
Vistas que captan la atención del público más inquieto
Hemos encontrado para ti uno de los lugares más bellos de los Alpes
En este valle de Eslovenia se encuentra uno de los mayores y mejor conservado asentamiento de pastores en Europa
Más información: Es-LOVE-nia, TOP TEN
En cuestión de días la meseta de Velika Planina tendrá su particular sonido alternando los mugidos con el teñido de cencerros.
Un lugar único, incluso aunque la visita no se realice entre los meses de junio y setiembre, cuando los vaqueros trasladan el ganado a este valle de Eslovenia en el que se encuentra uno de los mayores y mejor conservado asentamiento de pastores en Europa.

Velika Planina y su red de rutas de senderismo son parte de los Alpes Kamink-Savinja
Se acerca el verano y las rutas que en invierno quedan ocultas por la nieve y huellas de esquís, son ahora pobladas por vacas disfrutando de los pastizales más altos de Eslovenia. Volverán a compartir caminos con los senderistas que transitan sorprendidos y extasiados por los bajtas, las tradicionales cabañas de pastores, originalmente de forma ovalada, que convierten a este lugar de los Alpes en algo especial.
Actualmente, la única choza con esa estética es Museo Preskar, que solo abre sus puertas al público en temporada estival. Al igual que el resto, fue pasto de las llamas intencionadamente poco antes del final de la Segunda Guerra Mundial, que dejó todo el cabañal, construido siglos atrás, reducido brasas y cenizas.
Hoy, entre los prados asoman unas 140 edificaciones de amplia planta rectangular, algunas reconvertidas en espacios de degustación o alojamientos turísticos, aunque aproximadamente la mitad conservan el uso primitivo.
Cubierta por tejas de abeto combadas ligeramente, de aproximadamente un metro de longitud, que han sido quemadas para aportar impermeabilidad a la madera, la modesta cabaña museo muestra la necesaria funcionalidad con la que operaban los pastores en el siglo XIX.
El reducido espacio solo permitía una balda destinada a almacenar la leche de cada cabeza de ganado, un pequeño hueco para las escasas prendas de ropa, algunos utensilios para cocinar, herramientas y poco más que la compañía del ganado que, dos escalones más abajo, dormía en el mismo recinto.

En 1945, Andrej Preskar, decidió recuperar la cabaña incendiada, de ahí que el museo lleve su nombre
Junto con incuestionable dureza del trabajo y aislamiento de las familias durante meses, los pastores se enfrentaban a la falta de electricidad y de agua que entonces conseguían gracias a la acumulación de nieve en dos cercanas cuevas o en los neveros que, con la ayuda del ganado, creaban artificialmente.
Hoy, las cabañas siguen sin agua, aunque en el poblado hay varios caños en los que se pueden conseguir y los paneles solares permiten comodidades en el interior.
Nadie posee las tierras en propiedad, pero todos tienen la obligación de prestar servicio a la comunidad, aportando una determinada cantidad de horas de trabajo en función del número de reses que posean. Los acuerdos se toman en el Parlamento debatiendo las cuestiones comunes y decidiendo el reparto de
los trabajos en el monte.
Ocasionalmente, los pastores venden sus productos y, con fortuna, puede encontrarse el queso más tierno: Trnič. Cuenta la tradición que al final de la temporada, los pastores se los regalaban a sus amadas, quienes con la aceptación de la ofrenda aceptaban también ser cortejadas y lo guardaban durante años.
Ante la probabilidad de no conseguir ese agasajo, con seguridad se puede degustar cada 29 de julio, día dedicado a este queso del tamaño de un puño decorado con varillas de madera talladas con adornos religiosos o de la naturaleza representativos de cada granja.

La familia de Sonia Kropivšek lleva décadas elaborando este queso con el que ella ha ganado importantes premios. El queso, que tras dejarse secar durante tiempo se convierte en una roca, se ralla para añadir a las comidas
Al igual que las cabañas, la iglesia de Marija Sneza (María de las Nieves) en la que durante el verano se siguen celebrando oficios religiosos, fue quemada por los soldados alemanes y reconstruida por los pastores a finales de los ochenta. El evento más atractivo tiene lugar cada fin de año cuando acuden vecinos de todo el valle portando en alto antorchas encendidas a la misa de Acción de Gracias.

De arquitectura eslovena, ubicada en un alto del poblado, desde la iglesia se ven todas las cabañas y la ruta señalizada para facilitar la visita
Con dificultad variable, hasta Velika Planina, a 1.600 metros de altitud, se puede llegar en bicicleta o, más sencillo, caminando por una de las dos rutas, teniendo en cuenta que la más corta es también la que mayor desnivel tiene.
Lo usual, por ello, es lanzarse a la aventura tras bajarse del telesilla que se combina con el teleférico de Kamnišca Bistrica, el sistema más largo en Europa que no se apoya en pilares. Ambas instalaciones fueron diseñadas a finales de los cincuenta por el arquitecto Vlasto Kopač que consiguió el objetivo de evitar la destrucción del patrimonio natural y cultural.

Mientras que en los meses de invierno los senderos cubiertos de nieve son pistas para deportes como esquí o snowboard, en verano en los caminos se cruzan senderistas y ciclistas
Velika Planina, que significa Montaña alta, tiene también una pequeña estación de ski de apenas seis km, en la que no se usa nieve artificial. Sea bajo el color verde de la hierba, el blanco de la nieve o el anaranjado del azafrán durante su floración, la visita resulta inolvidable.
Sin embargo, antes de abandonar definitivamente el lugar, que apenas dista cincuenta kilómetros de la capital, es interesante pararse en las cascadas y pequeño lago que forma el río Kamniška Bristica, con las aguas más limpias del país.

El río tiene una longitud de 33 kilómetros en los que, antes de volcar sus aguas en el Sava, serpentea apareciendo y desapareciendo pero siempre rodeado de las magníficas vistas de los Alpes Kamnik-Savinja
¿Sabías qué?
Las cuevas de Velika Veternika y Mala Veternika, en las que se ocultaba material militar durante la guerra, son cavidades en las que el viento acumula la nieve, manteniéndose hasta el verano. Pueden visitarse, pero debe hacerse usando calzado adecuado y extremando el cuidado.
Los “neveros” artificiales se creaban excavando una pequeña poza en la tierra y llevando a las vacas para que con su peso aprisionaran el contenido hasta dejarlo compacto.
La visita al poblado puede realizarse en un par de horas o tres, pero es imperdonable no darse tiempo para disfrutar de un espacio irrepetible.
Trnič es el queso de las montañas de la región de Kamnik que se elabora con requesón, nata y sal.
Velika Planina, significa Montaña alta.
Hruševec, una bebida local elaborada con pera, y štruklji una fina masa con distintos tipos de rellenos que suelen acompañarse de frutos rojos, pueden servir de despedida. Ambos se sirven en el restaurante Gostice Zeleni Rob, donde también puedes sentarte a la mesa y tener una completa comida local.