The Marvels, the horror

Spiderman, Hulk, Los cuatro fantásticos, Iron Man, Wonder Woman, X-Men, Deadpool, Ant-Man, Thor, Guardianes de la Galaxia, Black Panther… Son incontables los héroes que la factoría Marvel ha llevado al cine. Son incontables los millones que ha cosechado en taquilla y la capacidad meteórica que tiene de crear guiones y proyectos. Son incontables los niños que han soñado con ser uno de sus héroes, los que se han disfrazado como ellos. Son incontables las horas de diversión y evasión, de puro entretenimiento. Y son incontables las decepciones, las historias tediosas, la fórmula repetida, el exceso de CGI, de explosiones estruendosas y guiños cómicos mal escritos… Son incontables las películas que se repican a sí mismas una y otra vez, una y otra vez hasta la extenuación. Son incontables las películas de Marvel que nos aburren. Y The Marvels, el último pelotazo, es una de ellas.

Brie Larson fue aquella maravillosa y joven promesa que deslumbró a todos con el devastador drama La Habitación (por el que se llevó el Oscar) y que acabó sucumbiendo a la ristra de ceros de la factoría Marvel para hacer un personaje olvidable en películas multimillonarias en números, pero insignificantes en todo lo demás. Su Capitana Marvel es una heroína menor, sin carisma ni fuerza en la pantalla. Sin embargo, cuatro años después de aquel fiasco se mete de nuevo en la piel de Carol Danvers que tendrá que entrelazar sus poderes con los de Kamala Khan y Monica Rambeau para, nada más y nada menos, que salvar el universo porque el cosmos está desestabilizado. No se puede contar mucho más de un argumento que parece haber sido concebido únicamente para que las tres protagonistas se junten y luzcan palmito. Pero, además, lo que sucede es sencillamente tan delirante y carece de tanto sentido que uno no sabe si, precisamente, es a eso a lo que juega The Marvels, a que no nos enteremos de nada y nos dé igual.

Brie Larson en The Marvels

No nos duelen prendas al decir que estamos ante la que es, seguramente, la peor película de la saga. Quizá no hayamos visto todas. No importa. No puede haber otra peor. No hay nada en The Marvels que sea original, nada que no sea previsible, nada que no siga una hoja de ruta obscena que cualquiera con los ojos cerrados podría haber trazado. Su efervescente puesta en escena, el uso agotador del CGI, las frases medidamente divertidas, las cuotas policorrectísimas perfectamente colocadas, el despiporre galáctico pseudomusical y una especie de triunfo de Lesbos no hacen sino reafirmarnos en el hecho de que The Marvels es un bodrio.

Y es que el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) sufre una gran conmoción. Eso es innegable. Lejos quedan los pelotazos y las películas gloriosas de una saga que ha dado mucho a la industria del entretenimiento con unas cuotas de calidad elevadísimas. El público está cansado y sus productos no cumplen sus expectativas. Los amantes de los cómics, los verdaderos seguidores de estos personajes perdonan los desvaríos de una industria que no sabe por dónde ir. Una industria que debería parar ocho o diez años, repensarse y volver victoriosa. Como un buen súper héroe. Si no, este tipo de desvaríos van a ser el común denominador de una factoría que ha tenido gloriosos personajes, que fue capaz de hacer algo tan extraordinario como Logan, pero que ni siquiera Loki logra remontar.

Y The Marvels es la última muestra de esta crónica de una muerte anunciada de la que estamos siendo testigos. Lo único bueno del filme, lo único que le perdonamos, es que dura 105 minutos.