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Gatoterapia y protección de los felinos: así es el primer cat café de Euskadi

Marta Rodríguez abrió el primer café de gatos de Euskadi el pasado octubre. Desde entonces ya han conseguido la adopción de 25 felinos

10 abril, 2023 05:00

Calma la ansiedad, reduce el estrés, genera endorfina o ayuda con los problemas de diabetes…Son algunos de los beneficios que según Marta Rodríguez, fundadora de El salón de mi casa -el primer cat café de Euskadi- aporta la relación estrecha entre los gatos y los humanos. Abierto este pasado octubre, el local no solo cumple función hostelera, también se ha convertido en una opción para aquellas personas que quieran adoptar estos animales. Hasta el momento en este cat café ya se han adoptado 25 felinos.

“Los animales siempre me han encantado, hasta el punto de que antes de montar el café tenía cuatro gatos en casa. Hace un tiempo viajamos a Singapur y vimos un cat café”, explica Marta Rodríguez, propietaria del nuevo local. Quien insiste en que los modelos de negocio de estos cafés de países de Oriente son muy diferentes al abierto por ella: “los originales, los japoneses, son locales en los que los propietarios compran gatos, normalmente gatos de lujo y muy sociables, que están ahí de forma permanente. Uno puede practicar la gatoterapia pero las actividades de beneficencia no están asociadas”. 

Así, tras esta experiencia, Marta y su pareja se decidieron a abrir este local. Antes del confinamiento se compraron unas lonjas, “para imitar esta idea pero de manera más humana, aunque desgraciadamente llegó el covid y, como los gatos podían contraer el covid no pudimos abrir”. Finalmente, el establecimiento abrió sus puertas el año pasado. 

Cat café 'El salón de mi casa'./CV

Cat café 'El salón de mi casa'./CV

Una protectora de gatos en forma de café

El Salón de mi casa cumple varias funciones, según Rodríguez, la primera, la más evidente: un local para practicar la gatoterapia. “A día de hoy tenemos 10 gatos, no nos gusta tener más porque creemos que tanto ellos como los huéspedes necesitan espacio. Puedes venir aquí y practicar la gatoterapia, tocarlos, acariciarlos.. A ellos les encantan y tiene efectos muy positivos como la relajación, menos problemas de diabetes y obesidad…”, añade.

Este local también funciona como protectora de gatos. Marta y su equipo rescatan gatos de la calle, o de otras asociaciones que han recogido y tienen excesos de gatos y los crían hasta que alguien los adopta. También de fábricas o almacenes donde los felinos tienen camadas y, ante la imposibilidad de los dueños de estas y la negativa de los ayuntamientos de cuidarlos, acaban con Marta. “Los criamos como si fuesen nuestros hasta que alguien se los lleva, aquí son felices porque tienen una socialización como en ningún otro sitio y porque la gente les presta atención y juega con ellos…Para ellos es un paraíso. Me han mandado gatitos extremadamente agresivos que por el hecho de estar en el cat café con otros gatitos y con humanos se han hecho dóciles y se han podido integrar en una familia sin problemas”, confirma. 

Porque este local también cumple la función de lugar de adopción. “Si quieres adoptar un gatito puedes venir, jugar y estar con ellos, nosotros además damos unos cursillos de formación a todas las personas que quieren adopta. Los gatos salen de aquí normalmente sanos ya que el poco dinero que ganamos se gasta en los veterinarios para tratar de darles el mejor tratamiento posible”, insiste.

Cat café 'El salón de mi casa'./CV

Cat café 'El salón de mi casa'./CV

Huéspedes, adoptantes y voluntarios

Aunque asegura que esta labor también tiene momentos malos: “Cuando los gatos enferman y mueren o el poco apoyo de las instituciones”, aclara que desde el primer mes de su apertura el negocio ha tenido mucho éxito, llegando a conseguir la adopción de 25 gatos. “Hemos recibido un apoyo fantástico, estamos muy contentos… La gente viene a vernos desde Pamplona, San Sebastián o Castro-Urdiales, nos hacen regalos, nos ayudan…”, explica. 

Visitantes a los que ella llama huéspedes, porque su intención es “que se sientan como en casa”, aunque también hay adoptantes y voluntarios. “La mayor parte de los voluntarios son niñas, algunas de ellas con problemas psicológicos, que el hecho de estar en el cat café les aporta mucho. También vienen residencias de ancianos”, matiza. 

Para los niños también se ha abierto un lugar especial, explica: “Ellos tenían una necesidad de contacto que no se les podía dar en el mismo momento en el que los adultos están practicando la gatoterapia. Por eso les hemos dado un momento en el que ellos pueden venir a alimentarlos, se les conciencia de las necesidades de los gatos, se les da unos cursillos y juegan con los gatos pero de otra manera mucho más organizada”. 

Cat café 'El salón de mi casa'./CV

Cat café 'El salón de mi casa'./CV

El cat café más barato del mundo

El objetivo principal de la protectora, tal y como insiste Marta, es “que no haya más gatos pariendo en la calle”, y eso “es lo que más duro está siendo para mí. Es durísimo emocionalmente rescatarlos, cuidarlos, mimarlos y entregarlos”.

Algunos, continúa, “se nos quejan de los precios, que son elevados, pero no son conscientes de los gastos. Tenemos muchos gastos porque son gatos de la calle, que tenemos que curarlos y cuidarlos. Y además somos uno de los cat cafés más baratos del mundo. En EE.UU entrar en un cat café cuesta cuarenta euros”. Rodríguez anima así a todos los amantes de los felinos a acercarse a este local de la calle Kristo de Bilbao y experimentar la gatoterapia en primera persona.