CIE Automotive es un actor consolidado en casi todos los mercados clave para la automoción. Pocas empresas vascas disponen de un negocio tan diversificado geográficamente con, además, prácticamente ningún punto débil a nivel de rentabilidad. El fabricante de componentes sigue sacando chispas a su actividad en todas las grandes áreas en las que opera incluida China, donde se consiguen elevados márgenes pese a la caída de ventas.
El gigante asiático hace tiempo que se convirtió en dominador del mercado mundial de automoción. Esto incluye a la vieja Europa, cuyo potencial industrial no se entendería sin la fabricación de coches y otros vehículos, y de rebote puede representar una amenaza para la economía vasca, muy volcada históricamente en este sector: dos de las tres firmas españolas de componentes de automoción más reconocidas a nivel internacional, Gestamp y CIE Automotive, tienen su sede en Euskadi.
Esa ligazón con el motor explica probablemente por qué el País Vasco ha sido capaz de atraer uno de los grandes proyectos para zafarse del control chino en la expansión del coche eléctrico como es Basquevolt. La compañía de Miñano aspira a otorgar a la industria europea de autosuficiencia en una tecnología, la batería en estado sólido, que será esencial en la movilidad del futuro porque concede al vehículo más autonomía y seguridad a menor coste, la ecuación clave para que el coche eléctrico termine de imponerse al de combustión.
Y es esa una ecuación que ya tienen aprendida en China: al menos dos modelos, que de momento se comercializan solo en el país asiático, son capaces de recorrer 1.000 kilómetros sin recargar. Es cuestión de tiempo que esa tecnología aterrice en Europa, 'invadida' ya por las marcas chinas y que necesita ese revulsivo tecnológico que le permita pelear la batalla comercial en mejor posición. Porque tras la decisión de Bruselas de recargar las ventas con aranceles es seguro que habrá respuesta por parte del gobierno de Pekín.
Relanzar la industria europea
Los fabricantes de componentes deben acompasar su estrategia también a esa realidad. Aunque más despacio de lo que se esperaba, el vehículo eléctrico se abre paso y gana peso en los concesionarios con cada vez más nombres chinos compitiendo de tú a tú con Tesla. La apuesta de CIE Automotive por Basquevolt, que cuenta entre sus accionistas también con Iberdrola y el Gobierno vasco, se enmarca en ese intento de la industria de reposicionar a Europa como actor relevante en esa guerra comercial.
La compañía que preside Antón Pradera tiene un negocio cada vez más asentado, al margen de Europa y Norteamérica, que siguen respondiendo bien, en los tres grandes mercados emergentes como son China, India y Brasil. Al borde de los 4.000 millones de euros de facturación anual, estos tres gigantes suman, pese a todo, solo una tercera parte de todo el negocio de CIE.
Pero es evidente a estas alturas que los tres son países en los que una compañía de este tamaño debe estar sí o sí. Por un lado India es la gran esperanza del sector por la proyección y el tamaño de su parque móvil mientras que Brasil cuenta con una industria ya consolidada que atrae grandes inversiones. A comienzos del año pasado CIE daba otro paso en el país latinoamericano con la compra de Iber-Oleff, lo que disparó sus ventas muy por encima de la media del mercado.
El frenazo en China
La evolución de los números en China, en cambio, es algo distinta. Los márgenes de beneficios son buenos (el ebit avanza a doble dígito en las cinco grandes áreas geográficas) pero la tendencia de las ventas es descendente desde hace un tiempo en un marco de fuerte guerra de precios con el resto de proveedores. El último dato del primer trimestre da continuidad a la evolución negativa de las ventas en China en 2023 con una caída del 6,5% en los tres primeros meses del año, más suave eso sí que en el mismo tramo del pasado ejercicio.
El revés se compensa con fuertes incrementos en India, el 13,7%, y Brasil, más del 10% (Europa y Norteamérica presentan repuntes más cortos) de forma que la facturación de la multinacional con sede en Bilbao mejora en su conjunto un 3,6% en el trimestre. CIE mantiene así la senda alcista del negocio en un contexto de repliegue del sector, que baja ventas en su conjunto un 0,8%.
Con más de 100 plantas productivas y 26.000 trabajadores en el mundo, la firma de Pradera y Jesús María Herrera se ha convertido en un gigante de tal tamaño que cualquier traspiés puede hacer frenar en seco el crecimiento de sus principales números. De momento el beneficio sigue mejorando y los 93 millones hasta marzo apuntan a batir el récord histórico de 320 millones en todo 2023, mientras la facturación repuntó un 3% y da el primer paso para rebasar la barrera de los 4.000 millones a cierre del año.