La amenaza del ERE no deja dormir a un centenar de trabajadores de la cementera de Añorga
La fecha del expediente de regulación de empleo se conocerá una vez realizada la primera reunión del periodo de consultas con el comité de empresa, que se desarrollará este martes 18 de junio
17 junio, 2024 05:00Noticias relacionadas
Resoplando y con rostro pensativo, un trabajador de Cementos Rezola salía a primera hora de la mañana a un rincón de la fábrica para fumar y comer algo. Unos minutos más tarde, lo hacían 11 personas más, siguiendo el mismo patrón. Sin apenas gesticular palabra, dos de ellos charlaban sobre lo que podía suceder el próximo 18 de junio, momento en el que se conocerá la fecha exacta de un ERE que se conocerá una vez realizada la primera reunión del periodo de consultas con el comité de empresas. "No me espero nada bueno, me afecta hasta al sueño", decía un trabajador a Crónica Vasca, que se acercó hasta Añorga para presenciar una situación que inquieta al centenar de personas que forma parte de la planta.
Frente a la fábrica, se encuentra un pequeño restaurante llamado Jolas Etxea. Gran parte de los empleados que trabajan de mañana, se acercan a allí una vez finalizada la jornada, un punto de encuentro que les sirve para "desconectar" y para "relajarse" ante el más que posible anuncio de un ERE que "nos ha dejado fríos, enterándonos unos minutos antes de que ofrecieran el comunicado". Ninguno de ellos quiere que su identidad aparezca, y menos a escasos días de un encuentro que decidirá "qué va a pasar con nosotros, con nuestra rutina, con nuestro futuro".
"Me ha cambiado todo, no me concentro, es imposible, no rindes de la misma manera"
Heidelberg Materials, más conocida como Cementos Rezola, justificó hace unos días este expediente de empleo, argumentando que su decisión se centra en reducir al 50% sus emisiones de CO2. De este modo, la producción de clínker se concentrará en las próximas fechas en Arrigorriaga. Una decisión que no ha sentado nada bien a los empleados de la planta guipuzcoana, que aguardan en silencio. Uno de ellos, además, asegura que "no es algo que sospecháramos ni mucho menos, nos cuesta encajarlo" y añade que "a mí al menos me ha cambiado todo, no me concentro, es imposible, no rindes de la misma manera".
Incluso un compañero, mientras que se bajaba el mono naranja por el calor, asegura que estos últimos días "he soñado cosas relacionadas con el trabajo, con que voy a terminar en la calle, necesito que nos aclaren las cosas". Esta medida no implica el cierre, sino que la empresa ofrecerá un plan de "recolocación interna" y otras "medidas complementarias" para minimizar el impacto social de la "transformación industrial" de la planta de Añorga hacia un modelo "sostenible a largo plazo".
Futuro incierto
Eso significa que la fabricación y venta de cemento "continuará en ambas fábricas", según han explicado a Crónica Vasca desde la empresa. El único movimiento, se centra en la producción de clínker, que tendrá una fuente única, en Bizkaia. En relación con el futuro de los empleados, se desconocen detalles.
"Por mucho que haya una inversión de más de 30 millones de euros, eso no sé si nos beneficiará o no, es algo que no dejan claro"
"Por mucho que haya una inversión de más de 30 millones de euros, eso no sé si nos beneficiará o no, es algo que no dejan claro", asegura un trabajador de Cementos Rezola. La empresa aseguró en un comunicado que la mitad de la cantidad mencionada, es decir, 16 millones, se destinarán a la planta de Añorga para transformarla en "una fabrica especializada en cementos sostenible", además de "un centro de excelencia e innovación en soluciones constructivas con baja huella de carbono".