Como cada Primero de Mayo las referencias, normalmente en sentido crítico, a los gobiernos y a los mandatarios políticos acompasarán discursos y consignas de los sindicatos. La forma de relacionarse con el ámbito institucional es columna maestra de las distintas estrategias dentro del abanico sindical vasco, que suele tomar como gran termómetro en ese sentido la participación o no en el diálogo social.
Es este un espacio de concertación entre Gobierno vasco, Confebask y las propias centrales de pasado sinuoso y presente en permanente entredicho. ELA y LAB, con el 60% de la cuota sindical a sus espaldas, siempre se han mantenido al margen de un foro que, denuncian, avala las políticas de Lakua favorables a la patronal. Y esa no participación es piedra de toque de una política sindical más amplia que ellos mismos denominan de contrapoder.
Y aunque LAB ha hecho algún amago en los últimos años de intentar recomponer relaciones con el Gobierno de Iñigo Urkullu y ha firmado acuerdos de hecho en áreas concretas dentro de Ejecutivo como Lanbide o, recientemente, en Educación, el diálogo social son palabras mayores. Este mismo domingo su coordinador general, Igor Arroyo, zanjaba la cuestión en Crónica Vasca con un no rotundo a la pregunta de si es posible ver a su organización sentada en esa mesa a medio plazo.
Así, los distintos consejeros del ramo, básicamente Empleo o en la actualidad Trabajo, han tenido que ir toreando el asunto con diplomacia porque, esa es la otra cara de la moneda, hay dos sindicatos que sí quieren participar. La realidad es que poder presentar acuerdos con empresarios y sindicatos es algo muy jugoso para cualquier gobierno, más aun en un contexto como el de Euskadi, con una realidad sindical particular e índices de conflictividad laboral de récord.
El diálogo social fue por ejemplo una de las grandes apuestas de Patxi López desde el arranque de su legislatura en 2009, pero tampoco Urkullu ha escatimado esfuerzos por atraer a ELA y LAB a este espacio institucional. Con ese objetivo el actual lehendakari llegó a apostar en 2015, ante la marcha de Juan María Aburto al Ayuntamiento de Bilbao, por una persona ajena al PNV para dirigir la consejería de Empleo. Era conocido que Ángel Toña, que llegaba a Lakua con la etiqueta de consejero independiente, contaba con una buena reputación entre las direcciones sindicales y tenía, además, una relación personal de amistad con Ainhoa Etxaide, entonces máxima dirigente de LAB. Pero ni por esas. Finiquitada esa legislatura Toña dejó el Gobierno vasco y el mundo siguió girando con el diálogo social vasco cojo.
El impulso de Mendia
De regreso al presente, es evidente que la vicelehendakari y consejera de Trabajo, Idoia Mendia, apuesta fuerte por los acuerdos tripartitos a pesar de contar solo con CCOO y UGT. Mendia ha apostado por dar un nuevo dinamismo y trasladar nuevas materias a un foro que está ya descentralizado y operativamente funciona con comisiones técnicas que desarrollan la letra pequeña de cada uno de los temas en la agenda.
Una de esas puertas por explorar, la semana laboral de cuatro días, hacía estallar una minicrisis que, aparentemente, quedaba zanjada con la puesta de largo, pocos días después, de una serie de acuerdos sobre empleo y formación. Confebask, que había dejado colgados a Mendia, Raúl Arza y Loli García en ese programa piloto para probar una reducción de la jornada semanal en algunas empresas, recupera su sitio con estos últimos acuerdos para, entre otros objetivos, mejorar el acceso al empleo a los mayores de 45 años o abrir un "pacto de país" para mejorar la situación en el sector de los cuidados.
Más allá del plantón de Confebask con la semana de cuatro días, el diálogo social tiene entre manos otras materias en las que también será difícil conciliar las posturas empresariales y sindicales, como es el caso del absentismo, sobre el que ambas partes hacen lecturas muy diferentes.
Pese a manifestar su descontento con la patronal vasca por no entrar a ese programa piloto sobre organización del tiempo de trabajo, los dirigentes de CCOO y UGT en Euskadi han mantenido estas semanas su valoración positiva de los frutos del diálogo social vasco. Arza y García han defendido de cara a este Primero de Mayo el valor de los acuerdos institucionales de sus respectivos sindicatos sobre pensiones o salario mínimo, unas "conquistas sociales" que, aseguran, son fruto también de esa apuesta por el diálogo social.