Después de años guardado en un cajón, desde el 27 de junio de 2008, el proyecto para la interconexión eléctrica entre Francia y España ha recibido luz verde por parte del Consejo de Ministros del Gobierno de España. Con la aprobación de la Planificación Eléctrica 2021-2026 del pasado mes de marzo, echa a andar este proyecto, calificado como “prioritario para España”, y que ha sido declarado “de interés común” por la comisión y el parlamento europeos “por su importancia y trascendencia para el sistema eléctrico europeo”, si bien se ha encontrado con la oposición de los Ayuntamientos de Gatika, Maruri-Jatabe y Lemoiz y de la preocupación de los cerca de 4.000 vecinos afectados de la zona, que se verán condenados a vivir sobre cables que transportarán electricidad a 400 kV, un voltaje que duplica los 220 kV de la alta tensión y que se tipifica ya como muy alta tensión.
Este pasado verano, la Dirección General de Política Energética y Minas otorgaba la autorización administrativa previa, así como la declaración de impacto ambiental, trámites que les permiten arrancar con el proyecto de interconexión eléctrica España-Francia por el Golfo de Bizkaia.
Las obras de Red Eléctrica, englobada ahora bajo la marca de Redeia, comprende la construcción de una línea subterránea y submarina en corriente continua a 400 kV entre la localidad vizcaína de Gatika y el municipio francés de Cubnezais, al norte de Burdeos, lo que conllevará, en suelo vasco, ampliar la subestación de Gatika a 400 kV, levantar junto a ella una estación conversora de corriente alterna a continua -y su correspondiente línea de alimentación subterránea en corriente alterna de doble circuito a 400 kV-, y modificar la línea aérea de transporte de energía eléctrica Gatika-Azpeitia -en circuito simple de corriente alterna a 400 kV.
Un complejo trazado que ha sido modificado
El primer paso consistirá en la construcción de esa estación conversora, que estará emplazada junto a la subestación eléctrica actual existente en Gatika, donde ya son visibles las labores de preparación del suelo. “Los trabajos ya han comenzado y se están llevando a cabo de forma coordinada a ambos lados de la frontera desde el pasado mes de octubre”, según confirma Red Eléctrica a Crónica Vasca, la empresa responsable del proyecto en España.
Así, se ha comenzado por “la tala y el desbroce del terreno” en el que se construirá la nueva estación, que permitirá convertir la corriente eléctrica continua en alterna. Desde estas instalaciones, indican, transcurrirá una línea “totalmente soterrada”, de 13 kilómetros de longitud, que atravesará los términos municipales de Gatika, Maruri-Jatabe y Lemoiz.
A su llegada a la costa, a la altura de la central nuclear de Lemoiz, los dos cables de ida a Francia y los dos cables de vuelta a España que formarán parte de esta línea que se sumergirá en las profundidades del Océano Atlántico, volverán a tocar tierra en la localidad francesa de Seignosse, que se verá atravesada, al igual que Hossegor, y Capbreton, lo que exigirá asfaltar las dunas de sus playas, talar parte de sus pinares y rodear zonas residenciales y escuelas antes de sumergirse por tercera vez bajo el agua para subir de nuevo a la superficie hasta alcanzar la futura estación conversora que Red de Transporte Eléctrico (REE) -la homóloga de Red Eléctrica en Francia- ha comenzado a construir en Cubnezais.
En total, el enlace eléctrico del Golfo de Bizkaia obligará a extender 400 kilómetros de cableado capaz de transportar electricidad a muy alto voltaje, a 400 kV de potencia, siguiendo un complejo trazado que suma 100 kilómetros subterráneos y 300 kilómetros subacuáticos. A pesar de la complejidad de esta conexión, que ha visto modificado su trazado desde sus inicios, España y Francia defienden el interés en seguir adelante con este proyecto porque, señalan, posibilitará intercambiar energía verde -energía eléctrica procedente de fuentes renovables de España y energía nuclear de Francia- de forma más rápida y económica, pero, además, permitirá a España entrar en el resto de Europa.
A su paso por Euskadi
El proyecto para la interconexión eléctrica que unirá España y Francia ha elegido Euskadi como lugar para recibir, transformar y repartir toda la energía generada y recibida entre ambos países por su cercanía a la costa y por toda la infraestructura con la que ya contaba de base. Hay que recordar que, aunque la central nuclear de Lemoiz se cerró en 1984, se instaló toda la infraestructura necesaria para su funcionamiento. Es por eso que a día de hoy se mantienen los cables y torres de alta tensión que se colocaron a lo largo de 19 kilómetros, desde la costa hasta Gatika, localidad en la que, además, se construyó una subestación eléctrica para transportar esa energía, que se encuentra en esa misma ubicación a día de hoy.
Es curioso que nunca llegasen a utilizarse pero que, casi cuarenta años después, sigan en pie, a la espera de nuevos usos, como por ejemplo el proyecto, ya desechado, que consistía en construir una planta de producción de energía a partir de gas en las instalaciones de la central nuclear, en las que finalmente se habilitará una piscifactoría, según anunció el Gobierno vasco.
Sin embargo, finalmente no se utilizarán ni los cables ni las torres de alta tensión ni tampoco la subestación eléctrica ya existente. Tal y como han confirmado desde Red Eléctrica, será necesario construir una estación conversora de electricidad, mientras que las dos líneas áereas de cables y las torres de alta tensión actuales por las que transcurren serán retiradas y se sustituirán por unos cables nuevos que serán enterrados bajo la superficie.
Muy alta tensión bajo núcleos residenciales
Y, aunque Red Eléctrica asegura que “el trazado evita en todo momento núcleos urbanos y carreteras, tratando de aprovechar pistas y caminos forestales”, al mismo tiempo advierte de que “tanto el cruce de carreteras y de ríos como su aterraje en el mar se realizarán mediante la técnica de perforación dirigida”, a fin de provocar una menor invasión en los suelos afectados, y, además, dicha compañía plantea un mapa donde los cables que transportarán energía eléctrica de muy alto voltaje, de 400 kV de potencia, atraviesa tres poblaciones: Lemoiz, Maruri-Jatabe y Gatika.
Un total de 3.900 vecinos se verán afectados por este trazado, que rodeará sus casas, colegios y otros equipamientos, y discurrirá bajo terrenos privados, carreteras, montes y ríos, lo que lo convierte en una infraestructura cargada de polémica y que se ha encontrado on la oposición de los Ayuntamientos y los vecinos de la zona.