Ibermática, Petronor, Iberdrola y Kutxabank: los conflictos llegan a las empresas 'intocables'
En los últimos meses grandes compañías vascas se han enfrentado a movilizaciones convocadas ante el "descontento generalizado" de sus plantillas
22 febrero, 2023 05:00La huelga de la plantilla de la banca vasca Kutxabank, convocada para el próximo viernes 24 de febrero, no es la primera ni la única a la que grandes compañías vascas se han enfrentado en lo que va de año. En apenas dos meses, grandes joyas de la corona vasca como Petronor, Ibermática o Iberdrola, han tenido que hacer frente al reto de la competitividad y la alta inflación en un entorno de descontento generalizado de sus plantillas.
Ibermática: nuevas caras, pero mismo resultado
Cuando se piensa en la pérdida de arraigo vasco uno de los ejemplos claros es la tecnológica Ibermática, fundada en 1973 en San Sebastián y comprada recientemente por la compañía andaluza Ayesa. Dos días antes de finalizar el año, la donostiarra pasaba a manos sevillanas con la salida de accionistas como ProA Capital y Kutxabank y comenzaba así su integración inmediata en el grupo andaluz. Una integración que, además, dejaba a la empresa con la dirección directa desde Sevilla -bajo la batuta de José Luis Manzanares- tras la dimisión de Juan Ignacio Sanz como CEO de la compañía días atrás; y con una tarea pendiente para el nuevo director: la negociación del convenio.
De esta manera empezaban la dirección y la plantilla de Ibermática el año. Contexto que parece, no ha cambiado en las últimas semanas. El 11 de enero el comité de Ibermática y Ayesa salían de su primera reunión sin acuerdo a la vista, comité que había desconvocado las huelgas previstas para los próximos días ante la esperanza de que la nueva dirección acercase posturas. En ese momento, los nuevos dueños de la empresa presentaban una oferta para los próximos dos años que incluía las referencias a la evolución del PIB nacional y el IPC subyacente. Una propuesta que, en cualquier caso, no permitía subidas salariales de más de un 1,75% y que no acababa de convencer a la parte sindical.
Mes y medio y seis reuniones después, el 14 de febrero, comité y dirección salían de nuevo sin acuerdo de su última reunión pero con la intensidad en las negociaciones por parte sindical más baja que los primeros días del año para, según apuntaban fuentes sindicales, “darle una oportunidad a Ayesa”, bajo el compromiso de ambas partes de seguir con las negociaciones semanalmente.
Movilizaciones en Iberdrola
El gigante energético Iberdrola también ha experimentado una reactivación de las movilizaciones en su plantilla tras meses con ellas paralizadas. En este caso eran los sindicatos UGT y CCOO los que anunciaban una nueva movilización para el próximo 28 de abril, el día de la Junta de accionistas de la compañía y jornada que está previsto que se vote la reelección de Galán como presidente.
Según los sindicatos, “es injusto que en una corporación con un resultado operativo previsiblemente superior a los 4.000 millones de euros esté previsto que este año el poder adquisitivo de sus trabajadores baje un 14%”. Así, la movilización nacional del 28 de abril se suma a otras autonómicas como este 22 de febrero en Valencia, el 9 de marzo en Euskadi y el 29 de marzo en Madrid.
Petronor: beneficios récord y una plantilla descontenta
La plantilla de Petronor comenzaba el lunes 13 dos semanas de negociaciones con la directiva de la refinería vizcaína con la esperanza de un acuerdo que permita cambiar el convenio caducado desde hace más de tres años. Con la negociación estancada y la mesa de negociación bloqueada encaraba la plantilla de la siderúrgica vasca este nuevo trámite -enmarcado en el proceso de negociación abierto desde hace nueve meses-, abierta a nuevos paros si no se llega a un acuerdo.
Entre las reivindicaciones de los más de 900 trabajadores que forman parte de Petronor se encuentran: una consolidación en las tablas del IPC anual de los trabajadores; una reducción horaria anual, eliminar las restricciones que limitan la concesión de los permisos a más de la mitad de la plantilla; salida y reposición del colectivo de mayor edad o compromisos en materia de seguridad y salud laboral.
Estas reivindicaciones llegan en un contexto positivo para la empresa, que el año pasado consiguió su récord de beneficios: 470 millones de euros.179 millones más que los recaudados en el que hasta ahora era el año con beneficios récord, 2010 con 291 millones. Precisamente por los buenos resultados de la compañía vasca, la plantilla busca ese ajuste de los salarios al IPC.
Kutxabank y su rechazo a negociar
La huelga del próximo 24 de febrero convocada por la plantilla de Kutxabank ha sido la última anunciada. Esta es la primera huelga que se convoca por el 100% de la representación sindical y también la primera a la que se enfrenta su nuevo presidente, Antón Arriola, quien tomó los mandos de la entidad hace apenas dos meses.
ELA, CCOO, Pixkanaka, ALE, LAB y Asprobank, anunciaban este paro señalando la reciente subida salarial a la plantilla como una de las causas principales. Ya que, si bien este movimiento suponía la subida salarial más alta en el sector -patronal de los bancos y los sindicatos acordaron el pasado enero una subida salarial para el sector del 4,25%-; fue decidido de forma “unilateral” tras cinco reuniones previas con las centrales sin acuerdo, algo que la parte sindical ha criticado: “Es una decisión impuesta por la empresa; no negociada, ni acordada, porque de hecho, no quieren negociar”.
Además, de estas “imposiciones” por parte de la empresa los sindicatos apuntan otros tres motivos por los que organizan la huelga. La presión comercial desmedida -ya que entre 2014 y 2022, la plantilla de la entidad bancaria vasca ha disminuido en 1.448 personas. Hasta ese 2014 las tres cajas contaban con alrededor de 5.000 empleados, en la actualidad, la plantilla ronda los 3.600 trabajadores, de los que en torno a 300 son temporales-; la fuga de talento que se está dando en la entidad ante las “malas condiciones laborales" y la poca atracción del talento y las agresiones verbales, e incluso físicas que van en aumento en las oficinas de la entidad, muchas veces por “la falta de recursos para poder atender adecuadamente a la clientela”.