El anuncio en pleno agosto de la compra de Ibermática por parte de la ingeniería sevillana Ayesa ha contribuido a calentar los ánimos entre la plantilla de la empresa tecnológica con sede en Donostia. A la situación previa de bloqueo de las negociaciones por el convenio se suma la incertidumbre que ha generado la llegada de un nuevo propietario cuyas intenciones en el plano laboral se desconocen, hasta el punto de que la plantilla ha votado a favor de iniciar movilizaciones en caso de que no haya pronto un movimiento por parte de la dirección.

La situación en estos momentos en la mesa negociadora es de un distanciamiento total, con una última propuesta salarial por parte de la dirección muy alejada de las pretensiones del comité de empresa. Aunque las conversaciones siguen en marcha, los sindicatos han convocado asambleas de trabajadores estos últimos días en los distintos centros de la compañía para valorar posibles movilizaciones obteniendo un amplio respaldo.

De hecho está ya sobre la mesa la posibilidad de llevar a cabo una huelga en el mes de octubre, que se realizará o no en función de cómo evolucionen las negociaciones. Hay que recordar que Ibermática presta servicio a grandes instituciones, empresas y bancos por lo que una jornada de paro podría tener importantes incidencias en Euskadi. Será la evolución de las conversaciones entre dirección y comité intercentros (la plantilla global supera las 4.000 personas con oficinas, además de en el País Vasco, en Madrid) la que marque hasta qué punto sube la temperatura en la tecnológica guipuzcoana en un momento clave para el proyecto tras el cambio de manos de ProA Capital a Ayesa.

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La llegada de Ayesa, una incógnita

La compra por parte de la empresa con sede en sevilla Ayesa es un nuevo ingrediente que contribuye a alimentar la incertidumbre entre los trabajadores. Si cualquier negociación en el ámbito laboral es delicada este año por la elevada inflación (en el caso de Ibermática el convenio terminó el año pasado), un cambio de propietario como este desde luego complica más si cabe la negociación. Y eso que por ahora el grupo sevillano no está teniendo protagonismo en la mesa con los sindicatos, que sigue con la misma configuración que antes del verano y es por tanto la propia directiva de Ibermática la que sigue llevando las riendas del proceso.

Hay que recordar que Ibermática anunciaba a finales de abril un ambicioso plan de crecimiento que pasaba por adquirir varias compañías más en varios nichos de negocio con la meta de duplicar ingresos para el ejercicio 2025, hasta 500 millones de euros de facturación, y ampliar plantilla hasta las 5.000 personas. El propio CEO del grupo, Juan Ignacio Sanz, celebraba entonces los buenos resultados del grupo en 2021, "los mejores de su historia". Por ahora se desconoce si la llegada de Ayesa modifica esa hoja de ruta expansiva, si bien desde la compañía que dirige José Luis Manzanares ya se viene advirtiendo de que habrá que elaborar un plan conjunto para analizar debilidades y, probablemente, repensar las operaciones de compra que se llevan a cabo.

Fuentes de la compañía guipuzcoana optan por no revelar detalles sobre la situación de las negociaciones del convenio aunque defienden que la dirección "persigue siempre lo mejor para los intereses de sus trabajadores". Como todo el sector, la firma guipuzcoana viene sufriendo el problema de falta de especialistas que dificulta el poder contratar nuevos trabajadores.