
El elenco de "Padre no hay más que uno 5. Nido repleto" ,durante el pase gráfico de la película Efe
Santiago Segura estrena la última entrega de la saga ‘Padre’ que ha hecho 54 millones de taquilla
‘Padre no hay más que uno 5: Nido repleto’ se presenta como el gran estreno español del verano
Más de la autora: La eficacia de la memoria histórica sobre Euskadi
Santiago Segura lo ha vuelto a hacer. Y lo ha hecho cabreando a buena parte de la industria, que le tiene ganas porque es capaz de hacer un cine palomitero y familiar, sin pretensiones ni ínfulas y siempre supertaquillero.
La primera película de esta simpática saga iniciada en 2019, Padre no hay más que uno, contó con un presupuesto de 3 millones de euros y recaudó 14. La segunda, de 2020, costó 4 y recaudó 13. La tercera, de 2022, costó cerca de 5 y recaudó 15,6. Y la cuarta, estrenada en 2023, contó con 5 millones de presupuesto y recaudó 11,4.
Cada una de ellas, además, fue la película española más vista en su respectivo año de estreno. Todo apunta, por tanto, a que Segura vuelva repetir la fórmula de éxito. Y esto es algo que a muchos les molesta: esa fórmula.
La comedia familiar dirigida, protagonizada, escrita y producida por Santiago Segura se centra en la familia de Javier y Marisa y sus seis hijos: Sara, Carlota, Rocío, Fabián, Paula y Hugo, el nuevo miembro de la familia que nació en la segunda película.
Sara es una adolescente con problemas de adolescente, malas caras de adolescente y dramas de adolescente. Carlota es estudiosa y redicha. Adorable. Rocío es una madrileña con alma de andaluza que sueña con ser una estrella de la canción. Fabián es un niño tímido que se hace preguntas trascendentales. Paula es una niña simpática y traviesa a la que se entiende con dificultad. Y el bebé, claro, no es precisamente un ángel.
A los padres, por supuesto, les dan vida unos desternillantes, Santiago Segura y Toni Costa que reflejan, como nadie, un tema tan desternillante como es el de los padres desbordados ante una chiquillada que a veces puede con ellos.
Pasan por ahí una abuela paterna a la que da vida Loles León, un abuelo materno al que da vida Carlos Iglesias, unos cuñados en la piel de Leo Harlem y Silvia Abril y un novio indescriptible llamado Ocho interpretado por El Cejas. Además, a esta mezcla desopilante de personajes secundarios se une el de la madre de Ocho, una Neus Asensi desmelenada e inolvidable.
Padre no hay más que uno 5: Nido repleto, con la que —en principio— se cierra la saga, parte de la idea contraria al síndrome del nido vacío, esto es, cuando los padres acusan la ausencia de sus hijos al dejar el hogar familiar lo puede causar en ellos depresión o tristeza.
En la familia de los García Loyola pasa todo lo contrario. Javier y Marisa echan a sus hijos “de más”. Y es que esa casa sigue repleta de gente y ninguno parece tener intención ni ganas de marcharse.
Sí, Santiago Segura lo ha vuelto a hacer. Y ha vuelto a cabrear también a la pseudo cultura intelectual a la que revienta que una película sobre una familia numerosa de un barrio, bien que abraza la vida y los problemas domésticos, lo siga petando en la taquilla.
Esta familia anti woke que nos roba el corazón y que vindica que es precisamente la familia lo que nos configura como sociedad y como especie. Y que no pasa nada. Y que eso está muy bien. Y que hay que aplaudirlo y reírse de sus pequeños dramas.
Santiago Segura lo ha vuelto a hacer. Lo sigue haciendo. Nos sigue metiendo en el cine.