Continúa en el aire el futuro laboral de Ibermática, pendiente de la absorción por parte de la ingeniería sevillana Ayesa anunciada este verano. Con las espadas en alto por el convenio, la tecnológica con sede en Donostia logró pactar una tregua temporal y que el comité de empresa suspendiera la huelga prevista esta semana para seguir negociando, pero consumido el plazo las posturas no solo no se han acercado sino que el conflicto va camino de subir de nivel en noviembre.

Ayer martes era la fecha clave para averiguar si realmente el compromiso alcanzado en el SIMA, el órgano de mediación de conflictos laborales para empresas con presencia en varias comunidades autónomas, iba a materializarse en pasos concretos hacia un nuevo convenio. El último acuerdo que regula las condiciones de los 4.000 empleados de Ibermática terminó el pasado 31 de diciembre de forma que la tecnológica vasca entra en esa nómina de empresas que deben acometer la negociación en un año tan complicado como es 2022 a causa de la inflación.

Y lo cierto es que la negociación está prácticamente paralizada entre otras cuestiones por diferencias sobre la subida salarial en 2022. Dirección y comité discrepan también sobre el número de años que estaría vigente el nuevo acuerdo después de que la empresa trasladase su petición de firmar solo para dos años, lo que ha encendido las alarmas en la parte social en relación a los planes de Ayesa. La falta de avances en la mesa y la incertidumbre ante la entrada de un nuevo propietario llevó a la plantilla a votar una jornada de huelga este pasado día 18 que finalmente quedó en suspenso para dar una oportunidad más a la negociación.

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Nuevos paros en noviembre

La cita de ayer estaba programada para mañana y tarde, pero finalmente no hizo falta agotar toda la jornada ya que, según fuentes sindicales, la empresa pidió más tiempo para poder formular una propuesta concreta en materia salarial. En una nota enviada a la plantilla, el comité intercentros califica de "inadmisible" la posición de la dirección. "Han tenido la desfachatez y poca vergüenza de pedir un aplazamiento indeterminado con la excusa de que no les ha dado tiempo a prepararla", explican los sindicatos a los trabajadores.

Así las cosas las relaciones laborales vuelven a estar en máxima tensión y de hecho el comité valora ya dar un salto cualitativo en las movilizaciones y baraja tres jornadas de huelga para las dos primeras semanas de noviembre si la compañía sigue sin hacer una oferta suficiente. Hay que recordar que Ibermática es una de las referencias a nivel de servicios informáticos en Euskadi. Trabaja con grandes empresas, banca y administraciones públicas, por lo que el impacto social que pueden tener los paros es muy significativo.

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Por otro lado está pendiente la formalización de la adquisición por parte de Ayesa, que requiere aun de los correspondientes permisos de las autoridades de competencia. En ese sentido la dirección de la guipuzcoana necesita sofocar el malestar laboral para poder dar entrada al grupo sevillano con garantías de paz social para varios años, aunque a la vez tampoco puede atarse las manos a nivel de gasto. De ahí que la duración del nuevo convenio sea un punto clave en la negociación.

Ayesa por su parte mira de cerca el discurrir de los acontecimientos tras dejar claro nada más anunciarse la operación que los planes de expansión de Ibermática serán revisados para garantizar que coinciden con los suyos propios. El grupo que dirige José Luis Manzanares está inmerso también en un proceso expansivo y asegura que procederá a acometer nuevas inversiones.