El bíblico gigante blanco
Con nieve casi permanente el monte Ararat, donde recaló el Arca de Noé, es hacia donde, inevitablemente se dirigen las miradas cuando se visita Dogubayazit, en la provincia turca de Agri, al este de Turquía. Inevitable porque hablamos no solo del monte, en realidad volcán, más alto de Turquía sino porque su existencia se cita en la Biblia, en el Torá y en el Corán por lo que es también un destino de peregrinaje.
Es una de las zonas más frías de Turquía como lo aseveran las nieves permanentes no sólo del Ararat o de su hermano pequeño al que, como un siamés, se encuentra unido por la base, sino también las de toda la kilométrica cadena montañosa que blinda la provincia. Sin embargo, el calentamiento global puede ser la causa de que la enorme saya blanca con la que el monte bíblico acostumbra a cubrirse, apenas le tape hoy los tobillos.
Buscando el Arca
Blanco, con suerte bajo un cielo despejado, el Ararat, del que Marco Polo dijo que no podía ser hollado en sus 5.137 metros de altura, se vislumbra a kilómetros de distancia. Sus laderas y cima pueden ser vistas no solo desde la contigua provincia turca de Kars sino, incluso, desde la vecina Irán, a solo 11 kilómetros o, más lejos aún, desde la también colindante Armenia, que lleva en su escudo la imagen del monte que, un día, fue parte de su territorio.
Belleza, historia y religión se concentran en el Ararat, volcán inactivo ahora pero que dió importantes disgustos a mediados del siglo XIX, en su última erupción ocasionada por un terremoto provocando la muerte de los habitantes de Arguri y la destrucción del monasterio de San Jacobo, donde se dice que se guardaban reliquias del Arca.
"Se equivocó la paloma" cantaba Joan Manuel Serrat poniendo música al poema de Rafael Alberti. Y también se equivocaron el gran viajero Marco Polo y otros muchos escritores clásicos que afirmaban que el Ararat era un monte inexpugnable. Sin embargo, la primera ascensión de la que existen registros es la de Friedrich Parrot, en 1829. Desde entonces, y no necesariamente para buscar el Arca, se han sucedido las exploraciones para las que se necesita un permiso que facilita el gobierno turco a cambio de unos 500 euros. El ascenso puede hacerse en 3 días, aunque los profesionales coinciden en la conveniencia de dedicarle 2 jornadas más y hacerlo en verano. Solo los más experimentados se atreven a intentarlo en invierno.
La leyenda se perpetúa
Cinco mil años después de haberse iniciado la búsqueda del Arca de Noé aún no hay resultados definitivos ni concluyentes. Es imposible, a juicio de los expertos, que hubiera encallado en la ladera ya que se habrían encontrado restos en los deshielos; de ahí que su apuesta sea que se encuentre oculta bajo las gruesas capas de hielo que coronan y tapan el cráter.
Apenas hace unos meses varios investigadores confirmaron que las pruebas recogidas durante más de un año en el montículo con forma de barco, coinciden con el periodo del gran diluvio.
Sean o no restos del Arca, la existencia de las supuestas anclas que, en realidad , podrían ser monumentos construidos por los primeros cristianos, esa imaginaria silueta de un barco que, posiblemente, sea una formación natural ocasionada por un sismo, o el convencimiento de que Noé estuvo enterrado en una, más o menos, cercana localidad azerbaiyana, otorgarán siempre al lugar un carácter legendario.
Cómo llegar
- La mejor opción es tomar un vuelo a Estambul desde donde existen conexiones de varias aerolíneas hasta los aeropuertos de Agri o Igdir. El trayecto desde Estambul dura algo más de dos horas.
- El transporte público en ambas provincias puede resultar escaso, por lo que no es infrecuente compartir vehículo con otros viajeros tras acordar un precio.
Curiosidades
- El 65% de la superficie del Ararat pertenece a la provincia de Igdir, el resto, un 35%, a Agri.
- Dada la pluralidad del vecindario: Irán, Armenia y Azerbaiyán en el Este del país, durante el trayecto por carretera, son frecuentes los controles policiales.
- Las no tan bajas temperaturas de este año dan la ocasión a los habitantes de Igdir, ciudad y nombre de la provincia en la que aterrizamos, de disfrutar en las terrazas de una primavera anticipada.
- La mayor parte de los montes que se ven son, en realidad volcanes. Resultan curiosas sus crestas "punkies" formadas por erupciones.
- Viaja con moneda turca, a diferencia de Estambul, no tendrás ocasión de pagar en euros.
- Pese a que no sea imprescindible, lleva pasaporte. Este documento facilita los trámites aeroportuarios en los que deberás mostrarlo hasta en 3 ocasiones.
- A diferencia de otros aeropuertos, ni en Igdir ni en Agri son reticentes a permitir el paso de líquidos al avión.
- No hay que desestimar la ocasión de conocer la riqueza histórica de Agri. Buena muestra, aunque no la única, es el Palacio de Ishak Pasha que es usualmente incluida en los tour.