película sangrienta, lenta y hermosa que no puedes dejar de mirar. Una extraña combinación. Una mezcla perfecta.