El CEO de Siemens Gamesa, Jochen Eickholt / Europa Press

El CEO de Siemens Gamesa, Jochen Eickholt / Europa Press

Empresas

Eickholt hace un guiño a gobiernos y sindicatos que anticipa un ajuste suave en Siemens Gamesa

La compañía elige Pamplona como centro de I+D de referencia y lanza un mensaje de confianza en el proyecto en España

20 octubre, 2022 05:00

Un guiño, una mano tendida. Así han interpretado los trabajadores de Siemens Gamesa el anuncio por parte de la empresa de reconfigurar su área tecnológica eligiendo Pamplona como base de operaciones. En pleno proceso de ajuste laboral, con 475 despidos sobre la mesa, y con el negocio onshore en el punto de mira el hecho de que el nuevo máximo responsable de desarrollo tecnológico, el danés Morten Pilgaard, vaya a estar en Pamplona se interpreta como un mensaje claro en favor del proyecto empresarial en España.

Y es que, pese a las abultadas cifras que se manejan dentro de este enésimo plan de ajuste, lo cierto es que las relaciones entre la dirección y la parte social no han saltado por los aires y a día de hoy todo apunta a que el proceso se acabará pactando con la mayoría del comité. El CEO, Jochen Eickholt, está en contacto permanente con los sindicatos y con los gobiernos vasco y central, a los que en todo momento ha enviado un mensaje de tranquilidad de cara a la búsqueda de alternativas a las salidas traumáticas.

Un clima de confianza que nada tiene que ver con procesos similares abiertos por la companía y que, además, queda reforzado con la decisión de colocar al responsable del área tecnológica del grupo en las oficinas de Sarriguren, las más importantes en España por número de trabajadores (1.700 frente a los alrededor de 600 de la sede de la empresa en Zamudio).

La reorganización que echará a andar en enero tendrá en Pilgaard un pilar. El danés llegará a Pamplona desde el centro de I+D de Dinamarca, centrado en offshore, para abrazar todo el área de innovación tecnológica, tanto offshore como onshore, de manera que ambas divisiones quedan unificadas en este ámbito y todo ello con su nodo central en la capital navarra.

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, junto al CEO de Siemens Gamesa, Jochen Eickholt, durante su visita a la planta de Ágreda (Soria) / Siemens Gamesa

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, junto al CEO de Siemens Gamesa, Jochen Eickholt, durante su visita a la planta de Ágreda (Soria) / Siemens Gamesa

Más allá del negocio terrestre

El movimiento alimenta el discurso de que el negocio onshore no está muerto y, además, abre la puerta a que los centros de trabajo de España puedan ganar peso en el ámbito offshore. Es una noticia positiva para una plantilla cansada, que ha tenido que afrontar ya varios procesos de ajuste y con la viabilidad de la compañía siempre en entredicho. En un momento de clara expansión de proyectos ligados a la energía marina el hecho de que la innovación en este punto vaya a concentrarse en Pamplona es un estímulo claro de cara al futuro. Si había temor a que la unificación reforzara el centro de investigación danés en detrimento de Sarriguren todo apunta a que el recorrido va a ser el inverso.

Y sobre todo la sensación es que Eickholt hace un guiño claro a los centros de trabajo de España y, en ese camino, también a la sede central de Zamudio aunque sea el vecino de Navarra el que agrupe ahora el protagonismo. Si como se espera finalmente se negocia un plan de salidas a dos años, hay margen para acordar medidas pactadas que eviten los despidos traumáticos y, en ese camino, es vital la confianza entre dirección y sindicatos.

En ese sentido la mayoría que integran CCOO y UGT tiene claro que hay tres vías muy claras para poder alcanzar esa cota de 350 salidas (el resto hasta 475 son puestos amortizables y no continuidad de eventuales). Por un lado reeditar el proceso de prejubilaciones a partir de 55 años, lo que ganando dos años de margen engordaría el número de empleados que podrían salir, la cobertura de vacantes (la dirección habla de un centenar de puestos por cubrir) y, el resto, con salidas voluntarias. Todo ello siempre que el plan se acompañe de un compromiso industrial y de una garantía de mantenimiento del volumen total de empleo. De momento el Gobierno vasco se limita a solicitar que el proceso se lleve a cabo de la mano de los sindicatos.

La compañía sigue por otro lado inmersa en la búsqueda de un nuevo máximo responsable de la división terrestre tras el cese hace un par de semanas de Lars Bondo, uno de los pocos altos directivos que aun tenía su despacho en Zamudio.