Habrá que esperar hasta 2025 para que Bergara cuente con la primera planta de valorización material de residuos de papel de España. La demora en los trámites pertinentes ha obligado a que la empresa Greene, impulsora del proyecto, no haya comenzado aún con la construcción de la fábrica, que estará situada en el polígono industrial Larramendi del municipio guipuzcoano. La compañía, que invertirá en la planta 20 millones de euros, se hará cargo de un proyecto referente a nivel mundial en materia de economía circular.
La planta, que en principio se iba a activar este año, ha generado mucha controversia por parte de los habitantes de Bergara, que no se han mostrado conformes desde que se anunció la decisión en el año 2021. Pancartas con el lema de 'Osasuna, interes ekonomikoen gainetik' (La salud, por delante del interés económico) han vestido muchos de los balcones del municipio guipuzcoano. Durante estos últimos tres años se han realizado diversas concentraciones, convocadas por vecinos de los barrios de San Juan, Ubera y Basalgo, los más cercanos al polígono en el que se instalará la planta de tratamiento. El Ayuntamiento, en un principio, también se mostró contrario a esta decisión tomada por el Gobierno vasco, puesto que el proyecto "no coincide con el que nos presentó Greene". Su alcalde, Gorka Artola, indicó que había "falta de congruencia" y que en un inicio les mostraron "tres actividades y tres proyectos. La empresa deberá aclarar cuál de ellas quiere llevar a cabo".
Con esta plata de valorización, Greene quiere evitar enviar al vertedero "122.000 toneladas de desechos al año"
Una vez resueltas las dudas, queda que los trámites sigan su curso y que el próximo año Bergara tenga algo inédito: la primera planta de revalorización de papel del país. Todo ello, propulsado por la firma de Elche, nacida en 2011. Según explicó en su momento Greene, la compañía se ubicará en el polígono industrial Larramendi de Bergara y contará con una inversión de 20 'kilos'. Evitará enviar al vertedero "122.000 toneladas de desechos al año" e impedirá la emisión a la atmósfera de hasta 150.000 toneladas anuales de CO2. La empresa ilicitana ha indicado además que esos residuos de papel se trasformarán en goma eva para el calzado o en azulejos y ha especificado que ha trabajado junto a la industria papelera de Euskadi para desarrollar "un óptimo uso de sus residuos como materia prima dentro del marco de la economía circular".
Javier Loizaga, el principal inversor
Se trata de la inversión más notoria de Greene Waste to Energy desde su nacimiento hace ya 13 años, y todo ello, en parte, desde que cuenta con el respaldo financiero del fondo de inversión Moira Capital Partners, liderada por su presidente Javier Loizaga. El madrileño, con raíces vascas y que lidera Mercapital desde marzo de 2008, cuenta con una larga trayectoria de 35 años que comenzó a despegar cuando apenas contaba con 27, después de invertir en 115 empresas. Su éxito, respaldado desde el primer instante por su padre José María Loizaga -Consejero y vicepresidente del Grupo ACS- le permitió dar un paso más y se convirtió en partner de Moira Capital, especializada en inversiones directas en compañías innovadoras españolas y que busca obtener un alto retorno para inversores europeos.
"Evitaremos que estos materiales acaben siendo considerados residuos y que terminen depositados en un vertedero"
Con esta inversión, Loizaga consigue expandir la marca de Greene de la manera más contundente posible. La implantación de esta planta de valorización de papel será la primera después del acuerdo fallido entre Plastic Energy y el Gobierno vasco en añadir la planta de reciclaje de plástico en Zumárraga. Aunque, eso sí, la que estará en Bergara, según indica el consejero delegado de Greene, Juan José Hernández, no tiene nada ver con "la incineración", puesto que se evitará que estos materiales "acaben siendo considerados residuos y que terminen depositados en un vertedero", así como "limitar la contaminación de suelos y aguas freáticas, mitigando gases de efecto invernadero".
Aclara que la planta "nada tiene que ver con la incineración, ya que está basada en un proceso de pirólisis, posterior secado y conversión a carbonato cálcico, que permite tratar los residuos de forma óptima y sostenible, consiguiendo un total autoabastecimiento energético de la planta y la extracción de cargas minerales para su reintroducción en la cadena de valor de muchas industrias".