El campo vasco no está atravesando un buen momento. Impulsados por los altos costes que han tenido que afrontar en los últimos meses y la extensa burocracia, cada vez son más los agricultores y ganaderos vascos que se unen a las demandas que muchos de ellos han pedido en las últimas concentraciones frente al Gobierno vasco.
Si bien esto preocupa y mucho, hasta el punto de ponerlo en el foco de las concentraciones, hay otra problemática que lleva años estando presente en el primer sector vasco: la falta de relevo generacional. Y es que el elevado envejecimiento de los titulares de explotación en el territorio, y la imposibilidad de ser sustituidos, constituye una de las mayores debilidades estructurales del sector agrario vasco, sobre la que además inciden la mayor parte del resto de debilidades presentes, tanto en el tejido productivo como en el medio rural.
Si bien esta problemática está presente en muchos territorios no solo españoles, también europeos, destaca que en Euskadi según los últimos datos del Eustat solo el 5,32% de los 12.919 agricultores tienen menos de 35 años, oscilando la media de edad entre los 55 y los 60 años. Algo que, pese a ser el territorio vasco con mayor extensión de suelo agrario, se agudiza especialmente en Álava, con solo 185 agricultores menores de 35. En Bizkaia, por el contrario, esta cifra asciende a 314.
Panorama incierto
Estos datos dejan un escenario incierto para el sector primario en Euskadi en general y en Álava en particular, un escenario en el que, según UAGA, “no hay suficientes incorporaciones para mantener el tejido económico del campo vasco, ni la vida rural. Se jubilan muchos más de los que entran y esto va a provocar que en 10 años la situación sea todavía más complicada”.
En Álava, según los últimos datos del Eustat, trabajan 3.352 agricultores frente a los 4.651 de Bizkaia y los 4.916 de Gipuzkoa. De ellos, 2.624 son hombres y 728 mujeres, y solo 185, un 5,32%, tiene menos de 35 años. Más de 500 tienen entre esta edad y 44 años, 877 de 45 a 55 años y el groso, 1.047 tiene de 55 a 64 años, es decir, un 31,24% está en esa franja de edad.
Los números permiten dibujar las escasas posibilidades de relevo generacional. Y es que, mientras más de un 30% del total de agricultores vascos se jubilarían en escasos años, en los últimos cuatro años se han dado de alta 62 jóvenes agricultores alaveses en la Diputación Foral de Álava.
Los jóvenes son necesarios
Así, uno de los grandes retos para los próximos años pasa por el rejuvenecimiento de este sector. Jon Ortiz de Lejarazu, agricultor desde 2016 de Mendarozketa, es ejemplo de ello. El joven admite que “el comienzo es siempre complicado, porque las inversiones en maquinaria son muy altas y la posibilidad de conseguir terreno también”. A ello, se suma la rentabilidad que se le puede sacar a un cultivo, que no depende solo de su trabajo, también de la meteorología y los mercados globales.
El alavés cultiva colza, trigo, cebada y patata. En esta última, asegura, “la rentabilidad aumenta respecto al cereal, aunque conlleva más trabajo y material por lo que el riesgo es mayor, y hay gente que no está dispuesta a correrlo”. La rentabilidad también depende de la superficie disponible para el cultivo, superficie que hoy en día se ve condicionada por la instalación de placas solares, “algo que hoy en día da más dinero que la agricultura”. Además, señala que en los últimos años la burocracia ha aumentado y aunque “este trabajo puede ser bonito y dinámico, cada año va a más el tiempo que dedicamos al papeleo”.
Sobre los jóvenes, el agricultor admite que lo tienen más complicado “ya que a la hora de instalarse tienen que cumplir varios requisitos, además de adquirir la maquinaria que ya de por sí es cara”; aun así matiza, “hay programas como Gaztenek que ayudan a los jóvenes a instalarse, así como a la adquisición de la maquinaria”.
Por ello, anima a la gente joven alavesa a “empezar y a probar, sobre todo a los jóvenes que los padres ya tienen las tierras y la maquinaria. Y si finalmente no les gusta no tienen por qué seguir. Es un sector en el que el trabajo es dinámico, al aire libre, eres tu propio jefe y normalmente se puede vivir bien”.