Las aguas entre la dirección de Petronor y el comité de empresa parecen cada vez más revueltas. La representación sindical de la compañía de Emiliano Lopez Atxurra registraba el martes la convocatoria de una nueva semana de movilizaciones que incluía huelgas dos fines de semana y paros parciales de dos horas durante la semana laboral a partir del 10 de marzo; esto después de una nueva ronda de negociaciones que duró 15 días y de la que salieron sin apenas avances entre ambas partes y con una plantilla -que supera los 900 trabajadores- cada vez más descontenta.
Tras este movimiento, la dirección de la compañía publicaba este miércoles una circular, a través de la plataforma digital con la que cuentan los empleados, en la que acusaban al comité de romper las negociaciones de manera unilateral “pese a tener un proceso de negociación abierto y una nueva reunión convocada para tratar las propuestas económicas este mismo miércoles”.
La postura del comité, sin embargo, dista mucho de la ofrecida por los altos cargos de la refinería bizkaina. Según Javier Losa, miembro del comité de empresa de Petronor, “no es que nosotros hayamos roto la negociación. Es que ellos han decidido desconvocar la reunión que estaba organizada. Nosotros seguimos abiertos y dispuestos a negociar. Ellos dicen que se han esforzado para avanzar en la negociación, no lo dudo pero nosotros también. Es la dirección la que pone la condición de que con una huelga convocada no se negocia y en ningún sitio está estipulado que durante las huelgas no se pueda negociar. Además, si tuvieran una oferta tan potente que presentar, que lo hagan. Nosotros la valoraremos abiertos y en disposición a desconvocar los paros”.
Según el portavoz sindical, esta huelga era “algo firme” en su hoja de ruta, por lo que no entiende la sorpresa de la compañía. Esta última afirma que la asamblea de fábrica celebrada el pasado día 9 de febrero "instó a negociar y hacerlo de forma intensa, con seis reuniones en dos semanas -que se suman a las 14 ya llevadas a cabo-, para llegar a un acuerdo"; sin embargo, la parte sindical matiza: “En esa asamblea, en la que hubo más de 400 votos, las propuestas que había eran o huelga de manera inmediata o dar 15 días para ver si había negociación, y en caso de no haberla entonces sí convocarla. Hubo muy poca diferencia entre los votos contabilizados en cada opción por lo que ellos sabían cual era la intención de la plantilla. La gente está cabreada como para irse a nueve días de huelga”, asegura Losa.
“Más que avances, retrocesos”
Otro punto de desencuentro entre ambas partes han sido los avances alcanzados. Mientras la dirección asegura que “en dos semanas se han hecho 40 propuestas de mejora por su parte, algunas tan relevantes como un plan de salida que se acabó de concretarse el pasado viernes"; el comité considera “estos avances insuficientes”, y asegura que más que avances “son retrocesos, en algunos casos”.
Se refieren en concreto a la propuesta de jubilación para los trabajadores de mayor edad. “Hasta ahora, por medio del contrato relevo, nos jubilábamos cinco años antes de la edad marcada de jubilación, ahora con su propuesta vamos a trabajar un año más, porque fijan la edad en 63”, detalla Javier Losa. Además, insiste en que los puntos y avances acordados hasta ahora no deberían depender de la próxima huelga o negociaciones sobre los salarios, “bajo mi forma de entender, tu vas avanzando en la negociación y lo que se avanza, se cierra. Aunque es cierto que ellos lo entienden como un acuerdo global. De todas formas lo que está en juego para nosotros es no perder absolutamente nada”.
Además del tema de las jubilaciones del personal de mayor edad, Losa insiste en otros cuatro puntos claves que debe tener el nuevo convenio: la readmisión de un trabajador despedido, el reajuste de horas, una reducción de la jornada anual y un ajuste al IPC.
“Para repartir beneficios no somos esenciales”
Y es precisamente en este último en el que hay un descontento generalizado en Petronor. Ya que mientras los beneficios de la compañía baten récord en su historia y alcanzan los 470 millones de euros, con una previsiones dulces para los próximos años, “no nos quieren asegurar el IPC, no nos quieren bajar las horas y nos nos quieren mantener las condiciones de prejubilación; todo esto teniendo en cuenta que el nuevo convenio sería para cinco años”.
Bajo el punto de vista del portavoz “esto está fuera de lugar y nos da más razón a los trabajadores”, ya que, asegura, “los beneficios han sido buenos año a año, incluso en 2021, año del ERTE, tuvieron beneficios. Cuando la cosa ha estado mal, la planta estuvo funcionando por los trabajadores, porque éramos esenciales; aunque parece ser que para repartir los beneficios no lo somos”, concluye.