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El foro BBK Trends que organiza la fundación bancaria vizcaína ha reunido varias mesas redondas para abordar las tendencias actuales en el mundo económico y social, una de ellas la transición energética.

La descarbonización hace tiempo que preocupa a las empresas vascas, algunas de las cuales han estado representadas en el foro de corte empresarial de este BBK Trends.

Sara Jainaga, de Sidenor, José Galíndez, fundador de Solarpack y hasta hace poco presidente del Círculo de Empresarios Vascos, o Iván Martén, consejero de Tubacex y presidente de Orkestra, han debatido junto al economista Guillermo Dorronsoro sobre las puertas que abre la descarbonización pero también los peligros que genera una transición acelerada.

Como ya hiciera hace un par de semanas Antón Pradera, de CIE Automotive, el tono general de los empresarios ha sido crítico con la gestión a nivel medioambiental y energético de Bruselas, que impone restricciones competitivas a las empresas en relación a competidores de otras regiones del mundo.

Tecnologías inmaduras

"Europa está saliendo perdedora, las empresas necesitan más tiempo", ha dicho Martén en relación a algunas de las vías de descarbonización que se vienen barajando como alternativas a los combustibles fósiles y que no terminan de arrancar, como el hidrógeno verde.

Jainaga, responsable de descarbonización de Sidenor, ha puesto como ejemplo las elevadísimas cantidades de hidrógeno verde que serían necesarias para sustituir a todo el gas natural que utiliza una siderúrgica de ese tamaño, con las correspondientes inversiones millonarias en electrolizadores y su consumo eléctrico asociado.

Asimismo, Jainaga se ha mostrado muy crítica con la política europea sobre el coche eléctrico (el principal mercado de Sidenor es la automoción) y ha recordado que la industria de automoción vasca sigue muy vinculada al motor de combustión, para el que aun no hay alternativas.

Además, la ventaja de costes de China permiten a estos fabricantes entrar con vehículos eléctricos en Europa a precios más bajos sin que la industria en torno a este tipo de movilidad esté aun preparada.

Por ello las empresas insisten en reclamar una flexibilización de objetivos para acometer una transición energética "sin coste social o con el menor coste social posible".