La interconexión eléctrica que pretende unir España con Francia a través del Golfo de Bizkaia no sólo ha generado oposición en territorio vasco, sino que el país galo también ha mostrado sus reticencias en torno a este proyecto, que además de sufrir importantes modificaciones en su trazado, ha aumentado su coste estimado en un 63%, ya que de los 1.750 millones de euros presupuestados en un inicio, la revisión realizada el pasado mes de marzo, habla ya de que este macroproyecto con la calificación “de interés europeo”, costaría 2.850 millones de euros sin contar con los 250 millones reservados para imprevistos.
La futura interconexión consistiría en un doble enlace que transportaría electricidad a muy alta tensión, a 400 kV, en corriente continua, a través de dos sistemas independientes con una potencia de 1.000 MW cada uno, que conectarían mediante cuatro cables la futura estación conversora del municipio vizcaíno de Gatika con la de Cubnezais, al norte de la localidad francesa de Burdeos.
Se trata de un proyecto que será acometido por INELFE, una sociedad mixta constituida en 2008, a partes iguales, entre las empresas gestoras de la red de transporte eléctrico de España y de Francia, Red Eléctrica Española (REE) y Électricité de France S.A. (RTE). Tras presentar el proyecto ese mismo año, años después fue guardado en un cajón. El pasado año, cuando se rescató, una veintena de asociaciones, entre ellas EA Shepherd, Sepanso Landes, GNSA, Les amis de la terre, Landes Aquitaine Environment, Benesse Environment y Défense des milieux acuatiques, decidieron unir fuerzas y juntas crearon el colectivo Stop THT 40 para luchar contra este macroproyecto aprobado por los Gobiernos de Francia y España, con el beneplácito de Europa, quien la declaró Proyecto de Interés Común (PIC) en 2013.
Inicio de las obras en ambos extremos
El 29 de septiembre de 2023, el Gobierno francés otorgó las autorizaciones necesarias para que RTE pudiese comenzar las obras cuanto antes, de modo que poco después, el 18 de octubre, arrancaban con los trabajos de aterrizaje para la conexión del cable terrestre al cable submarino en las localidades francesas de Capbreton y Seignosse.
Lo que más indigna a este colectivo, que lleva manifestándose desde la primavera del año pasado, es que “los permisos han sido concedidos a pesar de que el proyecto recibió informes medioambientales desfavorables por parte del CNPN, el Consejo Nacional de Protección de la Naturaleza, el órgano galo más reputado del país, cuyo dictamen siempre se respeta”, tal y como relatan a Crónica Vasca. Por eso, el pasado mes de noviembre, Stop THT 40 presentó un recurso ante el Tribunal Administrativo de Burdeos, solicitando la suspensión de la autorización ambiental concedida el 20 de septiembre de 2023 por parte del Gobierno francés, que posibilitaría detener los trabajos hasta que se dicte sentencia.
En el extremo vasco, por su parte, desde el pasado mes de enero, los vecinos de Gatika están llevando a cabo turnos de vigilancia con el objetivo de “impedir que Red Eléctrica siga utilizando el camino público del municipio, como lleva haciendo desde el mes de diciembre, cuando inició sus labores de preparación de la zona, que están provocando la deforestación de parte de los árboles de la localidad, a pesar de no haber solicitado al Ayuntamiento las autorizaciones necesarias para poder iniciar estos trabajos”, denuncian. Aunque la compañía esgrime que dispone de la autorización previa del Gobierno central para acondicionar la zona, que se ha visto complementada con la autorización administrativa de la Secretaría de Estado de Energía para la construcción de la central transformadora en la subestación eléctrica de Gatika publicada en el BOE el pasado 9 de febrero, el Consistorio denuncia que no han seguido el procedimiento administrativo y legislativo vigente en el municipio.
Además, desde la plataforma Interkonexio Elektrikorik Ez han presentado un recurso de alzada contra las autorizaciones administrativas previas, concedidas el 31 de julio de 2023 por la Dirección General de Política Energética y Minas de España, del MITECO, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España. “De momento estamos a la espera y, en función de la respuesta que recibamos, valoraremos la posibilidad de iniciar la vía judicial”, adelantan a Crónica Vasca.
Modificación del trazado
La interconexión eléctrica se trata de un proyecto que, según denuncian desde la plataforma vasca, recibió el visto bueno de la Comisión Europea y su correspondiente subvención, -de 578 millones de euros-, con un doble cable eléctrico terrestre de 10 kilómetros de 440 kV que atravesará Bizkaia desde Gatika a Lemoiz, -que finalmente será soterrado según ha prometido Red Eléctrica-, que se completaba con un trazado subacuático de 280 kilómetros por el Golfo de Bizkaia antes de salir a tierra en Francia, donde recorrería 80 kilómetros para conectarse con la subestación de Cubnezais, en la región de Aquitania.
Sin embargo, antes de iniciarse las obras, su recorrido ha sufrido importantes modificaciones que hacen que ese último tramo vuelva a salir a tierra y atraviese, de forma soterrada, las localidades de Seignosse, Hossegor y Capbreton, antes de volver a sumergirse en el Atlántico para volver a salir en Cubnezais. “Al principio, el recorrido que presentaron era completamente bajo el agua, pero no se pudo realizar debido al cañón de Capbreton, que es imperforable, ya que alcanza los 1.500 metros de profundidad, así que esa parte se ha vuelto terrestre para sortear este obstáculo”, lamentan desde Stop THT 40, quienes consideran que, de haberse presentado así el proyecto en un principio, "no habría sido validado por Europa".
Es precisamente en el tramo francés donde el CNPN recomienda una ruta alternativa, con un impacto mucho menor para los vecinos y la naturaleza, que aprovechase el recorrido de las autopistas existentes. Sin embargo, RTE ha descartado esta solución.
Daños para la salud y el medioambiente “irreparables”
Desde Interconexio Elektrikorik Ez y Stop THT 40 denuncian que el proyecto para la interconexión eléctrica entre ambos países provocará “graves daños, que además serán irreparables”, y que derivarán en “problemas de salud en los vecinos afectados y desprotección del medioambiente, por la contaminación del océano, el peligro de las ondas electromagnéticas sobre cetáceos y salmones, la destrucción de dunas, la deforestación de los bosques y la desaparición de la fauna y flora” a lo largo del trazado, de 370 kilómetros de longitud aproximadamente. “Estos enormes cables eléctricos transportarán el equivalente a la producción de dos centrales nucleares a sólo un metro de profundidad bajo nuestros pies, alrededor de nuestras casas y escuelas”, lamentan.
Además, desmontan los argumentos esgrimidos por el Gobierno de Francia y el de España, quienes defienden que esta infraestructura es “de interés común” para Europa, ya que permitirá obtener energía renovable más económica. “Eso es falso. Este proyecto es puramente especulativo porque España ya tiene la electricidad más barata de Europa y Francia sólo enviará energía nuclear a España. El proyecto no es, en absoluto, un proyecto de energía renovable”, advierten los vecinos galos. Por todo ello, confían en que si logran hacer caer este proyecto en Francia, también se parará en España, porque ¿qué sentido tiene una interconexión que no va a ningún lugar?, se preguntan.