Lucart inaugur una nueva lnea productiva en Artziniega el pasado verano / Irekia

Lucart inaugur una nueva lnea productiva en Artziniega el pasado verano / Irekia

Empresas

Lucart estudia la aplicación de un ERTE por el precio de la luz y el gas

El grupo italiano acusa un aumento de costes mensual superior al millón de euros por la energía en sus plantas de Aranguren y Artziniega

15 julio, 2022 05:00

La antigua papelera de Aranguren y su fábrica hermana de Artziniega navegan en la buena dirección bajo bandera italiana. La llegada del grupo Lucart en 2018 permitió mantener vivo un proyecto que se ahogaba tras pasar por diversas manos y cinco años después puede decirse que el inversor italiano ha cumplido las expectativas. Sin embargo, la presión de los costes energéticos ya forzó una parada en marzo y ahora obliga a poner sobre la mesa un ERTE ante el continuo ascenso del precio del gas. El expediente está ya aprobado aunque la compañía asegura que solo lo aplicará "como último recurso" en caso de que los costes no den un respiro.

Con 240 trabajadores, cien más que cuando se compraron los activos de la antigua CEL, la dirección mantiene la previsión de rondar este año las 30.000 toneladas de producto acabado (papel higiénico, toallitas secamanos y jabones, entre otros), cinco veces más que en el arranque de 2018. La situación del mercado es buena tras los vaivenes de la pandemia; hay clientes y pedidos y, pese a las incertidumbres que se han ido encadenando estos años, la sensación es que la apuesta de Lucart por Euskadi es firme. "El grupo ha llevado a cabo las inversiones previstas (20 millones de euros) y sigue apostando por nosotros", señala el director general Luciano López.

Lucart aterrizó en el País Vasco a inicios de 2018 con algo más de 8 millones de euros bajo el brazo para hacerse con los activos de la antigua CEL (además de la papelera de Aranguren, una instalación en Güeñes convertida en almacén y una fábrica de jabón en Artziniega) y compensar a los trabajadores que acordaron la salida de la compañía. Y es que el nuevo proyecto suponía también importantes sacrificios a nivel laboral que quedaron plasmados en un convenio para cinco años, quedando la plantilla en 140 personas.

La confianza entonces en la compañía italiana por parte de los trabajadores no era elevada tras los fracasos acumulados de mano de otros compradores anteriores, pero pasados los años las sensaciones son buenas. La multinacional con sede en Porcari ha llevado a cabo las inversiones comprometidas con la puesta en marcha de dos nuevas líneas de transformación en Artziniega, la última el verano pasado, quedando Aranguren como factoría para la producción de bobina madre de gran tamaño (una parte se destina a la conversión en producto acabado en Artziniega y la otra se vende a otros fabricantes).

Instalaciones de la empresa de papel Lucart. / LUCART

Instalaciones de la empresa de papel Lucart. / LUCART

La presión del gas

La empresa ya tuvo que hacer paradas en marzo a causa de los elevados precios de la electricidad y ahora es el gas el que genera una situación "dramática", según el propio director. Y señala que las medidas gubernamentales para paliar esta situación han generado un rebote de precios, de forma que en el último mes el sobrecoste en el apartado del gas ha sido de un millón de euros, que se iría hasta cerca del millón y medio si se suma la factura eléctrica. "Toda ayuda es bien recibida, pero es claramente insuficiente", señala López respecto al incentivo de 400.000 euros para compañías de alto consumo.

En ese sentido en mayo se aprobó un ERTE para la suspensión de trabajo 20 días por trimestre, todavía en el cajón pero que la compañía podría empezar a aplicar próximamente si la situación no se estabiliza. "Siempre es el último recurso pero no sabemos cuánto más vamos a aguantar", señala López.

En todo caso y pese a contemplarse la aplicación del ERTE se mantiene la hoja de ruta que pasa por incrementar el volumen de producto acabado en Artziniega de 6.000 toneladas en 2018 a cerca de 30.000 este año (dejando de lado la bobina de Aranguren). La compañía italiana factura en Euskadi 70 millones de euros y siempre ha mostrado su satisfacción por el rendimiento de las plantas vascas en las que ha puesto en marcha nuevas inversiones y nuevos productos.