El Metal de Bizkaia está a las puertas de abrir una nueva fase de huelgas, con tres jornadas de paro previstas para este inicio de verano, la primera el jueves 23. Los sindicatos vascos miden sus fuerzas en uno de los principales convenios sectoriales de Euskadi y estos días están echando el resto para lograr el máximo respaldo posible en las grandes industrias vizcainas. Se trata de multinacionales con convenio propio pero con un gran número de trabajadores cuya participación o no en la huelga hará decantar la evolución del conflicto. Nombres como ITP Aero, Sidenor, Ormazabal, Astilleros Murueta o Arteche, con directivos en la cúpula de la patronal FVEM, circulan en las hojas que reparten los sindicatos y tendrán un peso específico en el transcurso de las movilizaciones.
La propia FVEM (Federación Vizcaina de Empresas del Metal) ha mostrado su malestar por el señalamiento público de empresas concretas, como ITP, Ormazabal, Sidenor o Arteche, con miembros en la dirección de la patronal que negocia el Metal de Bizkaia. "No quieren un convenio sectorial digno porque saben que cuando toque negociar en su empresa van a tener que dar más", aseguran en una hoja conjunta ELA, LAB, CCOO, UGT, ESK, CGT y CNT (USO ya no forma parte de este bloque por desavenencias con la mayoría sindical).
Se trata de una nota dirigida específicamente a trabajadores de grandes factorías con convenio propio y que por tanto no están bajo el paraguas del sector. Las centrales explican que el sector marca un mínimo y que por tanto es un suelo que empuja hacia arriba las condiciones en grandes plantas. Fuentes sindicales reconocen en todo caso que, si bien la mayoría de los comités de empresa están firmando la adhesión a la convocatoria, no está siendo fácil lograr que la huelga cale entre los trabajadores de la gran industria, muchos pendientes de la evolución de sus propias negociaciones.
Grandes acerías como ArcelorMittal, Nervacero o Aceros Olarra se han adherido a la huelga, así como Ormazabal, Gestamp, Fumbarri o Tecuni (cuya directora es Tamara Yagüe, presidenta de FVEM), pero eso no siempre garantiza el éxito. Algunas de ellas serán los principales nodos de las movilizaciones en estas jornadas de huelga tras las cuales las dos partes deberán decidir sus movimientos de cara a la vuelta del verano.
Salarios, temporalidad y subrogación
La clave para acercar posturas como en casi todos los convenios son los salarios. Con el IPC desbocado las empresas de FVEM aseguran que no pueden subir los sueldos acorde a la inflación, pero esta es una línea roja para los sindicatos. La posibilidad de acordar un término medio para 2022 y volver al IPC en 2023 se ha explorado en algunas empresas, pero no está en la ecuación del sector en estos momentos. Parece difícil en este contexto que pueda producirse un acercamiento a corto plazo, toda vez que FVEM ofrece incrementos por debajo del 3% y la inflación sigue subiendo y ya supera el 8%.
Pero la plataforma sindical va mucho más allá y, entre otros, recoge un punto relativo a la subrogación del empleo, el punto caliente que más costó cerrar en 2019. Tras una decena de jornadas de huelga distribuidas en varias fases, aquel año se terminó firmando un convenio de eficacia general entre la patronal y CCOO, UGT y LAB. En él se recogía la subrogación en el área de mantenimiento, es decir, quedaba blindada la continuidad del trabajador subcontratado en caso de que la empresa principal cambiara de contrata. Ahora los sindicatos piden extender esa garantía a todas las actividades.
Además, reclaman limitar la contratación temporal a 3 meses, periodo a partir del cual habría que pasar a un modelo indefinido, e incorporar el contrato de relevo. Además hay peticiones más asumibles para la parte empresarial como medidas a favor de la igualdad de género, la elaboración de un mapa de amianto o regular el teletrabajo.
Álava anuncia más paros
El conflicto estalla en Bizkaia y ya lo hizo antes en Álava, que ha cogido aire estos días y se enfrenta a nuevas movilizaciones a partir de esta próxima semana. Después de tres jornadas de paro en el sector en mayo, los sindicatos anunciarán este lunes nuevas protestas tras no producirse avances en la negociación, en un escenario además en el que Mercedes, la principal factoría de Euskadi, también prepara paradas sindicales. La patronal SEA ha actualizado su última propuesta, en la que incluye una garantía de recuperación del poder adquisitivo perdido en el tramo 2022-2024. En concreto, si la suma de la inflación en el trienio rebasa el 5,75% de subida global, las empresas plantean compensar ese desvío hasta un 4% en 2025 y, si supera ese listón, lo que falte en 2026.
Con 25.000 trabajadores, el Metal de Álava lleva pendiente de renovar desde 2017 tras la última firma en eficacia limitada por parte de CCOO y UGT. Como ocurrió con Bizkaia en 2019 el retraso en la firma obliga a actualizaciones que complican el acuerdo. Antes de 2015 la industria alavesa aplicaba el convenio caducado en 2010 cuya validez fue ratificada por los tribunales.