Se podría decir que es una buena noticia que Euskadi modere su dependencia de la economía estadounidense justo a las puertas de un posible segundo mandato de Donald Trump, de quien se esperaría una política con acento proteccionista y menos alegre para las inversiones en renovables. Sin embargo la reducción de ventas de las empresas vascas a EEUU presenta matices negativos como el fuerte bajón de Tubos Reunidos, difícil de compensar con otros mercados.
De los 280 millones menos que vende Euskadi a Estados Unidos hasta mayo en comparación con los cinco primeros meses de 2023, casi 100 se escapan por los tubos de acero sin soldadura, según datos de Eustat. De los dos grandes fabricantes vascos de tubos es Tubos Reunidos el que más depende del oil&gas norteamericano, mientras que Tubacex cuenta con menor porcentaje de la facturación volcada en ese país y además orientada a otros sectores como aeronáutica y aeroespacial.
El parón por la acumulación de stocks de los principales clientes ha llevado a Tubos Reunidos a bajar dos marchas su ritmo de trabajo en los últimos meses y a recurrir al ERTE en sus plantas de Amurrio y Trapagaran, con una cartera de pedidos aun por debajo de sus necesidades, señalaban su presidente Josu Calvo y el CEO Carlos López de las Heras a finales de mayo. La previsión, eso sí, es que tras el verano pueda reactivarse el mercado global de tubos sin soldadura y esto pueda permitir salvar los números del año a la compañía alavesa.
Y en ese horizonte aparecen las próximas elecciones a la Casa Blanca de noviembre, de las que pueda surgir un segundo ciclo con Donald Trump al frente de unos de los gobiernos más poderosos del mundo. Las consecuencias que podría tener el acceso de Trump al poder son en todo caso difíciles de vaticinar: preocupa sobre todo el regreso a la política arancelaria, lo que en su primer mandato ya impactó en el acero y en concreto en las cuentas de Tubos Reunidos, así como un frenazo a las inversiones en renovables, si bien sobre este punto Iberdrola ha querido despejar dudas y el propio Ignacio Sánchez Galán ha mostrado tranquilidad en torno a los principales proyectos de la eléctrica en el país.
La energía es clave
Y es que la energía es el punto de conexión de casi todos los intereses económicos de las empresas vascas en EEUU. Otra de las grandes compañías que pierden fuerza en 2024 en el país norteamericano es Petronor, que en este caso sí consigue compensar la bajada con otros mercados, en especial Reino Unido. La refinería vizcaína pasa a facturar en Estados Unidos 70 millones menos en estos cinco primeros meses del año mientras suben con fuerza tanto Reino Unido como Francia.
En cuanto a la dependencia energética, la refinería de Repsol redujo sensiblemente también la adquisición de crudo al bloque EEUU/Canadá el pasado año (en el que desaparecieron completamente las compras a Rusia). Euskadi también compró algo menos de gas, cuyo preció se desplomó.
Mercedes se desinfla
Y el tercer factor que explica la caída de ventas es Mercedes Vitoria. En los cinco primeros meses de 2023 la gran factoría vasca facturó 130 millones en el país que casi desaparecen por completo en el arranque de 2024. El fabricante alemán apostó fuerte por este mercado el año pasado, cuando Estados Unidos llegó a convertirse en el segundo socio internacional tras Alemania, pero el 'feeling' se esfuma de momento.
La pérdida de relaciones comerciales tiene mucho que ver lógicamente con ese momento de transición que vive la factoría de Vitoria, plagado de parones y con la prioridad de articular correctamente los cambios hacia la nueva furgoneta eléctrica más que en aspirar a un nuevo récord de producción.
Otros sectores que siguen de cerca el discurrir de una campaña electoral en Estados Unidos plagada de sobresaltos son la máquina herramienta, la fabricación de equipos eléctricos o la aeronáutica. En el primer caso no ha variado el nivel de ventas en lo que va de año mientras que los fabricantes vascos de transformadores o cuadros eléctricos sí han visto mejorar levemente su facturación en el país al calor del impulso de un nuevo modelo energético por parte del gobierno de Joe Biden.
El crecimiento de ITP
En cuanto a los aviones destaca el peso que tiene Estados Unidos en la lista de clientes de ITP Aero, una compañía al alza que está aumentando también sus ventas en ese país a través de Pratt&Whitney y donde acaba de adquirir BP Aero (su propio socio mayoritario, Bain Capital, tiene allí sus raíces aunque opera en todo el mundo). Con todo, no hay motivo para el alarmismo. Pese a que la aeronáutica, en concreto Airbus, fue la chispa que prendió la oleada de aranceles por parte de Trump a Europa en su anterior mandato, finalmente las principales firmas vascas del sector capearon bien la tormenta.
Es cierto que puede haber otras afecciones indirectas en sectores con cierto nexo con el país, caso de la alimentación o los componentes de automoción, pero en líneas generales desde los estamentos empresariales e institucionales se viene enviando un mensaje de tranquilidad en torno a una posible nueva victoria de Trump en noviembre.
La realidad es que Estados Unidos venía acaparando un protagonismo creciente sobre todo desde la pandemia como socio comercial de Euskadi, llegando a colocarse como tercer país con más capacidad para absorber productos de empresas vascas tras Alemania y Francia, líderes indiscutibles. Esa bajada del 25% hasta mayo (de 1.145 millones de euros a 865 millones) unido al empuje de Reino Unido (que también vivió su 'crisis' comercial particular por el Brexit) relegan al gigante norteamericano a la cuarta posición.